miércoles, 19 de abril de 2017

Libertad de expresión y los zoilos oficiales



Por Félix Cesario*

Es de asombrarse -aunque ya estemos curtido por los escándalos en este nuestro país de los contrastes- el escándalo y las rasgaduras de sus vestiduras de los miembros del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), por el decreto introducido y aprobado en el parlamento hondureño esta semana, señalándonos, al actor del parto, al señor Oscar Álvarez, el Zoilo de oficio del presidente Juan Orlando Hernández; quien en verdad es el redactor de dicha obrada en contra de la libertad de expresión. A decir verdad no es nada nuevo, la censura desde 1980 está vigente, si se lee entre líneas el adefesio jurídico entre los artículos constitucionales numerales 72, 73,74 y el 75 hay abismales contradicciones que cualquier leguleyo de oficio las puede rebatir.

Lo que si no deja de causarnos asombro es que la prensa y el periodismo radial y televisivo corporativo, parecen “gallinas culecas” que les han tocado sus huevos de oro; es decir que les afecte la partida que mensualmente la pasa el Presidente de la República a los miembros del CPH (aunque hayan renunciado oficialmente a ella) como premio a desinformar y ser relacionadores públicos de los gobernantes de turno, y más aún, un sector de este tradicionalismo mediático, están becados en buenos puestos en las diferentes secretarias del Estado.

Por tanto es justificable su escándalo gallinazo que, no pasara del culequeo de gallinas sorprendidas viendo que no han puesto el huevo. A eso se debe el bullicio gremial del vergonzante reclamo en contra el concertado y socializado, entre ellos y los dos poderes estatales (el parlamento, los miembros del CPH y el gobernante Hernández Alvarado). Desmole unos días y cuando haya consensuado nuevamente los asuntos del fondillo gubernamental, todo volverá a la normalidad y segura el maíz al precio de siempre.

En este escándalo creado por el Gobernante de las Guaymuras, solamente se salvan los trabajadores y trabajadoras del periodismo alternativo y de las radios y demás medios comunitarios. Estos y estas oficiantes de un verdadero oficio informativo han presentado con dignidad sus respectivo escritos legales en pro del derecho de una total libertad de prensa y les aconsejamos que sometan a un debate los controversiales artículos que  imponen censura al periodismo e intervienen de manera disimulada en la libertad de expresión de manera velada amparándose en las cadenas nacionales permanentes, cuyo objetivo es cortar el debate público todo esto con el aval  de un CPH con los gobernantes al recibir aportaciones monetaria violando el artículo 73, párrafo segundo que dice “ ninguna empresa de difusión de pensamiento podrá recibir subvenciones de gobierno o de partidos políticos”; para una mayor seña la famosa Ley de Rescate, Promoción y Fomento del Sector de las Comunicaciones, que permite saldar deudas tributarias por medio de pauta publicitarias a favor del gobierno.  Ojalá después de su nefasto papel, todavía les dure el discurso de la derogación de este articulo 335B.

 Lo que si me ha sorprendido en todo este escándalo del 335-B, es una declaración de la representante de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas en Honduras (OACNUDH), María Soledad Pazo ofrecida a diferentes medios de comunicación y reproducida en Diario La Tribuna ayer miércoles, en la que casi justifica todo lo legislado y aprobado ya del 335-b que con ella o el zoilo de oficio.

“El Estado no debe limitar el ejercicio de la función periodística sobre actos o amenazas de terrorismo, a menos que el reportaje tenga la intención de incitar a la violencia o exista una conexión directa entre el reportaje y la probabilidad de que ocurra este tipo de violencia”, expresó Pazo. Antes de estas declaraciones creía que la señora Pazo se ampararía en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 19 y dada la magnitud de este convenio internacional en esta materia, es de total cumplimiento y obligatoriedad. Más bien creo que  no los ignora sino que asume su papel de diplomática, misma que se define como el arte del bien mentir. Señores del poder, miembros del CPH, señora María Soledad Pazo, tengan ustedes buen provecho; las y los verdaderos periodistas les guardamos un reverendo menosprecio por sus posturas de gallinas culecas.

*Poeta y Periodista.

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