miércoles, 17 de febrero de 2010

LA CLASE POBRE QUE SE CONVIRTIO EN MEDIA

Vos el Soberano

Por Jari Dixon Herrera


Julio Fúnes durante una manifestación del Frente Nacional de Resistencia Popular

Juan era un niño que había nacido en una de esas tantas aldeas de nuestra querida y sufrida Honduras, su familia era de bajos recursos económicos en donde su padre, por lo general, siempre llevaba a cuestas la manutención del hogar a través de los duros trabajos del campo; y la madre, como era costumbre, el cuidado y alimentación de sus hijos e hijas que eran muy numerosos. Juan por ser uno de de los mayores tenia que acompañar a su padre en los trabajos del campo.

Durante muchas de esas tardes bellas que se dan en nuestra tierra, Juan se sentaba en una colina y soñaba que algún día saldría de ese lugar y se convertiría en un personaje importante del país, como esos que oía mencionar en el destartalado radio de su padre; sí, ese era su sueño.

Era un sueño que lo acompañaría por muchos años, sin importarle por ningún motivo los comentarios duros de sus padres y otros familiares: Que si ellos estaban ahí era única y exclusivamente para cultivar la tierra y seguir el destino que, según ellos, Dios les había trazado, y ese era ser pobres por el resto de sus vidas.

Pero Juan no estaba dispuesto a aceptarlo y cuando tuvo edad suficiente emprendió aquel viaje duro y lleno de esperanzas hacia la ciudad mas importante del país, la capital de la República ; y sin un cinco en la bolsa y con el estomago vacío empezó a trabajar de lo que fuera: repartidor de periódicos, barrendero de calles, tapador de baches, conserje, y en fin cualquier actividad que le agenciara algún efectivo para poder comer y asistir por primera vez a una escuela.

Se matriculó en una escuela nocturna de una colonia marginal, un lugar que le enseñaría a enfrentarse con la dura realidad y salir avante cada día de su existencia. Así fueron pasando los años y Juan avanzaba ante los ojos incrédulos de aquellos que piensan en la imposibilidad de cambiar el destino.

Y por fin llegó el día mas esperado, entraría a LA UNIVERSIDAD del ingenio emprendedor y el buen gusto del padre trino, donde según había oído hablar, se forman los verdaderos hombres, los instrumentos de cambio en favor de la sociedad y mas aun, en beneficio de las clases mas desposeídas; ¡lo había logrado!...., comenzaba una nueva etapa en su vida y al igual que todas las anteriores no la iba a desaprovechar; y ahí estaba trabajando y estudiando lo mas duro que podía, tomando con dificultad el ultimo bus de la noche y en innumerables ocasiones prácticamente conformándose con ir guindado de una de sus puertas.

Era tan dura su vida que en algunos momentos dudaba en continuar y las palabras de su padre repicaban aun más fuerte en su mente cuando le decía: “El destino ya esta trazado y el nuestro es ser pobre y debes aceptarlo”. De igual forma se preguntaba el porqué para algunos era tan fácil, y miraba como sus compañeros de clase llegaban en carros de lujo y con los bolsillos llenos de dinero; una posición que les daba una marcada ventaja en comparación con su sacrificio, y se repetía porqué él tenia que sufrir todo eso.

En algunas de esas noches sombrías juraba ante Dios que cuando se graduara y encontrara trabajo el sí sería un verdadero hombre de cambio que buscaría, por todos los medios, la forma de ayudar a sus semejantes; él no repetiría la misma historia de otros que con el pasar del tiempo se habían olvidado de su prójimo.

Nuevamente pasaron los años y por fin JUAN SE GRADUO. En el momento de su graduación no asistió ningún familiar, eran tan pobres que ese era un lujo que no podían dárselo; Juan había triunfado una vez mas, y se lanzaba a una nueva etapa, el de conseguir un trabajo digno que le permitiera de una vez por todas alcanzar sus metas.

Pero el camino se volvió otra vez difícil, no tenía contactos, no estaba inscrito en ningún partido político, no era de una clase social alta, era un verdadero advenedizo; pero al igual que en otras ocasiones supo sortear los obstáculos y el progreso toco las puertas de su vida, se caso, tuvo hijos, fue ascendiendo en su trabajo y ahora era don Juan, el profesional, el inteligente, el audaz, el Fiscal, el juez, el Ministro, el diputado, y cualquier otra cualquier otra profesión u ocupación que ustedes puedan imaginar.

Bueno, ahora comenzare a contarles la parte triste de la historia. Juan ya no era el mismo, ahora se le había olvidado de sus orígenes, ya no mencionaba siquiera de donde era, se comportaba como si su cuna hubiera sido dentro de una familia de clase alta, se comportaba de forma prepotente, depreciaba a los pobres y mas grave aun utilizaba su posición social y económica para ser instrumento de opresión contra su misma clase social, sus ideales de hombre de cambio habían desaparecido, sus promesas de ayudar a los desposeídos ya no estaba, era evidente su confabulación con personas que siempre han explotado al pueblo, sus años de sufrimiento por la pobreza ya no se atribuía a una clase social explotadora y corrupta, su excusa era: “si yo pude porque otros no”. Ahora él era parte o instrumento de ella, y así la amnesia se fue agudizando hasta que perdió su propia identidad.

Esta no es una historia de cuentos y leyendas de Honduras de nuestro ilustre don JORGE MONTENEGRO, es la realidad que viven miles de hondureños que con mucho esfuerzo, han sabido vencer obstáculos, pero que una ves que llegan a culminar con su objetivo se olvidan de donde vienen; se convierten en seres sin conciencia, en instrumentos de los poderosos para seguir afligiendo a su pueblo, pareciera ser que ese material que se llama dinero les roba su libertad, su sensibilidad, su nobleza, la solidaridad, en fin todo aquello que los acompañó durante sus momentos de angustia .

Pero me pregunto; ¿serán felices haciendo todo aquello que les afligía cuando se sentían desamparados? no quedara acaso, en el fondo de su corazón, sentimientos oprimidos de nobleza? o por el contrario se habrán convertido definitivamente en esos mismos monstruos que hoy gobiernan a nuestro país. Si, esa clase de personas que con la finalidad de lograr sus metas personales son capaces de mantener a la gran mayoría de nuestro pueblo en un vía crucis permanente.

Sinceramente siento la necesidad de tener esperanza, de pensar que no todo esta perdido y que aquellos hombres y mujeres que una vez sintieron en carne propia el sufrimiento de nuestro pueblo regresen de ese estado amnésico y de coma profundo y se conviertan en esos redentores que hemos estado esperando.

Siempre he pensado que el inicio del cambio en nuestro país pasa por las manos de todos aquellos ciudadano que con mucho esfuerzo han vencido la pobreza; pero para que este acontecimiento se materialice es necesario que comprendamos la importancia que reviste nuestra conducta o comportamiento frente a los problemas nacionales.

Es de suma necesidad que abandonemos esa aptitud ultra conservadora y de servilismo ante los grupos de poder que no han gobernado y que solo nos utilizan para el objetivo que pretenden alcanzar, un objetivo que por lo general lleva implícito el sacrificio de la mayoría de hondureños que viven en este territorio.

En nuestro país no es desconocido que la clase media vive solamente de apariencias, se jactan de que reciben un salario decoroso en comparación con la otra clase laboral; que de ves en cuando le dan la mano a uno de clase alta, y posiblemente con la compra de un paquete turístico se den un viaje al exterior. Si, una vida de apariencia porque en mayoría de ocasiones tiene que hacer uso de una de sus tantas tarjetas de crédito y cuando esta situación se vuelve insostenible acuden desgraciadamente al mismo problema que nos ha vendo oprimiendo: LA CORRUPCIÓN.

Si regresáramos de ese coma profundo, nos enteraríamos que pertenecemos a una clase social privilegiada, en donde personas con un alto nivel intelectual y trabajadores capaces con su esfuerzo han hecho más ricos a los poderosos.

Nos daríamos cuenta que con el esfuerzo radical que hemos realizado mereceríamos estar en una mejor posición y de servicio a nuestro pueblo, no podemos seguir con esa sumision indigna ante los poderosos y menos que callemos la verdad ante el temor de perder un puesto de trabajo; dicha aptitud sólo esta generando más corrupción y por ende el agravamiento de nuestros problemas sociales, situación que cada día nos retorna mas a donde comenzamos y convierte a los mas pobres en miserables.

No quiero terminar este artículo sin antes retar a esta clase media ha comenzar ese camino al cambio, a la solidaridad con nuestro pueblo, al rescate de nuestra dignidad y al combate valiente y decidido contra toda clase de corrupción.

A HONDURAS NO SERA LIBRE, MIENTRA NUESTRA CONCIENCIA SIGA ESCLAVIZADA

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