miércoles, 12 de abril de 2017

29 aniversario de lucha por la dignidad y soberanía



Por Sandra Rodríguez

El soleado día se juntó con el espíritu rebelde de cientos de jóvenes aquel jueves 07 de abril de 1988, cuando invadieron las calles de Tegucigalpa para defender la dignidad y soberanía nacional.

Salieron desde la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), impulsados por los hechos del 05 de abril, fecha que fue capturado el ciudadano Juan Ramón Mata Ballesteros, en su vivienda. Señalado por el gobierno de Estados Unidos de haber participado en la muerte del agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA), por sus siglas en inglés, Enrique Camarena Salazar, y fue extraditado a ese país, condenado por diferentes cargos y continúa en prisión.

Las protestas se realizaron varios días, estas eran impulsadas por los estudiantes, pero se unió la población en general, que había recorrido casi una década de “guerra fría” donde los gobiernos -llamados democráticos- no respetaban la vida humana, torturaban, detenían, secuestraban y desaparecían a quienes se oponían a la opresión y exigían sus derechos.

Incluso, de esos hechos y manifestaciones en la Embajada de los Estados Unidos, Casa Presidencial ubicada en ese entonces el centro de Tegucigalpa y en el Congreso Nacional, hubo víctimas mortales Henry García y Amilcar Agüero; y la desaparición forzada de Roger Gonzales Zelaya, a quien la policía buscaba por ser señalado como participe en las protestas.

El profesor Sergio Rivera, recuerda que el 7 de abril, Día de la Dignidad Nacional, en 1988, los estudiantes hondureños incendiaron el consulado de los Estados Unidos en la ciudad de Tegucigalpa, en protesta por la violación a la soberanía nacional.

“Dos estudiantes fueron acribillados por la compañía de seguridad llamada ALIFAX, quienes disparaban a mansalva contra los manifestantes”.

Uno de los estudiantes que la policía responsabilizó de la protesta fue a Roger Samuel Gonzalez Zelaya, militante del Frente de Acción Revolucionaria y de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza, secuestrado días más tarde por la entonces Dirección Nacional de Investigación (DNI).

Jamás olvidemos… escribió en las redes sociales Sergio Rivera, quien desde esa década ya era líder estudiantil.

“Los gases se sentían por todos lados, era difícil respirar, el apoyo de las manifestaciones era generalizada”, recordó la entonces estudiante de medicina, Ninoska Benítez.

La ciudad estaba sitiada, no había acceso al centro de Tegucigalpa, teníamos que caminar a través de barrios y colonias para volver a nuestras casas. No se sabía de donde provenían los ataques.
Las personas en las protestas sociales eran bastantes, había estudiantes universitarios y de colegios, días después se reportó la desaparición forzada de Roger, a quien lo señalaron como uno de los participantes en el incendio de la Embajada de los Estados Unidos en Honduras, el día de la protesta social,  agregó Benítez, defensora de derechos humanos.

Osman Montecinos, entonces estudiante, recuerda esa fecha de la siguiente manera: “7/4/88. 7/4 /17 (29) aniversario de las jornadas patrióticas de abril que concluyeron con la acción heroica de la quema del consulado yanqui y en esa acción caen 2 valientes catrachos, Henry García y Amilcar Agüero. Loor eterno a las Jornadas Patrióticas de abril y nuestros mártires”.

“Y vinculado a esa acción están varios hechos entre ellos el regreso de Álvarez Martínez (ex jefe militar), la aparición de la AAA (escuadrón de la muerte Triple A), y el desaparecimiento de Roger González el 19/4/88”, agregó el defensor de Derechos Humanos, Montecinos.

Cabe mencionar que, Gustavo Álvarez Martínez fue Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras entre 1981 a 1984 y señalado como violador de derechos humanos. Salió del país y volvió desde Miami, Estados Unidos, el sábado 09 de abril de 1988 (dos días después del incendio en la embajada estadounidense), declarando que no temía por su vida porque era cristiano. Fue asesinado el 25 de enero de 1989 en Tegucigalpa, recibiendo 18 proyectiles en su cuerpo. El hecho impactó entre las madres de los pañuelos blancos, fundadoras del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), porque no fue juzgado por los crímenes de lesa humanidad. Su muerte no fue esclarecida.

En cuanto a la Alianza Anticomunista Argentina o Triple A (AAA), fue señalado como responsable de delitos de lesa humanidad, sus víctimas eran artistas, intelectuales, políticos de izquierda, estudiantes, historiadores y sindicalistas, además de utilizar como métodos las amenazas, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada.

Roger González,  el estudiante emblemático detenido desparecido, acusado de incendiar la embajada de los Estados Unidos en Tegucigalpa, aquel 7 de abril de 1988.
El COFADEH, relata que Las respuestas contradictorias de los militares ya no sorprenden a Elvia Zelaya, madre del estudiante “desaparecido” Roger González de 24 años de edad, dirigente de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE) y empleado de la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR), fue secuestrado ante testigos el 19 de abril de 1988, al mediodía, cuando caminaba por el Parque Central de Tegucigalpa. Sus captores eran dos hombres y una mujer vestidos con ropas de civil. Posteriormente, uno de ellos fue identificado por un testigo como miembro de la DNI.

En los tribunales hondureños se presentaron cinco recursos de hábeas corpus en favor de Roger González.

En respuesta a estos recursos, varios miembros de la DNI, de la FUSEP y del Primer Batallón de Infantería negaron tener a Roger González bajo su custodia. En un caso, al juez ejecutor ni siquiera se le permitió el acceso a las celdas de la unidad de policía citada en el hábeas corpus.

Una declaración de un portavoz de las Fuerzas Armadas, según la cual Roger González había sido capturado por la FUSEP, fue más tarde negada con vehemencia por agentes de la propia FUSEP, uno de los cuales añadió que, de hecho, la FUSEP buscaba a Roger González en relación con una manifestación violenta celebrada ante la embajada de los Estados Unidos de América en Tegucigalpa, el 7 de abril de 1988.

En mayo de 1988, los familiares, amigos y compañeros de Roger Samuel González Zelaya iniciaron una huelga de hambre en el Parque Central de Tegucigalpa para protestar por su detención y pedir su liberación. La huelga de hambre duró 23 días, y fue suspendida cuando la madre de Roger, se puso enferma.

En una entrevista concedida a la prensa el 8 de octubre de 1988, el entonces jefe de las fuerzas armadas declaró que Roger Samuel González Zelaya probablemente se ocultaba en algún lugar del extranjero.

No obstante, Fausto Reyes Caballero, ex miembro del Batallón 3-16 que huyó a los Estados Unidos de América tras desertar, declaró en un testimonio ante varios grupos de derechos humanos, en 1988, que había visto a Roger González a mediados de julio en el cuartel del Batallón 3-16 en San Pedro Sula.

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