Comenzamos el año nuevo con un fenómeno nuevo en la política del país puesto que ninguno de los dos contendientes ganadores del mes de noviembre pasado se considera perdedores. Y el desenlace de lo que vaya a pasar está determinado por la fecha del 27 de enero.
Una de las “tomas” es la de JOH que continua con su carrera hacia la “toma presidencial” a fines de mes. Toda su actividad se reduce a una búsqueda insaciable por legitimar y consolidar lo que para él es una victoria indiscutible concedida tanto por la embajada americana, las agencias internacionales y la OEA. Sus discursos como los de la Secretaria de Estado publicitan los nuevos reconocimientos de países que van llegando con lentitud.
Complementando esta actividad su discurso trata de legitimar la prolongación de su mandato por medio de los logros alcanzados tanto en materia de seguridad como en materia económica. Por eso se nos dice que se dieron un total de 3,991 homicidios en 2017 pero que, aunque elevada, fueron 1,359 menos que en 2016. La versión oficial es que la economía crecerá un 4% para el este año 2018. Sin embargo, los que disiente son los empresarios ya que consideran que los actos de vandalismo y las tomas de carreteras afectarán sí han ralentizado la economía y siguen pidiendo estabilidad en el país que asegure las inversiones y el empleo.
Contrario a esta visión es la opinión de los economistas que nos hablan de los “cisnes negros de la economía para 2018” debido a la tardanza del reconocimiento político de JOH, la baja en las calificaciones internacionales e ingresos, la reducción de la Inversión Extranjera Directa (IED), la menos producción y, por último, la devaluación y la deuda externa.
La falta de confianza en la legitimidad de su triunfo hace que JOH esté pensando en una “toma de posesión presidencial sencilla, austera que conecte a Honduras con sus relaciones internacionales”. Como decía uno de los periódicos nacionales: “la ceremonia sencilla, sin mucha bulla ni aspavientos todos los caminos indican que lo hará en el Nacional de Ingenieros”. Es un signo indicativo del temor a las multitudes y que más que escucharse el himno nacional sería el “Fuera JOH” asumido como lema popular de rechazo al fraude.
La “otra toma” viene de la oposición: no nos viene del mundo de la diplomacia, del reconocimiento mutuo de las alianzas estratégicas que se devuelven favores y agradecimientos para consolidar posiciones políticas o mantener sistemas políticos sin base ciudadana y representativa. Es en las calles, pacífica y que protesta por un cambio político y del sistema político; que no esté cimentado en el fraude, control totalitario de los poderes del estado y una alianza perversa con los poderes mediáticos que se impone reduciendo al mínimo una “comunicación opositora alternativa”.
En razón de ello han convocado para este sábado un retorno a las calles con movilizaciones en San Pedro Sula que será encabeza por Salvador Nasralla, al mismo tiempo que anuncian otro tipo de actividades. La Alianza de Oposición, en palabras de Salvador Nasralla, está más unida que nunca a pesar de que el gobierno de los Estados Unidos reconoció el triunfo de Juan Orlando Hernández. Por su parte Mel Zelaya hace un llamado a “integrarse a las protestas y a la desobediencia civil”, cada quien en la trinchera que pueda desempeñarse mejor. Invitó, asimismo, a los diputados electos “a no participar en la juramentación del presidente fraudulento que se impone por las armas y con la complicidad de los Estados Unidos. Al mismo tiempo hacemos un llamado a otras fuerzas políticas para que se una a esta gesta contra la dictadura”.
Estas “dos tomas” son las que a comienzo de año se hacen presentes en el escenario político nacional. Una respaldada por el voto y la ciudadanía y otra impuesta, pero no legitimada, por los “grupos de poder nacionales e internacionales”.
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