jueves, 28 de julio de 2011

Uriel Gudiel Rodríguez: Un joven, un sueño, una convicción


C-Libre/Conexihon

Por Héctor Longino Becerra

En Honduras, ante la ausencia de un Estado gestor de la justicia social, la “nobleza” posee en abundancia los recursos económicos suficientes para sobrevivir hasta por muchas generaciones, mientras que, millares de niños/as y sus familias realizan colosales esfuerzos para salir de la pobreza.
Una de estas familias, es la de Uriel Gudiel Rodríguez; integrada por seis miembros y de extracción social baja, pero con muchas ilusiones. Esperanzas que les permite sobrevivir, sorteando los múltiples obstáculos que el sistema de injusticias y de explotación de nuestro país y su entorno, les impone como condición para alcanzar sus ideales.
Uriel Rodríguez

Santos Gudiel, el padre, un hombre de contextura recia y con tez tostada por el sol, trabaja por la noche como vigilante en la Escuela “José Antonio Domínguez” de la aldea de Jutiapa en el municipio de Danlí, departamento de El Paraíso y por el día se dedica a la comercialización de verduras.
El señor Judiel, descrito por el profesor César Armando Ayestas, como una persona con un alto espíritu de servicio a la comunidad, afirma que la lucha por darle una vida dignificante a sus hijos, en Honduras, cuesta mucho, pero que no piensa descansar hasta “verlos convertidos en profesionales y al servicio de los interés del pueblo”.

Respecto de Uriel nos cuenta que durante los días feriados en la escuela se levantaba temprano. “Después de desayunar nos preparábamos para ir al huerto a cortar frijoles y maíz, era un niño inquieto y con deseos de superación”, recuerda muy alegre.

Por su parte, Irene Rodríguez Mendoza, la Madre de Uriel, se consagra a realizar las perdurables labores del hogar y a apoyar las actividades del resto de la familia.

¿Pero quién es Uriel Gudiel Rodríguez? y ¿Por qué escribir un fragmento sobre su vida?

Generalmente estamos acostumbrados a leer y escribir biografías, reseñas históricas, reportajes o crónicas maquilladas de solapados militares, funcionarios públicos opolíticos, no así, de personas que no desempeñan estas “altas distinciones” pero que, tienen un alto valor dentro de sus comunidades y junto a ellas, luchan arduamente para alcanzar una vida de bienestar. Y en el caso que nos ocupa, la historia de uno de los jóvenes queexpuso su vida por dar a conocer, mediante imágenes, las crudas realidades de la brutal represión que la Policía Nacional y el Ejército de Honduras ejecutaron contra un pueblo que se levantó en resistencia.

Uriel Gudiel Rodríguez es un personaje de la vida real: la del sudor y de la hambreada, no es un producto de la ficción, del marketing o de los embustes periodísticos. Es un chico hondureño en resistencia, en busca de una oportunidad, rebelde y aventurero, quizás como muchos de nosotros lo fuimos o lo somos; eso sí, listo, trabajador y con altos principios morales y espirituales inspirados por sus padres. Él mismo se describe como un joven muy franco que detesta la mentira y prefiere la verdad a costa de cualquier riesgo.

Uno de mis sueños, dice Uriel, es llegar a ser periodista, “por eso me he matriculado en la Universidad Nacional, es uno de mis sueños, porque deseo servir a mi pueblo”, afirma con gran certeza.

Uriel quién nació en la aldea de Jutiapa, un 22 de Junio de 1989, es militante del Frente Amplio de Resistencia Popular (FARP), fuerza sociopolítica surgida después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009. El cree que los hondureños nos merecemos una mejor vida, un mejor país, “por eso me gusta el FARP,” expresa el muchacho, muy optimista y convencido.

Estudió la educación primaria en la Escuela “José Antonio Domínguez” y el Ciclo Común de Cultura General (hoy Ciclo Básico) en el Instituto Polivalente “Unión de Oriente”, de la aldea de Jutiapa, posteriormente cursó su Bachillerato Técnico en Computación en el Instituto “Teodoro Rodas Valle” de la Ciudad de Danlí, en el mismo departamento.

Reportero infantil
En ese andar por lograr una vida mejor, el padre de Uriel optó por dedicar parte de su tiempo a informar sobre los acontecimientos de su comunidad, convirtiéndose en un comunicador social perseverante, a tal grado que junto a un amigo, instaló un sistema de cable en Jutiapa y creó un espacio comunicativo de denuncia, con tan mala suerte, que un rayo impactó sobre los aparatos electrónicos y los achicharró. Sin embargo Don Judiel continúo adelante, no se detuvo; hoy parte del día de trabajo lo ocupa para reportear, los sucesos de su terruño, para el Canal 25 de la ciudad de Danli. Responsabilidad que antes hacía para el canal 9 de la misma ciudad.

En este ambiente de verduras, desvelo, pero también de aparatos electrónicos, información, denuncia, sonidos, micrófonos y cámaras de video, creció Uriel, que a temprana edad realizó, empíricamente y asesorado por su padre, las actividades de reportero, camarógrafo y productor, aportando un significativo soporte técnico a la labor periodística de Don Judiel. Dando así sus primeros pasos como reportero y camarógrafo infantil.
Estas artes las mejoró en la Red de Comunicadores Infantiles de la ciudad de Danlí, a la que ingresó a la edad de 14 años. La Red es un colectivo de niños/as y jóvenes comunicadores que se organizó en el año 2000 con el patrocinio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El colectivo de comunicadores infantiles es coordino por el Licenciado en Educación Básica, César Armando Ayestas, también dedicado a la labor del periodismo desde hace muchos años y miembro de la Asociación de Prensa Hondureña (APH). En la actualidad, la Red tiene 180 miembros/as activos/as, pero desde su constitución ha instruido en el área de la comunicación a seis mil niños/as y jóvenes del departamento de El Paraíso.
Uriel permaneció en la agrupación de comunicadores infantiles hasta los 17 años de edad y durante su estadía, por este grupo social, aprendió las técnicas y las teorías básicas sobre la profesión del periodismo, impartidas por Ayestas y por especialistas de la comunicación, en talleres y seminarios auspiciados por la UNICEF y otras organizaciones afines

“Para nosotros el sigue siendo un periodista infantil, es más, muy pronto la labor de Uriel será reconocida, en un acto televisivo, por parte de los niños de Danli, en el Programa por los Niños” comenta orgulloso el profesor Ayestas.

"Uriel siempre soñó con su propio estudio de televisión, el editaba con cámaras, ¡pero de de las antiguas!”, exclama emocionado el mentor. “Nos quedábamos asustados como las operaba, pues eran cámaras grandes”.

“En su trabajo como reportero y camarógrafo siempre portó su chaleco de periodista infantil, luego dejó de usarlo porque creció tan rápido que le quedaba como cuturina, pero siempre se sintió orgulloso de pertenecer a la Red de Comunicadores Infantiles. Concluyó Ayestas.

Su incursión en los medios de comunicación
Trascurría el año 2005, Uriel Rodríguez con 19 años de edad se traslada a la ciudad de Tegucigalpa apoyado por su padre y con la esperanza de coronar sus aspiraciones. Logró obtener su primera plaza como camarógrafo en el noticiero Hable como Habla propiedad del periodista Eduardo Maldonado, allí conoció otros modelos de cámaras y perfeccionó en el uso de las mismas. Luego en el año 2006, pasó a formar parte del equipo periodístico del noticiario “Contacto Directo” de la periodista Suyapa Núñez (hoy directora del Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia IHNFA).

Fue contratado como camarógrafo de Globo TV, hermana de Radio Globo, el 18 de diciembre de 2009, 5 meses después del golpe de Estado, puesto de trabajo para el cual concurso junto a varios aspirantes.

Después de dejar su hoja de vida en el canal y de la entrevista de rigor, personal de Globo TV le comunicó que había sido seleccionado para el puesto. “Me puse muy alegre, sentí que mis esfuerzos y los de mis padres, valían la pena, además era la radio de la resistencia”, afirma con convicción el muchacho. De esta manera Uriel Rodríguez llega a ser el primer camarógrafo contratado por la televisora.

Balas, bombas lacrimógenas, toletazos y amenazas
“En el momento en que la policía llegó con la tanqueta y empezó a reprimir a los manifestantes con agua y bombas lacrimógenas yo inicié a grabar las imágenes, no me podía mover de allí, estaba haciendo mi trabajo, los policías me gritaron que no grabara, cuando están cerca, cinco o siete se me abalanzaron y me golpearon, salvajemente, en todo el cuerpo y quebraron parte de la cámara, en eso perdíla conciencia por un instante”, Relató Uriel.

“Mientras me golpeaban la cabeza, el torax y las piernas con toletes y patadas, los policías me insultaban y maldecían, creí que me matarían”, narra indignado Uriel, al tiempo que se soba con su mano derecha la parte del cráneo a donde sufrió una herida de 5 centímetros de largo por 2 de profundidad, según el reporte de los médicos del hospital Mario Catarino Rivas de la ciudad de San Pedro Sula, a donde fue atendido ese fatídico día.

Esta brutal golpiza ejecutada con saña, contra el joven reportero y propinada por las fuerzas represivas del Estado hondureño, sucedió el 6 de mayo de 2011, durante el desalojo de una manifestación pacífica de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH –VS, en la ciudad de San Pedro Sula, Departamento de Cortés.

Pero no fue la primera ni la última agresión física o verbal que sufrió Uriel en el cumplimiento de su labor informativa, otra de ellas ocurrió el 22 de marzo, cuando fue lastimado en sus piernas por el impacto de las balas de corcho disparadas por la policía, mientras filmaba el desalojo de los maestros a inmediaciones del Colegio de Profesionales de Educación Media de Honduras (COPEMH).

El sistema de injusticias quiere imponerse
Por la golpiza que recibió Uriel el 6 de mayo, los médicos le recomendaron 15 días de reposo para que se recuperara de las lesiones. Cuenta el Joven que al reincorporarse a su empleo, el propietario de la televisora, Alejandro Villatoro, le expresó que esos 15 días de incapacidad le serian deducidos de su salario. Y así fue, expresa, pues tengo en mi poder el comprobante del pago emitido ese mes.

Lo insólito del caso, es que después de que Radio Globo y Globo TV, exaltaron y denunciaron laagresión contra Uriel, contribuyendo esta denuncia a su posicionamiento local e internacional, ahora intentan despedirlo, incluso han ironizado lo sucedido; expresándole que la policía es la que tiene que pagarle los gastos médicos y para rematar, quieren que el reportero infantil de Jutiapa, les pague los aparatos electrónicos dañados por la fuerza policial.

Por otra parte, Uriel denunció que en la empresa televisora, la situación laboral de los empleados es desfavorable: periodistas, camarógrafos y técnicos, no gozan de los derechos que la Constitución de la República y las leyes laborales de Honduras les garantiza.

Ante tal situación, Uriel nos enuncia con convicción, que está dispuesto a correr los riesgos que conllevan su lucha por el reconocimiento de sus derechos.

Un llamado a la conciencia
Alejandro Villatoro debe entrar en razón y tomar conciencia de que Uriel Rodríguez, Lenis Fajardo y los demás colaboradores necesitan una oportunidad para salir adelante, un espacio como lo tuvo él en su juventud.

Mejorar la situación laboral de los comunicadores, más que demostrar debilidad empresarial, es un acto de deber legal, pero además, sabiendo que los muchachos y muchachashan enaltecido el canal de televisión y la radio: con sus reportajes, crónicas, notas e imágenes y demostrado lealtad y eficiencia en el desempeño de sus labores periodísticas, incluso arriesgando sus vidas en situaciones de alto riesgo, también es un deber moral.

El último deber señor Villatoro no es obligatorio pero si necesario; debe entenderlo como un llamado a su conciencia, como un estar bien consigo mismo, implica reconocer que los objetivos y la labor realizada por los trabajadores de la comunicación, es complementaria a los objetivos de sus empresas. Cumplir con ese deber, es estimularlos/as y crear un clima laboral favorable.

El primer deber, es un acto de cumplimiento obligatorio que de no realizarse puede dar pie a sanciones legales de orden administrativo, pero lo penoso para sus empresas, es que la competencia se aproveche de la situación o lo que es peor, que la mayoría del pueblo hondureño pierda la confianza en ustedes depositada, como “medio de comunicación al servicio de la verdad”. Como bien lo afirmó el filósofo alemán, Friedrich Nietzsche: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”.

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