lunes, 25 de julio de 2011
El "Dilema" de la Jerarquía Católica Catracha
Movimiento de Diversidad en Resistencia
Por José Palacios,
Movimiento Diversidad en Resistencia
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos”. (Mt:7:15-17)
La semana pasada, en el Programa “Así se Informa” de Canal 36, el periodista Esdras Amado López, hizo varias revelaciones “extraoficiales” que ponen, nuevamente, en tela de juicio la altura ética y moral de algunos altos jerarcas de la iglesia católica.
No pienso hacer referencia directa al Libro del Padre Alberto Cutié o a la carta que el Padre Mora envío al Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ya que los hechos son por todas y todos conocidos, prefiero centrarme en las reacciones posteriores a las revelaciones del comunicador.
Es altamente preocupante que el exabrupto de la mayoría de las personas (incluyendo a periodistas), se hayan centrado en la relación que el Obispo Juan José Pineda mantiene con otro hombre. Limitar el cuestionamiento y repudio a las acciones del Obispo Pineda simplemente por su orientación sexual es, además de incorrecto, discriminatorio.
Los Principios de Yogyakarta (2006), tratan sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad sexual. El Principio 6 establece: “Todas las personas, con independencia de su orientación sexual o identidad de género, tienen derecho a gozar de su privacidad, sin injerencias arbitrarias o ilegales… así como derecho a la protección contra ataques ilegales a su honra o a su reputación. El derecho a la privacidad normalmente incluye la opción en cuanto a revelar o no información relacionada con la propia orientación sexual o identidad de género… y a las relaciones sexuales o de otra índole consensuadas con otras personas”
Ahora bien, ambos son dignos merecedores de todo el repudio y cuestionamiento de la población -católica o no- pero por otras razones realmente substanciales:
Por su doble moral: ya que detrás de un púlpito, donde se adjudican arbitrariamente el título de “guardianes de los valores éticos y morales”; se dedican constantemente a emitir juicios y señalamientos condenatorios al pecado. Pero una vez terminado su discurso fascista, disfrazado de homilía, olvidan lo que predican y hacen exactamente lo que ellos mismos etiquetan como “pecado contra natura.”
Por su hipocresía y fariseísmo: ya que se indignan ficticiamente y denuncian a los cuatro vientos actos de corrupción pero no tienen escrúpulos para abusar de los privilegios de una exoneración de impuestos y comprar un vehículo de lujo con la excusa de necesitarlo para “fines evangelistas de la iglesia.” Ambos son falsos profetas, ya que uno comete la falta y el otro se convierte en cómplice.
Por su vasallaje al poder económico: Por unas cuantas monedas de oro -o de cobre-, son capaces de cambiar su rol de pastores de la iglesia por el de mercaderes del templo. Abogan por la erradicación de la pobreza, por la solidaridad con las y los pobres, pero son incapaces de renunciar a sus mansiones lujosas, a sus viajes en primera clase, a sus vehículos de lujo o a sus joyas.
Al igual que la oligarquía burguesa, ellos son un Poder Fáctico, ya que utilizaron sus influencias para que los medios de comunicación golpistas escondieran la verdad (ignorando el escándalo o mutilando entrevistas), lograron el silencio cómplice del Nuncio Apostólico (Embajador del Vaticano y por ende representante del Papa), probablemente hasta influyeron para que la venta de un simple libro fuera vetado.
Por consentir la usurpación del poder: El golpe de estado, desenmascaró a muchos malos hondureños y hondureñas, Rodríguez y Pineda no son la excepción. Entre otras cosas, justificaron un golpe de estado, incitaron al odio, condenaron las protestas populares, desestimaron las muertes, hicieron declaraciones en base a chismes o rumores, mintieron constantemente, bendijeron infatigablemente todas las acciones emprendidas por el gobierno de facto, etc., etc.
Debemos aprender a identificar claramente contra qué luchamos, a ser congruentes con nuestro propio discurso; hablamos de la imperiosa necesidad de un estado laico pero continuamos siendo influenciados e influenciadas por absurdos preceptos religiosos inquisidores y retrógradas. Mientras no entendamos y aceptemos que la orientación sexual y la identidad de género de una persona no es un delito, aberración o pecado, sino un derecho humano fundamental, no podremos avanzar en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y pluralista.
Por José Palacios,
Movimiento Diversidad en Resistencia
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos”. (Mt:7:15-17)
La semana pasada, en el Programa “Así se Informa” de Canal 36, el periodista Esdras Amado López, hizo varias revelaciones “extraoficiales” que ponen, nuevamente, en tela de juicio la altura ética y moral de algunos altos jerarcas de la iglesia católica.
No pienso hacer referencia directa al Libro del Padre Alberto Cutié o a la carta que el Padre Mora envío al Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ya que los hechos son por todas y todos conocidos, prefiero centrarme en las reacciones posteriores a las revelaciones del comunicador.
Es altamente preocupante que el exabrupto de la mayoría de las personas (incluyendo a periodistas), se hayan centrado en la relación que el Obispo Juan José Pineda mantiene con otro hombre. Limitar el cuestionamiento y repudio a las acciones del Obispo Pineda simplemente por su orientación sexual es, además de incorrecto, discriminatorio.
Los Principios de Yogyakarta (2006), tratan sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad sexual. El Principio 6 establece: “Todas las personas, con independencia de su orientación sexual o identidad de género, tienen derecho a gozar de su privacidad, sin injerencias arbitrarias o ilegales… así como derecho a la protección contra ataques ilegales a su honra o a su reputación. El derecho a la privacidad normalmente incluye la opción en cuanto a revelar o no información relacionada con la propia orientación sexual o identidad de género… y a las relaciones sexuales o de otra índole consensuadas con otras personas”
Ahora bien, ambos son dignos merecedores de todo el repudio y cuestionamiento de la población -católica o no- pero por otras razones realmente substanciales:
Por su doble moral: ya que detrás de un púlpito, donde se adjudican arbitrariamente el título de “guardianes de los valores éticos y morales”; se dedican constantemente a emitir juicios y señalamientos condenatorios al pecado. Pero una vez terminado su discurso fascista, disfrazado de homilía, olvidan lo que predican y hacen exactamente lo que ellos mismos etiquetan como “pecado contra natura.”
Por su hipocresía y fariseísmo: ya que se indignan ficticiamente y denuncian a los cuatro vientos actos de corrupción pero no tienen escrúpulos para abusar de los privilegios de una exoneración de impuestos y comprar un vehículo de lujo con la excusa de necesitarlo para “fines evangelistas de la iglesia.” Ambos son falsos profetas, ya que uno comete la falta y el otro se convierte en cómplice.
Por su vasallaje al poder económico: Por unas cuantas monedas de oro -o de cobre-, son capaces de cambiar su rol de pastores de la iglesia por el de mercaderes del templo. Abogan por la erradicación de la pobreza, por la solidaridad con las y los pobres, pero son incapaces de renunciar a sus mansiones lujosas, a sus viajes en primera clase, a sus vehículos de lujo o a sus joyas.
Al igual que la oligarquía burguesa, ellos son un Poder Fáctico, ya que utilizaron sus influencias para que los medios de comunicación golpistas escondieran la verdad (ignorando el escándalo o mutilando entrevistas), lograron el silencio cómplice del Nuncio Apostólico (Embajador del Vaticano y por ende representante del Papa), probablemente hasta influyeron para que la venta de un simple libro fuera vetado.
Por consentir la usurpación del poder: El golpe de estado, desenmascaró a muchos malos hondureños y hondureñas, Rodríguez y Pineda no son la excepción. Entre otras cosas, justificaron un golpe de estado, incitaron al odio, condenaron las protestas populares, desestimaron las muertes, hicieron declaraciones en base a chismes o rumores, mintieron constantemente, bendijeron infatigablemente todas las acciones emprendidas por el gobierno de facto, etc., etc.
Debemos aprender a identificar claramente contra qué luchamos, a ser congruentes con nuestro propio discurso; hablamos de la imperiosa necesidad de un estado laico pero continuamos siendo influenciados e influenciadas por absurdos preceptos religiosos inquisidores y retrógradas. Mientras no entendamos y aceptemos que la orientación sexual y la identidad de género de una persona no es un delito, aberración o pecado, sino un derecho humano fundamental, no podremos avanzar en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y pluralista.
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