viernes, 25 de septiembre de 2020

Vamos a la Milpa: Una apuesta a la esperanza


Representantes de las organizaciones que participan en la campaña Vamos a la Milpa.

Radio Progreso

La pandemia del coronavirus continúa amenazando a la humanidad, y con mayor fuerza a países como Honduras, donde el Gobierno de corte autoritario responde con malversación y desfalco de los fondos destinados a la emergencia, lo que ha provocado el colapso del sistema de salud y la zozobra para gran parte de la población que carente de salud, educación y empleo. 

A esto se suma la siempre voraz intención neoliberal de privatizar los servicios y bienes públicos, con lo cual se agudiza la ya permanente crisis expresada en tres dimensiones:

1) agudización de las desigualdades; 2) deterioro y degradación ambiental y ecológica; y 3) debilidad profunda de la democracia y la institucionalidad del Estado de derecho.

Ante esta dramática realidad, y en memoria del legado del Padre Guadalupe Carney, mártir del campesinado hondureño, hoy cuando recordamos sus 37 años de desaparecimiento forzado, el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ), la Parroquia San Isidro Labrador, la Fundación San Alonso Rodríguez, la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán (COPA), el Comité en Defensa de los Bienes Comunes y Públicos de Tocoa, Colón y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) en Honduras junto a la Fundación Share en Estados Unidos- entre otras que quieran sumarse – nos proponemos unir esfuerzos en la atención y cuidado organizativo, técnico, político y psicosocial alrededor del derecho humano a la alimentación, condición fundamental para la existencia de la sociedad. 

Vamos a la Milpa representa un proyecto de futuro y esperanza, que deberá concretizarse en el mediano y largo plazo, mediante la soberanía alimentaria, cultural y territorial, es decir: agroecología, diversificación de cultivos, recuperación de semillas propias, técnicas nuevas y antiguas para el cultivo y comercialización de nuestros productos, nuevas relaciones de poder y género. Formación popular e inclusiva.  Diálogo y debate sobre el tipo de desarrollo que deseamos, todo en sintonía con la cosmovisión original de nuestros pueblos mesoamericanos.

Las organizaciones que promovemos y acompañamos este proceso soñamos, creemos y apostamos por la comunidad organizada como camino y proceso, no solo como fin.

La milpa es la mediación gratuita entre el trabajo de hombres y mujeres y el maíz, y todos los cultivos de la tierra para garantizar soberanía alimentaria de toda la sociedad.

Volver al maíz es volver a la fuente; a las relaciones armónicas con la Madre Tierra y con la comunidad.  Es volver al fundamento de nuestra historia enriquecida ahora por la técnica y la experiencia, y solidaridad de la comunidad local y global.

Vamos a la milpa es una invitación a desandar los caminos del egoísmo humano e individual, y avanzar hacia el futuro con esperanza.


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