miércoles, 13 de marzo de 2013

Paso a paso, grito a grito, digno reclamo de justicia y soberanía




Por Leónidas Ávila Chávez

El gobierno de Callejas, protegiendo  los intereses terratenientes, formalizó el cierre del proceso de Reforma Agraria con la llamada  Ley Norton. Olvidó que el Estado es de todos/as y como tal deberá comportarse “para asegurar a sus habitantes el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social”, según lo ordena el artículo 1 constitucional.

Seguro que no olvidó que la pobreza rural está asociada a la carencia de tierras y que mientras tengamos unas 300 mil familias sin acceso a este recurso, no podrá haber justicia, ni paz, ni reconciliación;  ni bienestar en el campo ni tranquilidad en  el país. Callejas, como otros ex gobernantes obedientes a los poderes oligárquicos, prefirió atender las indicaciones del Consenso de Washington, es decir, la receta de políticas neoliberales que implantó, con el cuento de hacer un ajuste estructural a la economía,  adecuar la administración del Estado y combatir la pobreza.

Si algún ajuste se hizo en ese régimen fue para privatizar las empresas del Estado, aumentar la pobreza en la población, engrosar la bolsa de los  grupos de poder y empobrecer las finanzas del mismo Estado. El pueblo hondureño se ha empobrecido más.

Si analizamos el gobierno Hernández-Lobo cada día nos demuestra con singular transparencia que el humanismo cristiano y la reconciliación nacional no superaron la esfera del discurso. Así lo demuestran las constantes agresiones a movimientos sociales como el magisterial,  el de los campesinos del Aguán y otros. Igual lo demuestra el Congreso Nacional emitiendo leyes sin consultar al  pueblo que es el soberano. Tal es el caso de la Ley del Juicio Político, de las ciudades modelo y la Ley de Minería. Igual ha ocurrido con leyes vinculadas al ramo de la educación. La democracia de un país no se construye en el aire. Tiene raíces en el ejercicio pleno del derecho de participación,  de organización y toma de decisiones.  Ningún Estado puede alcanzar altos niveles de estabilidad política si se  destruye la organización popular, cimiento de la democracia.

La Caminata por la Dignidad y la Soberanía, Paso a Paso, que en este momento avanza por la carretera central, es un justo reclamo al régimen Hernández-Lobo demandando la aprobación de la Ley de Transformación Agraria Integral, la liberación del campesino Isabel Morales preso desde el 17 de octubre del 2008 y sentenciado en un juicio oral y público manipulado; la derogación de la Ley de Minería y la Ley de las Regiones Especiales de Desarrollo o ciudades modelo.

Esta Caminata es impulsada por un  movimiento amplio de organizaciones defensoras de los  recursos naturales y la soberanía nacional, entre los que cuentan movimientos campesinos, indígenas, garífunas, de la diversidad sexual, empresas de economía social, la combativa Radio Progreso,  profesionales honestos del derecho y la  comunicación, y luchadores/as de probado compromiso con los excluidos, explotados y empobrecidos del país. El punto de encuentro fue La Barca, de donde partió el 25 de febrero, para estar arribando en los primeros días de la presente semana  a la ciudad Capital.

Si bien la Caminata tiene objetivos precisos, representa la voluntad de todos los hondureños/as que anhelamos un cambio estructural de Honduras. Ya no podemos seguir  tolerando tanta exclusión, impunidad e inequidad. Las élites se han repartido los recursos del Estado, y en el afán de aumentar sus riquezas legislan aprovechando su influencia directa en el poder político.  El Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2011, del PNUD, afirma que “los beneficios que obtienen las élites económicas a través de su relación con las élites políticas son cuantiosos. Entre ellos pueden mencionarse la emisión y reforma de leyes en su beneficio, la venta de productos y servicios al Estado, condonación y exoneración de impuestos, deudas, etc...”.

La Caminata es pacífica  aunque el descontento popular escala niveles de indignación por tanta destrucción que los grupos de poder han causado al país. No es para menos ver un Estado al borde del colapso total,  y luego, tener que soportar los discursos demagógicos y ofensivos de los políticos del bipartidismo, en un contexto en que la gravedad de Honduras necesita de propuestas serias, de consensos y salidas inteligentes.

La Caminata por la Dignidad y la Soberanía, Paso a Paso, es un llamado a todo el pueblo hondureño para integrarse y demostrar con su paso firme y solidario que compartimos los objetivos de esta patriótica movilización, que rechazamos la política de destrucción de las organizaciones y movimientos sociales, y que jamás aceptaremos la estrategia oligárquica de poner en venta nuestra soberanía territorial. Esta Caminata también es un rechazo a la violencia, a la corrupción y la impunidad;  es un grito al mundo para ratificar que la gente honesta de Honduras, sigue de pie, en lucha por tomar la dirección del Estado y emprender un proceso transformador  de realizaciones y beneficios para todos/as.

¡Apoyemos la gran Caminata por la Dignidad y la Soberanía Nacional!

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