Radio Progreso
“Presentar una solicitud para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, de seguimiento al crimen de la dirigente Margarita Murillo, se dan en el marco de acabar con la decisión oficial de quienes conducen el Estado de impedir que se den pasos para la justicia, especialmente con esta lideresa que luchó por la vida, la tierra y las mujeres”.
Así explicó en conferencia de prensa el padre Ismael Moreno, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ERIC-SJ, la razón por la cual se presentó una denuncia ante la CIDH en el caso de Murillo, asesinada un 27 de agosto de 2014, cuando cultivaba la tierra en el municipio de Villanueva, Cortés.
En el marco de los seis años desde que ocurrió el crimen, el Foro de Mujeres por la Vida, el ERIC-SJ y la Clínica de derechos humanos en Acción del Instituto de la Promesa de los derechos humanos en la Facultad de derecho de la Universidad de California, Los Ángeles, UCA, presentaron esta petición de apertura del caso contra el Estado de Honduras, denunciado las violaciones a los derechos humanos de la lideresa campesina y defensora Margarita Murillo, con el objetivo de obtener verdad, justicia y reparación por su asesinato y la impunidad que lo ha rodeado durante este tiempo.
“Es importante recordar la memoria a una persona que vivió para sus ideales: la construcción de una Honduras más democrática, una Honduras donde los bienes fueran compartidos por toda la sociedad”, dijo Moreno.
Su asesinato
El asesinato de Margarita Murillo está inserto en la realidad de violencia cotidiana que las mujeres enfrentan en Honduras. Además, en el abandono del Estado a los hombres y mujeres que luchan por el acceso a la tierra.
Margarita Murillo fue asesinada por la espalda un 27 de agosto del 2014. Al momento del crimen las autoridades policiales encontraron una carta con una invitación a un encuentro de organizaciones campesinas, que también tenía una amenaza para que dejara de luchar por la tierra o tendría un derramamiento de sangre.
Seis años después, sus familiares, amigos, organizaciones cercanas siguen demandando justicia para Murillo, castigo para los responsables y que la verdad salga a la luz y junto a ella la identidad de quienes persiguen y asesinan a los líderes campesinos.
“Han sido seis años devastadores. Desde el 2014 hemos trabajado arduamente para exigir justicia ante la fiscalía. Los primeros 3 años fueron de acciones permanentes pidiendo respuestas, nada pasó, su caso quedó archivado entre la pila de expedientes del Ministerio Público”, dijo Kenia Murillo, hija de Margarita.
Margarita pertenecía a la Empresa Asociativa Campesina “Las Ventanas de la Producción”, en la que desde hace nueve años se organizaron para recuperar terrenos en el departamento de Cortés, y de esa forma ponerlo en manos de los campesinos tanto para cultivarla como habitarla.
Para Joseph Berra de la UCLA el caso del Murillo es emblemático porque el Estado está obligado por mandato a investigar los crímenes que se dan contra todos aquellos defensores y defensoras, quienes desde ante de sus asesinatos había denunciado amenazas. “Desde el inicio el Estado tenía obligación de proteger los derechos de Margarita como defensora de derechos humanos, como mujer y por la lucha en defensa de la tierra. El Estado sabía que estaba amenaza, la misma CIDH lo había advertido, y allí el Estado debió implementar un mecanismo de protección para cuidar su vida. El Estado falló y sigue fallando ahora al mantener el caso en impunidad”.
Para Berra, las autoridades han sido negligentes en la investigación, ya que se perdió información del expediente, además no se recuperó la línea de investigación que tenía la fiscal Marlene Banegas, asesinada de forma sospechosa en el tiempo que llevaba el caso de Margarita. “Hasta ahora no hay orden de captura ni requerimiento fiscal para nadie”, lamentó el catedrático de la UCLA.
El país más peligroso para los defensores
El asesinato de Margarita Murillo representa uno de los tantos casos que demuestra que, en Honduras, como lo señala la CIDH, existe un patrón de violencia sistemática contra las personas defensoras de derechos humanos y que, según Global Witness, la convierte en el país más peligroso del mundo para las personas defensores de la tierra y del medio ambiente.
“Las organizaciones de mujeres y en general las organizaciones populares de este país estamos obligadas a sostener la memoria histórica de todos los procesos de lucha que emprendió y lideró Margarita Murillo, así como los grandes aportes para la defensa de los derechos humanos y la defensa de la tierra”, dice el comunicado entregado a la prensa.
¿Quién era Margarita Murillo?
Margarita nació el 13 de noviembre de 1958, en Chalmeca, Copán, Honduras. Según testimonio recogido por el Foro de Mujeres por la Vida, fue una niña soñadora y convencida de que un mundo más justo y digno era posible, es por ello que, a muy temprana edad se vio involucrada en las luchas campesinas.
Desde 1975, cuando apenas tenía 13 años, realizó su primera participación en la lucha por el acceso a la tierra uniéndose a la “Marcha de la desesperanza y del hambre”, impulsada por la Unión Nacional de Campesinos-UNC-, con el apoyo de la Central General de Trabajadores-CGT-, que terminó con una feroz represión que dejó 12 campesinas y campesinos muertos.
Una década después, en 1985, Margarita se convirtió en una de las fundadoras de la Central Nacional de Trabajadores del Campo-CNTC. La lucha por una verdadera reforma agraria fue el motivo para que los escuadrones de la muerte la secuestraran y torturaran. En ese momento ya era una reconocida líder, ligada al movimiento campesino.
En 1987 Margarita fue desaparecida por el Ejército durante tres semanas; fue torturada física y psicológicamente, causándole severos daños en su columna, estuvo exiliada y, en 1990, regresó a Honduras en la clandestinidad.
A lo largo de su vida luchó sin descanso. Fue parte de la coordinación del Foro Social del Valle de Sula y también una de las fundadoras del Frente Nacional de Resistencia Popular-FNRP-, que surgió para resistir al golpe de Estado del 28 de junio de 2009. En fechas posteriores al golpe Margarita también fue víctima del secuestro y tortura de su hijo, quien luego fue encontrado muy cerca de Ocotepeque con vida, sin rastro de los responsables.
Luego de 6 años el asesinato de Margarita Murillo está en la impunidad. Son muchas las acciones que desde su familia y organizaciones se han realizado en búsqueda de justicia. Se acudió a diversas instituciones responsables de seguir el procedimiento y dar respuesta al caso, y también a organismo como el CONADEH, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la CIDH y otras instancias internacionales con la finalidad de estar vigilantes en el proceso. Ante esa inoperancia ahora te tocan las puertas de la Comisión Interamericana de derechos humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario