miércoles, 8 de febrero de 2017

Bienvenida la Alianza



Por Héctor Flores *

Bienvenida la alianza

Es un principio revolucionario que hay cosas que se deben hacer con otros por que solos no se podría. Pues en la colectividad – cuando en ésta se suma a favor todos y todas – las condiciones de posibilidad para obtener resultados son más y efectivas. El que ahora converjan instituciones políticas distintas, personas con interpretaciones de la realidad diversas y desde luego compromisos según la medida individual que cada quien le da a esa realidad, permite que se generen expectativas, en algunos casos que se cifren esperanzas. Por eso para mi, la alianza es bienvenida pues en la diversidad que ésta supone se puede construir un proyecto inclusivo y justo que reoriente el camino de la Honduras hoy secuestrada por intereses mezquinos y antinacionalistas de los que ostentan el poder. Sin embargo hay detalles que se deben cuidar para que no se le pierda el objetivo a la alianza, para que no sea una plataforma más de lanzamiento político de posibles politiqueros.

Es importante que la alianza tenga claro que no se trata de reemplazar un poder por otro, ni de repetir modelos de otros. Se trata, como mejor lo diría Boaventura de Sousa, de descolonizar el saber (en nuestro caso el poder) y construir, no solo en el imaginario colectivo, en la sociedad un nuevo modo de relaciones en donde la interpretación de la justicia y la cosmovisión humana sean más cercanas y posibles. De manera que en la ALIANZA no cabe la lucha de poderes sino la construcción de saberes y la devolución de poder. Los saberes darán el contenido político necesario en el ideal esperado y en la devolución del poder se hace real la práctica objetiva del manejo del saber. El poder es de la alianza (que en el fondo es el pueblo) y no de sujetos individuales o colectivos con intereses limitados a esos dos niveles. 
Se hace necesario empezar un proceso de comunicación con el pueblo. Pero uno real, objetivo y sin censuras de ningún tipo. Uno en el que el pueblo sepa lo que tiene, como viene y para donde puede ir con eso que viene y tiene en el marco de la alianza. Como dije, el paso dado es bueno, pero no suficiente. Ya hay en el argot popular comentarios como “Salvador nos traicionó” o “libre ya pactó” lo que evidencia que este primer acercamiento todavía no cala del todo en las bases, en los que mandan pues. Cuando el EZLN decidió apoyar una candidatura indígena en comicios electoreros tradicionales desarrollaron – primero -  un proceso profundo de conciencia en la gente y después oficializaron su respaldo. Y fue maravilloso por que en el fondo uno tiene que saber que es el pueblo quien debe asumirse en los cargos, no la persona.  Pues la persona es pasajera pero el pueblo es eterno. En el caso de la alianza es importante ese trabajo de conciencia, de construcción ideológica y definición de alcances. Es necesario o, por ende, se corre el riesgo de que sea una alianza típica de esas que se dan entre corrientes partidarias que persiguen intereses particulares y condenan al pueblo. La diferencia en esta alianza se encontrará en el grado de respeto por el pueblo que practique y promueva.
No es - y espero así sea - una alianza de conveniencias o reparticiones, pues el pueblo no es una tienda ni la patria una piñata. Quien se asuma en los cargos de elección popular debe tener claro que no esta ahí por sus intereses sino por los del pueblo, que no será electo para que le sirvan sino para servir, si así como suena, servir en todas las circunstancias y condiciones al pueblo o la renuncia inmediata de su cargo. Parafraseando a P. Mujica si quiere dinero hágase economista, trabaje en un banco o monte su empresa, pero no se haga político, por que en la política la única ganancia -  y la mejor definitivamente – es la del servicio que se presta por el pueblo que o nombra, el pueblo que manda. De manera que en la alianza – creo yo – no se verán las típicas reparticiones de cuotas y puestos, el “tantos para este y cuantos por este” no debe ser parte del lenguaje, por que creo yo esa es una tendencia superada en esta etapa que se construye por Honduras.
La alianza tiene que ser un espacio de tolerancias y confianzas pero no de inocentadas. Una cosa es que en la oposición nos aglutinemos los más posibles y otra es que nos entreguemos con simpleza. Ahora más que nunca la alianza debe cuidarse del enemigo político. De los que arman los circos, se pintan de colores, se declaran parte, se expulsan, se martirizan y consiguen estar dentro, y desde ahí contar otra historia. Es decir la alianza debe cuidarse del partido nacional y de Juan Orlando Hernández en particular. La estrategia de alianza tiene que ser inclusiva pero no abierta y vulnerable. Debe - en lenguaje meliano – aprender a ver todo con los ojos de la duda y dudar incluso de lo que parece bueno. Es obvio que en la jungla política que vivimos hay más de un tigre que asecha bajo su traje de manso y tierno conejito. la seguridad y protección del proyecto común establecido en la alianza debe asumirse como una tarea prioritaria y jamás como una simpleza sin importancia.
Se hace imperante pensar el proyecto de la alianza que, a mi juicio, se debe orientar en dos dimensiones: una desde la formación política y cultural y la otra desde la nacionalización de las empresas a favor del Estado y la devolución de los bienes naturales a los pueblos originarios. Cualquiera que sea elegido para estar en cargos de representación del pueblo debe tener claro que va a trabajar para hacer posible esas dos líneas. La alianza tiene sentido en tanto sirva para empoderar desde procesos de formación política y ciudadana que organicen al pueblo, que conviertan a las personas en ciudadanas y ciudadanos sujetos de derecho y obligaciones, sujetos de identidad cultural, arraigo territorial y dueños de sus costumbres y tradiciones; que se reconozcan como constructores de su historia y la historia de su patria y, por ende, responsables de hacerla posible... y por el otro lado desde la devolución de los territorios y bienes naturales a los pueblos ancestrales a los que la política vernácula, la avaricia capitalista y la vorágine del modernismo a desplazado y asesinado históricamente, en muchas veces con nuestro silencio como cómplice.
Sin embargo saludo con mucha esperanza el esfuerzo. El buen tino de intentar una alianza que, sin meternos en los posibles trasfondos que puedan haber, se convierte en una nueva forma de llevar la lucha de clases al escenario políticoelectoral. No es suficiente, claro que no, y los que lideran el proceso de articulación de la alianza deben saberlo. Para el proyecto de país que nos imaginamos se necesita mucho más que un alianza, se necesita un proyecto de país, una estructura de estado y un pueblo comprometido con su historia y la reescritura de esa historia futura. La alianza del saber con la alianza del poder al servicio del pueblo, son sin lugar a dudas, la alternativa que puede hacer posible la existencia de un verdadero estado de derecho en Honduras.

* Poeta y Gestor Cultural

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