miércoles, 6 de julio de 2011

Del Frente Nacional al Frente Amplio

Radio Progreso

No cabe ninguna duda que uno de los temas relevantes a nivel político en esta última semana lo ha constituido la Asamblea del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). Y esto no deja de ser positivo puesto que aparece una sexta fuerza política en el país que intenta dar, por una parte, esperanza a las mayorías del país; en segundo lugar, derrotar al bipartidismo y, por último, llevar adelante el proyecto de una Asamblea Nacional Constituyente.

Ha sido la confirmación del proyecto político anunciado por Mel Zelaya desde el primer momento en que regresó al país. Lo primero que se hizo fue revocar la decisión anterior del FNRP de no constituirse en fuerza política. Por eso el Frente Amplio de Resistencia Popular (FARP) no exige abandonar sus partidos políticos a los miembros del frente: habrá diversidad política, participación para todos sin perder la propia identidad.

Si Mel Zelaya persigue un Frente Amplio, no sucede lo mismo con el partido liberal que cierra filas y termina expulsando a su antiguo líder. Carolina Echeverría lo expresa muy gráficamente pues dice que “no podemos ser católicos y evangélicos a la vez”. Desde el momento que funda el FARP abandona el barco liberal: los estatutos del partido liberal dicen que son actos de deslealtad promover las candidaturas fuera del partido. El FARP está compuesto por reconocidos miembros de la izquierda radical hondureña y “el socialismo es incompatible con el liberalismo social que profesamos”.

Pero más que centrarnos en la “guerra verbal” entre las dos agrupaciones políticas es mejor hacerlo sobre las consecuencias que pueden derivarse de todo ello. Pareciera que quien sale más debilitado es el partido liberal. Y, en segundo lugar, que la salida del Frente por parte del COPINH puede ser un indicio de una fragmentación posible en el futuro cuando debido a que un frente tan amplio no deje contento a todos, pierda fuerza ideológica y de conducción política y termine conformándose con objetivos que no responden a las necesidades de la mayoría.

Y lo que es más importante: la “lucha política” hace perder de vista que lo fundamental en el país en estos momentos es la “lucha económica” debido a la gran ofensiva de los empresarios y trasnacionales contra el gobierno debido a los nuevos impuestos con que quiere gravarlos. Quieren dar marcha atrás mediante una campaña de desprestigio utilizando los sondeos y encuestas de opinión pública contra Pepe Lobo. Al mismo tiempo que repiten que eso no fomenta la inversión ni disminuye la pobreza.

La argumentación empresarial no hace más que encubrir una bien calculada estrategia: el dominio y la imposición de la economía sobre la vida política y toda la sociedad. Por eso la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) ponía el dedo en la llaga al afirmar sin rodeos que América latina recauda poco y mal. La estructura tributaria es muy regresiva y basada en impuestos indirectos. Tiene que ir transformándose en impuestos directos gravando el patrimonio y la renta. Y, sobre todo, ver la manera de atacar la “evasión fiscal”. O, en otras palabras, tiene que haber control económico y redistribución de la riqueza.

Por lo tanto, la “nueva fuerza política” tiene ante sí dos grandes retos: la consolidación interna de su proyecto político y la “lucha económica” para revertir una pobreza que es la causa de la mayor violencia en el país.

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