domingo, 14 de febrero de 2010

La ética en clérigos y periodistas


Israel Serrano

La ética desde tiempos antiguos se ha considerado el eje para ejercer toda profesión y buscar el bien a través de la virtud en el ser humano y así alcanzar otros estadios que perpetúan la dicha y la felicidad. Naturalmente que hay muchas tendencias en la ética, pero hay un principio que considerar y es la justicia que rige, coordina todo acto, pensamiento y toda virtud dianoética en el ejercicio de una profesión.

En el origen, la ética aparece subordinada a la política (ética individual y ética social). En la clásica Grecia , la moral forma parte de la ciencia de la política porque la vida individual sólo puede cumplirse dentro de la polis y determinada por ella; incluso eleva la polis a la calidad de divino. La felicidad es la suprema justificación de la vida del hombre. La virtud (areté) tiene dos vías: la dianoética y la ética, la primera, se desarrolla en la enseñanza, por eso requiere experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procede de la costumbre.

Normalmente la ética “Ethos” gr. Equivale a la costumbre, al hábito, se emplea respecto a aproximaciones de tipo filosóficas y de tipo racional como tal. El término moral “Mos” lat. Moral, se utiliza más en consideraciones de tipo religioso. Frente a la justificación de las normas de comportamiento utilizamos ética como concepto y reflexión. Moral en cambio, es referido a códigos concretos, a una serie de acciones que inevitablemente vienen de la costumbre, pero nunca están separadas.

Los clérigos llevan una asignatura: ética pastoral y los periodistas la ética de la comunicación. ¿Tendrán conciencia en el púlpito los pastores cuando sus feligresías carecen de sustento y sus sermones están ausentes del evangelio de la gracia o de la buena noticia? El problema es que cada vez que hablan asesinan la palabra “dianoética” y Jesús huye porque otra vez lo quieren crucificar. El fundamentalismo y las citas de la Biblia sin contexto hacen de estos hermanos predicadores de falacias y adoradores de lo numismático subestimando lo espiritual.

Los periodistas por su parte, la “doxa” opinión entre sus brazos ocultando la verdad, utilizan las verdades a medias, o no dan la noticia, cuando hay una población que casi en su totalidad les cree a estos profesionistas y máxime cuando son los analistas “fulanos” de tal o cuál medio de comunicación.

La responsabilidad de preparar un sermón, una homilía o una noticia y no jugar con la inocencia de la gente, amedrentar al oyente con falsas alarmas y beneficiando a unos y dañando a otros, es repudiable desde la perspectiva ética…Eso es exactamente lo que está pasando en estos días con los pastores, analistas y periodistas de Honduras, quieren bautizar al público con el engaño, con oraciones farisaicas y coreando la paz con melodías burdas y descaradas.

El cardenal es un pastor y por lo tanto un líder de la Iglesia católica, a una gran mayoría de hondureños nos ha dejado un sabor extraño; porque la ética tiene un componente de justicia que da un fiel o equilibrio en todas sus manifestaciones y esta virtud no se vislumbra en ninguno de sus “valientes comentarios”. No hay razón para justificar la violencia o para santificar la injusticia; de la forma que sea “…en la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Un pastor, un periodista y hombre que anda conforme a los frutos del Espíritu Santo, no puede faltarle a la mansedumbre, a la paciencia, a la templanza y sobre todo al amor.

Hay otro fruto… la paz y sus derivaciones “shalom”, pero no la “pax romana”. (Esa pax romana que vemos en las calles de Tegucigalpa). Los prójimos antes mencionados, han incitado a la violencia con sus declaraciones y sus actos, cada uno desde el lugar que le corresponde. Se les olvida que el ser humano a través de su vida va realizando actos, la repetición de esos actos, genera actos y hábitos y determinan además las “actitudes”. ¿Será que la mayoría de los pastores y periodistas de Honduras consideran la ética cómo algo etéreo, sin voluntad y sin necesidad para formar el carácter y la personalidad como tarea moral? y la moral para toda su vida y la vida de sus descendientes. Ese carácter que posee amistad, igualdad, fraternidad, placer y consigo la felicidad.

Para Aristóteles, la amistad crea el vínculo social, y la más auténtica es la que se funda en la igualdad. Se considera al amigo como otro uno-mismo y es porque nos amamos a nosotros mismos por lo que podemos hacer el bien a nuestro alrededor identificándonos con el prójimo. Si la virtud lleva a la acción, el placer la consuma: Aristóteles consigue así conciliar en la acción las virtudes y el placer. Sin embargo, la felicidad de los sabios se halla en otro lugar: en el placer puro que ofrece la contemplación de lo divino y en la búsqueda de la inmortalidad. Los demás se limitarán a la política para vivir bien en la ciudad.

Algunas preguntas para terminar: ¿Estos cristianos tendrán algún vínculo de amistad con la sociedad? ¿Sentirán placer los pastores y los periodistas al engañar a la gente? ¿Hay algún acto de virtud o de ternura cuando se traiciona? ¿Obtendrán la contemplación de lo divino? ¿Habrá alguna gota de amor y de fraternidad en ellos? ¿Alcanzarán la felicidad de los sabios?

* Profesor de filosofía y literatura Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán Profesor de Griego y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Honduras.

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