lunes, 10 de abril de 2017

Entre 1994 a 2017 se registran 269 muertes violentas en la comunidad LGTTBI



Por Marvin Palacios

La activista por los derechos humanos de la comunidad de la diversidad sexual, Sherlyn Montoya, desaparecida el 2 de abril de 2017 y vista por última vez en horas de la noche en una estación de gasolina en la colonia El Carrizal salida al norte, fue encontrada muerta el martes 4 de abril, con claras señales de tortura y envuelta en un costal, en un predio de la colonia Smith de Comayagüela.

El asesinato suscitó la condena de las organizaciones defensoras de los derechos humanos nacionales e internacionales.

En un comunicado la Asociación Arco Iris, de la cual formaba parte Montoya, condenó el hecho y denunció que la violencia generada hacia personas  transexuales en el país continúa, frente al desinterés del gobierno de la República y de los órganos de Justicia.
En el comunicado, la asociación señaló que esta práctica fomenta la “impunidad y permisividad” de autoridades estatales y con ello permiten que continúen los crímenes en su contra.
“Este aumento de los hechos, que día a día va en ascenso, demuestran el poco interés del gobierno de la república y el mínimo deseo de resolución por parte del resto de autoridades nacionales”, precisó el comunicado.
El Grupo de Mujeres Transexuales (Muñecas de Arcoíris), Grupo Lésbico Bisexual (LITOS) y el Grupo de Hombres Transexuales (Muñecos de Arcoíris), se pronunciaron para que se investigue a fondo este crimen y se castigue a los responsables.

Un reciente informe  publicado por la Red Lésbica Cattrachas registra que dentro de la población de mujeres transexuales, desde el año 1994 al año 2017 se han registrado 93 muertes violentas.

De las muertes violentas en la población “transexual”, el informe detalla que los cadáveres fueron encontrados 59 en la calle, 5 en montaña/cañera/zacatera, 5 en la carretera, 2 en hotel/motel, 2 en solar baldío, 2 bajo puentes, 6 en domicilio de la víctima, 3 en  lugar de trabajo de la víctima, 1 en quebrada, manteniendo la tendencia histórica que las muertes de las personas transexuales se dan en su mayoría en lugares públicos.

El documento incluye 7 casos cuya forma de muerte se desconoce debido a que en la información suministrada por los medios de comunicación o en el Ministerio Público no se encontraron mayores datos.

De los 93 asesinatos de personas transexuales, 57 se cometieron con armas de fuego, 11 por arma blanca, 8 por objeto romo o contundente. Manteniendo la tendencia histórica que el arma mayormente utilizada en las muertes violentas para la población “trans” es el arma de fuego.

Se desconoce la forma de muerte de 17 casos de personas transexuales.

De 1994 a 2017 se han perpetrado 269 muertes violentas de la población LGTTBI en Honduras.

Por otra parte el informe de  “Cattrachas” detalla que del total de 153 muertes violentas registradas entre 1994 y 2017,  dentro de la comunidad gay, 48  de los cadáveres fueron encontrados en el domicilio de la víctima, 9 en el lugar de trabajo, 7 en hotel/motel, 6 en vehículo propio de la víctima y 35 en la calle, manteniendo la tendencia histórica que las muertes de la población gay se dan en su mayoría en lugares considerados seguros.

26 desconocidas, debido a que en la información suministrada por los medios de comunicación o en el Ministerio Público (MP) no se encontraron datos.

Del total de muertes violentas registradas en la población gay, 42 se perpetraron con armas de fuego, 39 por arma blanca y 26 por objeto romo o contundente.

En otros 48 casos, no se especificaron las formas y condiciones de muerte. “Manteniendo la tendencia histórica que el arma mayormente utilizada en las muertes violentas para la población gay es el arma blanca o/y objeto romo o contundente”, destacó el informe.
Cabe señalar que del total de los asesinatos,  16 eran profesionales, 13 comerciantes, 7 asalariados, 6 propietario de su negocio y 3 estudiantes.

Así como trabajadores sexuales, abogados, estilistas de belleza, meseros, vendedores ambulantes, procuradores de derechos humanos, barbero, gerente de droguería, lavado y planchado, empleado de agencia bancaria, profesor, pastor evangélico, jornalero, albañil, conductor de moto taxis, empleado de maquila y gerentes de empresas.

Debido que a pesar de que este Observatorio viene captando muertes violentas desde el año 1994 no es hasta el 2010 que empieza a registrar las primeras muertes violentas de lesbianas.

En lo que va de 2017 han sucedido 23 muertes violentas de la población lésbica, los cadáveres fueron encontrados 2 en el domicilio de la víctima, 1 montaña/cañera/zacatera, 1 bajo puente, 1 en mercado,  1 en gradas de una colonia, 13 en la calle y  dos en casa de una amiga.

De este total de muertes dentro de la población de lesbianas, 20 fueron asesinadas por arma de fuego, 2 casos por arma blanca y una de la que no se especificó,  manteniéndose la tendencia histórica que el arma mayormente utilizada en las muertes violentas para la población Lésbica es el arma de fuego.

En cuanto a la ocupación desempeñada, el informe reporta que entre las lesbianas asesinadas, hubo fiscales, comerciantes, estudiantes, trabajadoras de casa particular, dueña de taller de motos, educadora, promotora social y supervisora de maquila.

Datos registrados por la Red Lésbica “Cattrachas” dan cuenta que desde  1994 a 2017 se han perpetrado 269 muertes violentas de la población LGTTBI en Honduras.

“Cattrachas” es una organización lésbica feminista, dedicada a la investigación, comunicación, incidencia política y la defensa de los derechos humanos de la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual e intersexual (LGBTTI) en Honduras.

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