viernes, 14 de abril de 2017
Las reflexiones de Semana Santa
Al tener enfrente el tiempo de escapismo más largo del año, son muy pocas las cosas que se pueden decir con posibilidad de ser escuchadas.
En realidad, las iglesias cristianas perdieron la capacidad de orientar la reflexión y la salud colectiva en estos días, porque el dios mercado se apoderó de todo. Adormeció a la gente.
En semana vacacional pueden llevarse tranquilamente a los narco políticos a Florida y no vamos a darnos cuenta, ellos dirán que se entregaron para facilitar las investigaciones. Pueden Rusia y Estados Unidos abrir la guerra de quinta generación, y no vamos a saber.
Inclusive, podrán el Partido Nacional y el Partido Liberal inflar las urnas del PAC para destruir a Nasralla este domingo, y no vamos a reaccionar.
Pero en medio de todo el desparpajo, hubo una organización que no faltó a su ritual insustituible. Plantarse cada primer viernes de mes en la Plaza de los Pañuelos Blancos.
El Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras llegó el viernes al centro de Tegucigalpa con sus demandas históricas: verdad, justicia, reparación y no repetición de los hechos.
En ese plantón, el Comité hizo varias afirmaciones interesantes contenidas en un comunicado público difundido en la plaza, entregado a los medios y masificado a través de las redes sociales.
La primera afirmación que se desprende es que Honduras pasó de la barbarie de la doctrina de seguridad nacional en 1980 al ataque masivo de los ajustes neoliberales en 1990, y luego al modelo narco que está concluyendo con la intervención colonial del Estado y la Sociedad en 2017. Todo bien planificado.
Por segunda vez en una semana, esta organización humanitaria fustigó la manipulación de la representación oficial de Honduras en la OEA para agredir a Estados soberanos de América Latina, como hizo el Pentágono de Estados Unidos en la Guerra Fría en 1980 contra los vecinos de la región centroamericana.
El abogado nacionalista de empresarios liberales, el mandadero de la oligarquía local en Washington, Leonidas Rosa Bautista, suplantó ilegalmente la presidencia del Consejo Permanente de la OEA que correspondía a Bolivia y dio un zarpazo contra Venezuela para hacer feliz al Departamento de Estado.
“Fue, precisamente, esta prostitución de los funcionarios y de las instituciones hondureñas que causó las desapariciones y asesinatos por razones políticas de nuestros seres queridos”, dijo el Cofadeh en su comunicado del viernes.
Y, enseguida, recordó que aquello sucedió justo después de un proceso constituyente organizado por la embajada de EEUU y sus lacayos liberales y nacionalistas que produjeron una Constitución pétrea y violable a la vez.
La otra afirmación interesante que formuló el Cofadeh en su plantón del viernes anterior es que existen pactos secretos entre las bandas estatales del crimen organizado, para trabar el proceso electoral que debería concluir en noviembre de este año.
La advertencia que hizo el Cofadeh ayer es que todo indica la existencia de un plan para abortar las elecciones e imponer un “nuevo” proceso de reorganización del poder en Honduras a través de un mecanismo constituyente controlado por la avenida La Paz y los señores de las cachuchas.
Dice el documento entregado en la Plaza La Merced que los ataques a los partidos de oposición política con capacidad de desequilibrar electoralmente la asociación ilícita de liberales y nacionalistas, es parte de esa estrategia controlada por los principales actores del crimen organizado.
En la lectura crítica del Comité de víctimas de la desaparición forzada, el juego del Comando Sur consiste en impedir que Honduras entre políticamente al territorio de influencias de China, Rusia, Irán y otras potencias comerciales y militares, como ya ocurre en Nicaragua o Venezuela.
El Cofadeh recordó, por ejemplo, cómo han sido expulsados los capitales chinos de Patuca 1, 2 y 3, e inclusive de las iniciativas marítimas que gestionaban en los dos océanos a principios del período de Lobo Sosa.
Para el Comité, la intervención directa de Estados Unidos en Honduras para proteger sus intereses geoestratégicos presagia un nuevo clima de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, que volvería protagonistas otra vez a las Fuerzas Armadas, las iglesias y a los grupos privados obedientes a Washington, desnacionalizados y criminales.
En el plantón de ayer, las madres, hijas y demás parientes de la desaparición forzada se despidieron del plantón ofreciendo – como lo hacen siempre — su vocación por la paz y la justicia como el camino que no debe desandar la Patria de Morazán.
Editorial Voces contra el Olvido 8 de abril de 2017
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