sábado, 17 de enero de 2015

Editorial y Portada El Libertador impreso / Enero 2015: “Año determinante”



“Los gobiernos derrochadores de nuevo han comprometido el dinero de la nación hondureña, ya la deuda pública total ronda los 210 mil millones de lempiras sumando los saldos interno y externo. Con administraciones de estirpe saqueadora es imposible que una raza aspire a vivir mejor”.

“Vivimos en alerta y desesperanza colectiva porque no se ve cerca o en armonía la reconciliación entre el sistema político y las expectativas de la sociedad; esos son rasgos de la profunda crisis que el país y su pueblo están atravesando”.

Editorial

Año determinante

Dale Carnegie no hubiera logrado mucho en Honduras con sus técnicas estandarizadas de autoayuda para disfrutar felicidad, amigos y riqueza.- De entrada no hubiera contado con un sistema de oportunidades y de enlaces sociales de los Estados Unidos de su tiempo en plena sed imperial.

En el hipotético caso de haber nacido aquí, cuando tenía 25 años, en 1913, en vez de graduarse de la universidad sufriría un ambiente sanguinario de guerras civiles y, la fase de una economía local cuasi-primitiva, le negaría la profesión de “ventas por correspondencia”, entonces tenía la opción de pasar la vida en una cantina y, si sus padres no eran hacendados, lo común en caso de huir de las balas, sería formar una numerosa familia campesina, iletrada y miserable, viviendo en regiones donde la gente murió sin saber que existía la luz eléctrica.

Desde que Carnegie vino al mundo en 1888 hasta 2015, Honduras ha contado con más de treinta presidentes, en total, desde 1824, ha sido gobernada por 61 mandatarios electos, siete gobiernos provisionales o consejos de ministros y una Junta Militar. Y hace apenas cinco años hubo otro de los tantos golpes de Estado militar que, como signo de inestabilidad política, justifica en 2015 el plan de reelección presidencial que en si mismo dibuja un país en construcción y confuso por el control de Estados Unidos.

Vivimos en alerta y desesperanza colectiva porque no se ve cerca o en armonía la reconciliación entre el sistema político y las expectativas de la sociedad; esos son rasgos de la profunda crisis que el país y su pueblo están atravesando. Crisis fundamentalmente de confianza en una clase política equivocada, bien pagada para que sirva, pero se cree patrona. 
Este año es radical que el gobierno renegocie el alarmante saldo de la deuda interna que ya supera los 80 mil millones de lempiras, si no lo hace, difícilmente dispondrá de fondos para siquiera paliar la necesidad de una población que en el inimaginable universo de la humillación una mujer da gracias porque el inframundo de porquería la coronó “reina de la basura”.

Los gobiernos derrochadores de nuevo han comprometido el dinero de la nación hondureña, ya la deuda pública total ronda los 210 mil millones de lempiras sumando los saldos interno y externo. Con administraciones de estirpe saqueadora es imposible que una raza aspire a vivir mejor, sólo le queda sublevarse o aguantar el facilismo de mayores impuestos y, lo peor, sobre el sector donde no se ha concentrado la riqueza nacional.

Un gobierno que razone con sabiduría el gasto con una situación financiera como la de Honduras difícilmente financiaría ejército, porque son muy caros, y absorben el poco dinero que puede usarse para proyectos de desarrollo social y económico.

Los exitosos instructores de la franquicia del Curso Dale Carnegie tienen en común con los religiosos la cura para todos los males, tan mágica que sana toda duda, salva toda alma y no acepta argumentos contrarios. Como aquí hemos tratado un panorama crítico para 2015, quizá los malos discípulos de de Dale dirían que fue fácil decirlo, sin imaginar que su maestro condenó la perezosa indiferencia: "La persona que no se interesa por sus semejantes es la que tiene mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas en los demás. De esos individuos surgen todos los fracasos humanos".

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