miércoles, 31 de enero de 2018

Las pensiones y el abandono mayoritario del esquema privado



Por Miguel Ángel Ferrer

Fundada en 1948, la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) es el organismo dependiente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) responsable de promover el desarrollo económico y social de la región. Actualmente y desde 2008, la secretaria ejecutiva de la prestigiada entidad es la bióloga mexicana Alicia Bárcena Ibarra.
Y precisamente en su carácter de cabeza de la Cepal, Bárcena ha dicho y confirmado lo que bien y desde hace mucho tiempo se sabe: que “el sistema de pensiones en México no funciona”. Y agrega que el actual esquema sólo permite un retiro con alrededor del 30 por ciento del último sueldo del trabajador. 
Curiosamente, el certero diagnóstico de la Cepal coincide, en el asunto del monto de las pensiones, con la visión de la mexicana Consar (Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro), la que afirma, en palabras de su mayor responsable, Carlos Ramírez Fuentes, que la pensión de retiro en México sólo alcanza la cifra de 100 dólares estadounidenses por mes. 
Pero en esa obvia coincidencia de criterios se terminan las similitudes entre la Cepal y la Consar y comienzan las divergencias. Mientras el organismo de la ONU propone como solución al problema de la insuficiencia de las pensiones una mayor participación del Estado para garantizar el derecho a una pensión que pueda proveer una vida digna del trabajador, la Consar, terca e interesadamente, postula la continuidad del actual esquema privado, pero con dos diminutas modificaciones. La primera, una pequeñísima e insignificante reducción de las comisiones que se cobran al trabajador por administrar (jinetear sería un mejor vocablo) su cuenta de ahorro para el retiro; y segunda, una aceleración de las posibilidades de las empresas privadas administradoras de esos fondos (Afores) para invertirlos en los mercados financieros internacionales, sobre todo en los asiáticos, los que están dominados por especuladores y en los que, como demuestra la experiencia, siempre es mucho más fácil perder que ganar. 
De modo que mientras la Consar insiste en el esquema privado que ya demostró su inequidad e inoperancia, la Cepal afirma que en América Latina y el Caribe “vamos de regreso” a un sistema de mayor participación estatal y menor participación privada. Finalmente de menores costos y reales beneficios para los trabajadores. 
No cabe, sin embargo, esperar que la Consar atienda a corto plazo las recomendaciones de la Cepal. Para que se dé en México ese viaje de regreso del que habla Alicia Bárcena, habrá que esperar al próximo colapso, en menos de una década, del actual y fracasado sistema privado de pensiones, como ya ha acontecido en Chile, país que fue pionero, durante la dictadura pinochetista, de ese mercantilizado e inhumano sistema de pensiones privadas. 
Y no sólo Chile viene de regreso. Alicia Bárcena explicó que “México, El Salvador y República Dominicana son los únicos países de la región latinoamericana y caribeña donde todavía subsiste un sistema de retiro basado en cuentas individuales”. 
Mientras llega ese momento del colapso del que ya se observan claros indicios, al trabajador en activo sólo le queda el recurso de prepararse desde ahora para una vejez sin pensión, habida cuenta de la cruda realidad en la materia diagnosticada certeramente y muy a su pesar por la propia Consar, y confirmada con lucidez y criterios científicos y empíricos por la Cepal. 

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