sábado, 6 de enero de 2018

El miedo de los cachurecos



Por Rodolfo Cortés Calderón

Elecciones estilo Honduras 
Según el diccionario de la RAE, cachureco significa torcido, deformado. En Honduras, además, a esta acepción se la relaciona con la trampa, el dolo, la corrupción, el bajo mundo. Los miembros del conservador y derechista Partido Nacional, que históricamente han estado ligados a las dictaduras, son reconocidos como cachurecos.

Históricamente y con sonrojo para la dignidad de la mayoría de los hondureños y hondureñas decentes, a todo proceso electoral en el país se le llama “elecciones estilo Honduras”, por lo asqueroso y sucio que les caracteriza; pero también en Latinoamérica a todo proceso electoral fraudulento y oscuro se llama golpismo hondureñizado.

Pero como los cachurecos “académicos” hondureños son especialistas en corromper a personas de otros partidos, a organizaciones de derechos humanos, militares, magisteriales, profesionales, judiciales, policiales, obreras, religiosas, campesinas y de la “sociedad civil”, a todos estos corrompidos “honorables miembros” también se les llama cachurecos o cachurecas, sin que pertenezcan oficialmente a las listas satánicas tramposas del Partido Nacional.

El pasado 26 de noviembre 2017 el pueblo hondureño fue convocado a elecciones generales para elegir autoridades presidenciales, diputaciones y corporaciones municipales. Todo fue una cachurecada. Fraude descarado, manipulación de actas, trastoque de equipos electrónicos y de resultados. Dos de los más grandes partidos de Honduras, la Alianza Opositora contra la Dictadura y el Partido Liberal se sienten muy afectados por el fraude y lo han denunciado. Además JOH, en estas últimas elecciones de manera fraudulenta, pero avalado y catapultado por el TSE, sólo recibió el 21% de los votos del patrón electoral.

Pero el candidato reeleccionista Juan Orlando Hernández, JOH, del Partido Nacional aun cuando es público el fraude se ha declarado ganador y todas sus comparsas mercenarias mediáticas, empresariales, militares y religiosas lo defienden y sostienen, pero, ¿por qué?  Conozcamos un poco de la sufrida historia política de Honduras.

Origen de las dictaduras 
A mediados del siglo pasado (1949) terminó la dictadura del cachureco nacionalista Tiburcio Carías Andino iniciada en 1933 y que lo mantuvo en el poder por 16 años con su lema y práctica de “entierro, encierro y destierro” contra sus opositores políticos. Después se impuso el ilegítimo gobierno nacionalista de Julio Lozano Díaz  en contra del triunfo del liberal Ramón Villeda Morales que al fin logró asumir el año 1957, pero fue derrocado posteriormente por el general Oswaldo López Arellano, jefe de las FFAA en 1963, impuesto como siempre por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Salvo unos escasos meses, la dictadura militar avalada por el Partido Nacional, pero también por el Liberal, permaneció en el poder hasta 1982, la mayoría de ellos encabezado por López Arellano.

La base de todos estos gobiernos cachurecos desde la década de los años 60s hasta ahora, se caracterizó por favorecer una corrupción descarada y pública. El general López Arellano junto a su ministro Abraham Bennaton Ramos fueron señalados por el gobierno de Estados Unidos de haber recibido 1.25 millones de dólares en soborno de parte de la empresa bananera United Brands. Pero López Arellano, aunque fue derrocado, estableció un régimen de corrupción que persiste hasta hoy, pero aumentado y corregido ya que ni sectores empresariales, religiosos, organizativos, humanistas, profesionales y de sociedad civil se han liberado de esta telaraña de maledicencia. Además López Arellano nunca fue a la cárcel, ni despojado de lo mal habido. Con esto se estableció hasta hoy día una prolongada y perversa escuela de corrupción cachureca, perfeccionada por el cachureco ex presidente nacionalista Rafael Leonardo Callejas (1990-1994).

Consolidación de la corrupción

Muchos empresarios de Honduras como Miguel Facussé y otros se enriquecieron con millones de lempiras robados de la CONADI, CORFINO, de la REFORMA AGRARIA, COHDEFOR, etc., empresas creadas por López Arellano en los años 70s. Dirigentes cachurecos de los Partidos Nacional y Liberal se enriquecieron con estos saqueos. Para esto integraron con representantes de varios sectores políticos, económicos, sociales y militares del país la famosa Asociación para el Progreso de Honduras, APROH, consorcio empresarial cuyos miembros directivos más visibles eran: Gustavo Adolfo Álvarez Martínez (Presidente), Miguel Facussé Barjum (Vicepresidente), Oswaldo Ramos Soto (Secretario), Bernard Cassanova (Tesorero), José Rafael Ferrari (Presidente de Divisiones), Paul Vinelli (Secretario de Finanzas), Rafael Leonardo Callejas (Desarrollo Económico), Osmond Maduro (Asuntos Educativos) y los vocales: Roy Smith, Emin Abufele, Rafael Valle, Francisco Guerrero, Marcial Solís, Andrés Víctor Artiles, Matilde Manueles, Juan Marinakys, Aquiles Izaguirre, Eduardo Aragón, Armando Erazo, Emilio Larach, Armando Fuentes, Ángel Martínez Reyes, Rafael Cruz López, Israel Rodríguez Y Adán Benítez. Estas personas son la base de la corrupción legalizada e institucionalizada en Honduras, del narcotráfico y de la fuga de capitales hondureños a paraísos fiscales.

Falsos nuevos aires democráticos

A partir del año 82 se establece una “nueva era democrática”, caracterizada por la corrupción de los dos partidos centenarios, Nacional y bLiberal, que se alternaban en el poder. A pesar de que desde 1963 empezaron a incursionar nuevos partidos, llamados de maletín o bonsay (porque nunca crecieron) alimentados y sostenidos por el bipartidismo: Democracia Cristiana, DC; Partido Innovación y Unidad-PINU-SD y Unificación Democrática, UD, sólo el bipartidismo conservador se entronó. Pero estos dos partidos tradicionales sentaron las bases de una fina y maquiavélica estructura de corrupción que se vio más perfeccionada a partir de los años 90s con el ascenso del presidente nacionalista Rafael Leonardo Callejas Romero, hoy preso y esperando juicio en Estados Unidos por fraude, estafa y corrupción en el escándalo llamado Fifagate.

La corrupción generada durante y después del gobierno de Callejas Romero fue tan sólida y articulada entre toda la institucionalidad hondureña que los juzgados cómplices entregaron al ex mandatario  hasta 16 cartas de libertad, liberándolo de toda culpa.

Compra de conciencias

A partir del Golpe de Estado de junio 2009 en contra del liberal Manuel Zelaya Rosales, la corrupción y la compra de conciencias se hizo sentir con más fortaleza en todos los campos políticos, económicos, empresariales, militares, religiosos.

Se señala a las grandes corporaciones mediáticas de recibir enormes cantidades de dinero para encubrir a los diferentes gobiernos originados desde el golpe de Estado.

Pero algunos organismos de derechos humanos como el CODEH, CONADEH y otros también fueron penetrados por la corrupción. Tampoco se quedan atrás las dirigencias magisteriales, algunas de ellas responsables de la quiebra de los colegios y del INPREMA. Pero qué decir de la dirigencia de las organizaciones obreras y campesinas. Tanto la CGT, CTH, CUTH, la UNC, ANACH, CNTC y otras fueron permeadas por la corrupción empresarial y gubernamental de los diferentes gobiernos, esto es lo que ha dado al traste con el sindicalismo en Honduras.

Pero el descaro más grande es el del Colegio de Abogados, CAH, cuya junta directiva (2010-2012) está señalada de hurto, fraude, colusión, estafa y compadrazgo político de un millonario robo de 100 millones de lempiras que ha afectado a unos 20,000 afiliados.

Además, el Colegio de Periodistas, CPH, alineados con los gobiernos de Micheletti, Porfirio Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández y las corporaciones mediáticas, todos cachurecos, han hecho turbios negocios con estos gobiernos y la mayoría de los “grandes” reciben jugosas bonificaciones estatales por encubrir y callar la destrucción de la institucionalidad en Honduras y tapar la corrupción a través de contratos leoninos.

Además tanto algunos miembros de las cúpulas de la Iglesia Católica, como de la Confraternidad Evangélica, han sido señalados por varios medios de recibir fondos de todos los gobiernos de turno pre y post golpe sin que el Estado tenga una obligación jurídica con ellas. Pero también uno de los escándalos más grandes sucede con los altos mandos militares y policiales que han sido señalados por diferentes medios. Hasta ahora nadie sabe cómo las FFAA y la Policía Nacional manejan más de 5,000 millones del presupuesto nacional y del tazón y tampoco se sabe de dónde sacan tanto dinero las cúpulas militares y policiales para vivir como verdaderos potentados.

Pero además de estas instituciones y organizaciones, las tres últimas dirigencias políticas de los gobiernos de facto de Micheletti, Lobo Sosa y JOH están señalados por grandes robos y la sustracción de centenares de millones del Banco Central de Honduras, el IHSS, el TRANS y los negocios sucios de las ZEDES y COALIANZA.

A sus mal habidas fortunas han agregado millones de dólares provenientes del narcotráfico (Cachiros Y Valle) que han involucrado directamente al ex presidente Lobo Sosa, amigos y familiares, incluido un hijo preso en Estados Unidos y al presidente Juan Orlando y su hermano, actualmente diputado, Antonio (Tony) Hernández A., así como a varios alcaldes.

El miedo real

Entonces, el miedo es la única razón por la que los cachurecos de todos los colores del arcoíris político han montado un escandaloso fraude y levantado una oprobiosa campaña contra el verdadero presidente electo, Salvador Alejandro César Nasralla Salum, porque sienten amenazados sus intereses y su status, pero sobre todo porque saben que sus niveles de corrupción son tan visibles que les resultaría imposible liberarse del castigo anticorrupción de la diosa Temis que implantaría el nuevo presidente encabezado por la Alianza Opositora contra la Dictadura.

Insistimos, pues, los únicos responsables de esta crisis y de los 27 insurgentes asesinados y 2 policías hasta ahora, son los cachurecos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) y las FFAA; el presidente del Partido Nacional y del Régimen Juan Orlando Hernández, JOH; el presidente del TSE, David Matamoros Batson; los empresarios afiliados al COHEP; las corporaciones del cerco mediático y las cúpulas de las dos grandes iglesias “cristianas” fundamentalistas.

En honor a la verdad, el pueblo hondureño vive la peor encrucijada de su historia de la cual esperamos salir airosos sin más violencia y sin doblegarnos hasta lo ahora logrado: el derecho a la insurrección.

¡No al asesinato de la juventud hondureña! ¡No al falso diálogo propuesto por el Hitler moderno, JOH

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