lunes, 3 de junio de 2013
La Secretaría de Cultura, Artes y Deportes: El absurdo, la burla y la imposición
Por Edgar Soriano
Al terminar la segunda guerra mundial en 1945 un grupo de intelectuales y dramaturgos escribieron sobre el entender al humano frente a los acontecimientos que habían ensangrentado el planeta, una pregunta básica saltaba por todos lados: ¿por qué los humanos permitieron la brutal matanza de la guerra? El teatro de lo “absurdo” tuvo influencia en la parte existencial de pensadores como Jean Paul Sartre y Albert Camus.
Entre los más representativos dramaturgos tenemos a Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Arthur Adamov, Slawomir Mrozek, Antonin Artaud, entre otros, quienes mostraron sin romanticismo la crueldad y la dura realidad de una humanidad alienada por la violencia del sistema.
Si se preguntan por qué hablo del teatro del absurdo, parto de mi experiencia personal al mantener lecturas sobre el pensamiento humano y el absurdo que me conmovió al mostrar si lenguajes idealistas las condiciones que el sistema ha edificado para perpetuarse, aun al costo de la destrucción.
El tema entonces me evoca traerlo a la realidad hondureña, donde el absurdo europeo puede aplicar a toda la historia del país. Honduras es un país complejo, controlado por elites que a través de dos partidos políticos de la misma mata burguesa, además de tener un 70% de la población bajo la línea de la pobreza.
En Honduras el Estado liberal nunca se consolidó y la otrora institucionalidad rural se muestra más débil que nunca frente a las dinámicas del modelo neoliberal. La Secretaria de Cultura, Artes y Deportes es el mejor ejemplo de la decadencia institucional que han generado los partidos tradicionales y la lógica militarista que han montado en la sociedad hondureña contemporánea.
Lo absurdo de esta secretaría del Estado hondureño radica en mantener desde su nacimiento en la época de los gobiernos de facto militar un letargo en su responsabilidad de generar espacios para el aprendizaje y difusión de la creación artística y el mantenimiento del patrimonio nacional tangible e intangible. Lo absurdo es que dicha secretaría de Estado irrespete a los y las artistas y sea capaz de organizar en lo más mínimo el funcionamiento adecuado de las escasas instituciones que funcional al servicio de arte y del patrimonio.
Lo absurdo es el actual secretario de Estado, Tulio Mariano González, quien obligó a los empleados de la Secretaría de Cultura a asistir a un sermón de Evelio Reyes a las 5 de la mañana de un día frio del mes de enero pasado para pedirle a “dios ayúdanos para que el ministerio e cultura, artes y deportes funcioné bien”, demuestra sin prejuicio alguno el irrespeto a la laicidad del Estado y, por tanto, de los y las hondureñas que laboran en dicha institución; además, poner de manifiesto al personaje incapaz de dirigir las pocas políticas de carácter “cultural” del país, y que al régimen “cachureco” de derecha no le importan, pobreza mental de los chamberos y tecnócratas que desfilan en la admiración autoritaria actual.
Otro hecho, de tantos que se deben mencionar, es la recientemente situación de la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD) y el Conservatorio Nacional de Música que ha sido objeto desde algún tiempo atrás de amenazas de quedarse sin edificio.
El primer intento fue el de trasladarse a una galera donde el servicio sanitario era solo el agujero en el piso, y el segundo intento ha sido el traslado de la ENAD y del Conservatorio de Música al edificio del Correo Nacional (sólo la ENAD se trasladó hace algunos días), aquí está la burla al pueblo, el Correo Nacional intenta cobrar 50,000 lempiras mensuales de renta, o sea una institución pública pagando a otra pública, que tiene espacios disponibles para albergar a dos instituciones de formación de jóvenes artistas, demostrando que algún tipo de “movida” esta juego ( de no ser así deben de dar explicaciones sobre el caso).
La ignorancia radica en insistencia de mantener acciones decadentes, que desde hace 4 años se viene manifestando en esta secretaría de Estado, lo primeo fue cuando Mirna Castro (del grupo de golpista que asalto el poder político el 28 de junio de 2009) reprimió funcionarios y se plantó en evitar que libros de carácter subversivos (según ella) circularan en la red de bibliotecas públicas y luego un técnico de salud pública, Bernard Martínez, asumió el mando –debido a la estrategia de “unidad nacional” que régimen sucedáneo del golpe promulga- iniciara una serie de acciones deprimentes y carentes de sentido para dinamizar la participación y la libre creación, además de haber perseguido, como todo oscurantista, al escritor Eduardo Bähr.
Finalmente Tulio Mariano González, que supuestamente representa al sector poblacional afrodescendiente, mantiene en letargo la institución y favorece el clientelismo político, dejando sin presupuestos a las pocas instituciones que dan la cara por la formación de jóvenes talentos de las artes y abandonan a instituciones patrimoniales como el Archivo Nacional de Honduras, La Hemeroteca Nacional,
La Casa Morazán, entre otras. Hay mucho que decir, ustedes son testigos, el sol no se oculta con un dedo…
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