lunes, 17 de abril de 2017
Hacer a los Estados Unidos nuevamente conservadores
Por Gilad Atzmon
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
No hace falta ser un analista militar para entender que el ataque estadounidense a un distante campo de aviación sirio contradice todas las posibles lógicas militares. Si Estados Unidos creía realmente que Assad poseía un arsenal de armas de destrucción masiva y lo mantuvo en la base aérea de al-Shayrat, el lanzamiento de un ataque con misiles que podría acabar en una liberación de sustancias letales en el aire sería la última cosa que se haría. Si Estados Unidos se propuso “neutralizar” esa supuesta “capacidad de armas de destrucción masiva” de Assad debería desplegar fuerzas especiales o recurrir a la diplomacia. Nadie desactiva armas de destrucción masiva con explosivos, bombas o misiles de crucero. Es simplemente inaudito.
Estados Unidos bombardeó al-Shayrat porque sabía con certeza que no había armas de destrucción masiva en ese lugar. Fue un espectáculo de fuegos artificiales. No tenía ningún objetivo militar.
La primera preocupación que viene a la mente es, ¿por qué necesitas que un saxofonista comunique la verdad que cada experto militar entiende muy bien? ¿Acaso el New York Times oThe Guardian no pueden llegar a la misma conclusión obvia? Es bastante evidente que si Assad no hizo uso de armas de destrucción masiva cuando estaba perdiendo la guerra no tendría ningún sentido para él usarlas ahora, cuando la victoria está al alcance.
Entonces, ¿por qué la Casa Blanca lanzó un bombardeo de misiles de crucero a un blanco inexistente?
Sabemos quién es el primero en beneficiarse de la actual escalada. El estado judío, que se jugó al cambio de régimen en Siria, en consonancia con el siniestro plan Yinon, acepta ahora que Assad está allí para quedarse. Pero aquí está el desarrollo peculiar: mientras que la BBC, The Guardian, New York Times y la Casa Blanca se refieren a Assad y su “guerra química” con certeza, la prensa israelí es en realidad muy cuidadosa. El israelí Ynet sólo se refiere al “supuesto” ataque con gas de Assad. Los israelíes entienden que la historia, tal como está, no tiene ningún sentido.
Pero puede haber otra narrativa que podría introducir algún orden en la locura. La CIA y el FBI no parecen alejarse de Trump y sus relaciones con Rusia. Este fin de semana se supo que el exasesor de Trump Carter Page entregó documentos a un espía ruso. Carter Page, que era asesor de política exterior del presidente antes de la elección, se reunió ocasionalmente con Victor Podobnyy mientras el agente de inteligencia estaba trabajando en los EE.UU... Podobnyy era uno de los tres hombres acusados por el FBI en 2015 bajo la sospecha de trabajar para el servicio de inteligencia exterior de Rusia (SVR).
También vimos este fin de semana que el yerno de Trump, Kushner, fracasó en alertar al FBI de varias reuniones con funcionarios rusos a pesar de su obligación legal de hacerlo. Su abogado describió la omisión como un "error administrativo".
The Guardian informa de que en realidad la CIA informó el verano pasado a los legisladores de alto nivel en sesiones informativas clasificadas, que tenía información que indicaba que Rusia estaba trabajando para ayudar en la elección de Donald J. Trump como presidente, un hallazgo que no emergió públicamente sino hasta meses después de la victoria de Trump.
El Presidente Trump ha rechazado cualquier sugerencia de una conexión rusa, calificándola como “ridícula” y “noticias falsas”. Trump, probablemente, podría ganar la prensa liberal, pero la CIA y el FBI han demostrado ser huesos más difíciles de roer.
A Trump no le quedó otra opción, necesitaba un espectáculo de fuegos artificiales para transmitir una imagen clara de un conflicto entre él y Putin. Se tuvo que inventar una guerra con Rusia. The Mirror compró esta fachada: “Donald Trump advirtió que es un paso de enfrentamientos militares con Rusia”, reza su titular.
Parecería que con el lanzamiento de un ataque con misiles contra un campo de aviación sirio desierto advirtiendo del avance de los rusos transmite la imagen patriótica necesaria para el pueblo estadounidense y convencería a los sionistas conservadores de que la Casa Blanca está lista para iniciar la Tercera Guerra Mundial en su nombre. El ataque estaba allí para convencer al pueblo estadounidense de que Trump no es un títere de Rusia. Sorprendentemente la prensa liberal fue muy rápida para alinearse con Trump. Únicamente el banal Jonathan Freedland escribió en The Guardian de hoy “a veces la persona equivocada puede hacer lo correcto. El bombardeo de Donald Trump a un campo de aviación sirio parece pertenecer a esa categoría”. Al parecer The Guardian nunca pierde la oportunidad de manifestarse a favor de una guerra sionista conservadora
La única pregunta que ha permanecido abierta es si un bombardeo de tales aviones no tripulados en una base aérea siria abandonada convencerá a los electores de Trump a estas alturas de que “una vez más América es grande”.
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