lunes, 25 de marzo de 2013

Un general golpista y un capitán torturador quieren más poder




Después del retorno del horror al país los familiares de las víctimas hemos decidido no socializar con los victimarios, por diversas razones.

Es mejor no intercambiar con tipos que gozan de protección mediática, impunidad jurídica, blindaje armado y poder político.

Ellos son escritores, pueden derramar la tinta que quieran; son analistas expertos en temas de seguridad y ciencia ficción, pues que hablen en la radio y la tele, todo el tiempo que quieran, y son cristianos. Pues que oren a su dios de los ejércitos.

Pero los criminales se pasaron de la raya, quieren ser presidentes y diputados para disparar desde el Estado.

Un general que encabezó la violencia del golpe contra el pueblo hondureño en 2009 propone desde su alianza patriótica volver al servicio militar, para llenar de jóvenes los batallones. Así quiere ser Presidente.

Un capitán torturador de jóvenes que asesora a los golpistas propone desde una diputación independiente salvar vidas a fuerza de comandos elite salta tapias.
No podemos dejar pasar semejantes embustes de estos caballeros.

En realidad, con la técnica que usó Peña Nieto en México pueden lograr en las urnas lo que quieren. Comprar con bonos de consumo y billete efectivo la voluntad de un pueblo hambriento, indigente, envilecido.

Pero nuestro deber es decirle a estos tipos que son traidores a la patria, delincuentes y que nos los queremos, aunque se vistan de monas.

Como en una pasarela de popularidad quieren convertir la campaña electoral de 2013, exhibiendo sus canas y la estupidez de sus planteamientos represivos.

Ambos, el general y el capitán, son polvo de aquellos lodos. Y los vamos a señalar desde sus propios cementerios clandestinos y casas de seguridad. Su futuro es el pasado. Y no pueden huir a ningún sitio libres del mote de golpistas y torturadores.

Si se meten al Congreso los vamos a echar de ahí, o los vamos a juzgar por sus delitos de lesa humanidad para que acompañen a Ríos Mont en su laberinto.

Que así sea.

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