lunes, 24 de abril de 2017

Cuando la Educación ya no sea Pública



Por Héctor Flores *

No es casualidad el abandono escolar, la falta de infraestructura educativa,  la represión del Estado para con los estudiantes; no fue casualidad el descontento manifiesto de Soad, ni su muerte, ni que detrás de esa muerte violenta estén los órganos de seguridad del Estado. No es casualidad que los medios ignoren su responsabilidad para con la educación, que enaltezcan la educación privada, que criminalicen las acciones reivindicativas de las y los jóvenes cuando estas van a la defensa de su derecho a la educación pública de calidad y como derecho. No es casualidad por que en la farsa de la democracia histórica que nos han vendido la educacion no ha sido un derecho y algunos de los que se han atrevido a defenderla como tal lo han pagado con su vida. Unas de esas vidas son la de Soad y la del sempiterno compañero Roger González.

Defender la educación pública ahora es más importante que nunca. Es una necesidad impostergable. El Estado le apunta a la privatización por que la educación, en los contextos de violencia y desespero que habitamos, se convierte en una válvula posible de cambiar vidas de las personas y los padres y madres están dispuestos a sacrificar todo excepto la educacion de sus hijos e hijas, por ella hasta pagarían lo que fuera y eso lo saben los avaros del gobierno que también son empresarios de la educación. Y al serlo, por que lo es, se vuelve también un negocio rentable, de interés de la empresa privada, de lucro para los empresarios, empresarios que también son el gobierno.

Por eso en la actualidad cuando regímenes autoritaristas y violentos como el de Juan Orlando atacan a las juventudes en la universidad, en los colegios, en las calles y en la búsqueda de empleo, lo que se evidencia es la avaricia de un sector de la sociedad que quiere la educación como negocio, que se quiere lucrar de ella y que busca hacer menos ciudadanos para este Estado fracasado en función de los derechos humanos de los más pobres. Por eso no es casualidad tanto abandono del Estado a la Educación y tanta culpa sobre el sector magisterial cuando en la realidad la culpa única es del Estado y sus funcionarios coludidos con empresarios que comercian con la educación.

Los y las pobres de Honduras debemos tener claro que el día que la educación no sea nuestro derecho ese día se nos muere nuestra ciudadanía, colapsa la soberanía y el estado de derecho desaparece. Los conatos de dignidad que todavía sobreviven a esta vorágine de consumo y extractivismo están por que aún hay escuelas públicas, por que existen docentes comprometidos y por que la educación pese a su deficiencia sigue posibilitando la condición ciudadana de algunos que se resisten a seguir las corrientes de este rio al que llaman desarrollo.

Tanto Roger como Soad fueron militantes directos de la lucha estudiantil organizada a favor de la educación pública. Se metieron en la cabeza la importancia de vivir una ciudadanía comprometida con su país y con sus generaciones y cuestionaron de frente, pese a los riesgos, a los funcionarios y funcionarias vulneradores de sus derechos. El precio de esa valentía es la muerte. Entre el uno y la otra hay casi treinta años, lo que prueba en la lógica del tiempo que el gobierno  represor, el Estado asesino y la impunidad jurídica no son una novedad, son la constante en este modelo de democracia que se nos ha impuesto. 

Si el gobierno no da la educación para el pueblo, el pueblo desde su escasa educación le dará la revolución Estado.

* Chaco de la Pitoreta

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