sábado, 24 de enero de 2015
“Vamos a andar”
Así dice y se llama una canción del célebre caribeño Silvio Rodríguez. ”Con todas las banderas, trenzadas de manera que no haya soledad”, sigue diciendo la hermosa canción que la venimos arrastrando desde el siglo pasado.
El martes 13 de enero varios centenares de ciudadanos y ciudadanas recorrieron unos 18 kilómetros desde El Progreso, Yoro hasta el punto del peaje de ingreso a la ciudad de San Pedro Sula con una sola consigna: “Vamos a andar pueblo, no al pillaje en el peaje”.
Marcela salió del puente La Democracia, que divide Cortés de Yoro. Salió puntual, a las seis y media de la mañana, como estaba programado. Ella salió de la mano de su madre, una activista feminista y docente de la Universidad Nacional. Todas las personas vimos a Marcela salir junto con todo el grupo. Tres horas después, cuando el sol ya quemaba, Marcela seguía su camino.
Marcela tiene seis años, y varias personas le decían, mire niña súbase a un vehículo y ella, con su sonrisa tímida y maliciosa, respondía como sin ver a nadie: “voy bien, quiero caminar”. ¿Y por qué vas caminando?, le preguntó un medio de comunicación. Sin titubear lo dijo, como siempre sin ver a ninguna parte: “Porque estoy en contra del aumento al peaje”.
La caminata llegó al mediodía, y la creatividad de los caminantes llevó a que de manera espontánea se tomaran el cruce del peaje para abrir el paso para que todos los vehículos circularan sin pagar nada. La respuesta de los motoristas no se hizo esperar. Todo mundo hacía sonar sus bocinas como expresión de simpatía por la decisión tomada por los caminantes y su repudio al alza descomunal por parte de las autoridades municipales.
Fue una media hora de euforia. La gente vivió por un corto tiempo su derecho a ejercer la soberanía sobre los bienes comunes y de gobernar sobre el espacio de lo público. Un tiempo muy cortito, pero suficiente como para que la gente se convenza que las decisiones de las autoridades no pueden hacerse a espaldas del pueblo, y que el pueblo al final de cuentas es el auténtico soberano.
La policía militar del orden público junto con la policía común, se apertrecharon para la represión. Pero la madurez de los manifestantes les ahumó el ayote a los represores. Suspendieron la actividad con la seguridad de que con la misma daba comienzo el año de lucha que ha de conducir a recomponer los hilos rotos de un movimiento social y popular resquebrajado. Un buen comienzo de año, desde abajo, “con todas las banderas”, y con la mística de decir que en lugar de la apatía y desmovilización en este año “vamos a andar”.
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