lunes, 13 de abril de 2015

El agua: Una lucha de frontera



El agua es ese elemento básico del que todos hablamos, de él dependemos y muy poco lo cuidamos y defendemos. Lo vemos en todas partes, aunque el espíritu mercantilista ha ido reduciendo el agua de los ríos y aumentando su presencia envasada en plásticos.

La gratuidad del agua que cae sobre la tierra y corre por los ríos está herida de muerte. Las amenazas vienen de diferentes frentes. El agua se pone en peligro cuando los cerros se van quedando sin árboles, cuando el gobierno y los empresarios centran la economía del país en la minera, hidroeléctricas, agrocultivos y venta del bosque. También la amenaza la indiferencia y la idea errónea de que el agua es inagotable.

El futuro del planeta depende de cuánto se cuide el agua y todos los recursos naturales. A pesar de esa certeza, el agua se mueve en dos dinámicas paralelas, por un lado avanza de manera irracional su demanda para la industria, el comercio y como producto de exportación; y en paralelo hay una disminución brutal del caudal de agua de los ríos por la reducción masiva del bosque. Esta dinámica de aumento de la demanda del agua y reducción de la producción de la misma convierte el agua en una de las mercancías más codiciadas y con mayor capacidad de mover capital y conflictos en el mundo.

Honduras no se queda atrás en esa guerra por el agua. En los últimos 10 años dos grupos empresariales de la capital industrial mantienen una lucha a muerte por el control del acuífero de Sunseri, ubicado en San Pedro Sula. Este conflicto solo es el origen de lo que nos espera en la lucha de alta intensidad entre empresarios por controlar las mayores reservas de agua a nivel nacional. La empresa privada se está preparando para tener el control del servicio de agua. Puerto Cortés, San Pedro Sula y Choluteca ya privatizaron el servicio, teniendo como resultado el aumento de la tarifa pero no de la calidad del mismo. Tegucigalpa le sigue, un millón de personas esperan por el sustituto del Sanaa.

Así como en unos municipios han entregado su agua a manos privadas, otros se han comprometido con la defensa de dicho bien público. Los pobladores y pobladoras de los municipios de El Progreso, El Negrito y Tela hace más de 6 años lucharon para que las corporaciones municipales se comprometieran por escrito a no privatizar el servicio del agua. Es apenas un primer paso, pero ese es el camino para las comunidades. En la coyuntura actual donde hay tantas agendas y tantos distractores en movimiento, centrar la energía y la lucha en temas estratégicos como la defensa del agua y los bienes naturales es la mejor manera de irnos construyendo como pueblo.

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