sábado, 3 de enero de 2015
El retorno del pasado
Los militares fueron liberados por los políticos en 2009 y seis años después no quisieron volver a sus jaulas.
Hoy están en funciones en todos lados, inclusive pronto van a definir la justicia por orden del Presidente. Como en los viejos tiempos.
Julián Pacheco tiene la misión de ir a la Corte Suprema de Justicia a revisar los expedientes de políticos liberales y nacionalistas opuestos a la reelección.
Con dos argumentos simples el nuevo grupo económico de Hernández salta la ley y traza la ruta a los militares.
Es libertad de expresión, aseguran, opinar, debatir y proponer la reelección presidencial, sin cometer delito de traición a la patria. Ya la Corte admitió anoche la iniciativa de los propios interesados, y no pasa nada.
Es una preocupación legítima del Procurador General, dice el Presidente, que hay juicios en riesgo de resolverse por fuera de la justicia. Y manda a los uniformados con sus armas a parar el asunto.
En realidad Hernández lo que está haciendo es enviándole mensajes al grupo político de Ricardo Álvarez ¡cuidado meten las manos por sus socios del Seguro Social!, porque si lo hacen los hundo. Y así controla la resistencia interna a su decisión de continuismo.
Y con Julián Pacheco también le envía telegrama a Carlos Flores Facussé, que tiene causas penales pendientes a través de Tomasito, el ex fiscal Rubí y otros liberales, ¡cuidado se mete Carlitos!, porque ya no me importa nuestro pacto de gobernabilidad, si usted se opone a mi continuidad.
Y los militares ahí van, obedientes, no deliberantes, leales a su jefe. Como salvadores de la democracia, como en los viejos tiempos.
Esto es muy peligroso para el futuro inmediato de Honduras, porque refleja la existencia de un ejército mandadero de un proyecto continuista que les empodera a ellos, principalmente, porque les da nuevos privilegios en contra de la mayoría de la población.
Anoche en medio de la teletón, los magistrados del interesado resolvieron admitir la petición de reelección, y ahora se espera la Navidad o el Año Nuevo, para abolir la vieja constitución.Mientras,hasta losmilitares piden un lempirita para la obra de amor...
Nosotras como organización de víctimas ya sabemos lo que viene, hace menos de 25 años las cachuchas eran el poder real y decidían todo, incluso la libertad y la vida de las personas. Un total de 189 desapariciones forzadas y más de 200 asesinatos políticos es el saldo.
El COFADEH está de acuerdo con la reconstrucción de un nuevo contrato social a través de una asamblea nacional constituyente, que no la constituyente a la que vamos, controlada por los grupos transnacionales y los batallones militares.
No apoyaremos una constituyente como la de 1981 que dejó a los uniformados como guardianes de la Constitución y el mercado como un dios.
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