viernes, 28 de octubre de 2011

Vargas Castellanos, el hijo de la rectora, formó parte del Programa de Jóvenes del COFADEH

Defensores en Línea


El sábado 22 de octubre, fue un día que marcó la saña contra las juventudes hondureñas, pues quedó claro que hay muerte y persecución en su contra, declaró Bertha Oliva, coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras, COFADEH, horas después de que se confirmara el asesinato de Rafael Alejandro Vargas Castellanos y su amigo Carlos David Pineda.

El ataque contra las juventudes es darle un golpe a la continuidad de la vida, un golpe al fortalecimiento de los países, continuó la defensora, el hecho es lamentable, pues Alejandro Vargas, hace unos años perteneció al programa de juventudes del COFADEH.

Ese mismo día, tras enterarme del asesinato de Vargas, estudiante de Sociología y Pineda de la facultad de Derecho de la UNAH, seguidamente me informaron del asesinato del alumno de la escuela militar, Luis Fernando Turcios, en San Pedro Sula, eso nos indica que estamos en un seguimiento brutal de ejecuciones contra las juventudes, comentó Oliva.

“Vargas” como era llamado por la juventud del COFADEH, se integró a la organización cuando tenía unos 15 años de edad, siendo muy entusiasta y creativo para ayudar a otras personas, al momento de su muerte contaba con 22 años.

“Independientemente de lo que haya sucedido después del Golpe de Estado, y los señalamientos que desde COFADEH se le ha hecho a su madre, Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH, a Alejandro se le recordará por ser parte de COFADEH, pues de vez en cuando siempre nos visitaba”, dijo la defensora de derechos humanos, quien reiteró que el joven seguía siendo una persona amada en ese lugar.

Jimena Paz, del programa de jóvenes de COFADEH, dijo que fue muy grato el conocer a Alejandro Vargas, pero es muy doloroso que el Estado no pueda brindar la seguridad necesaria para proteger la vida de los y las jóvenes.

Para la juventud de COFADEH es inaudito que sin razón aparente asesinen a sus compañeros y esta situación quede en la impunidad, como sucede generalmente con todas las personas que a diario mueren en nuestro país, el cual ha sido catalogado como una de las naciones más violentas del mundo, con 83 asesinatos por cada cien mil habitantes, en el último semestre, según informe de UNICEF.

Sin embargo el Estado por lo que se preocupa es por cobrar más impuestos en lugar de brindar mayor seguridad a la ciudadanía.

Vargas, formó parte del Programa de Jóvenes del COFADEH donde aprendió sobre promoción y defensa de derechos humanos juveniles y memoria histórica acerca de los hechos atroces y aberrantes que han atentado contra los derechos humanos de los y las hondureñas desde hace décadas, recordó Alejandro Ramírez, uno de sus amigos e integrante de dicho Programa.

Alejandro Vargas Castellano era callado pero emprendedor, muy amistoso y creativo, él hacía lo que fuera para inyectar entusiasmo en el grupo al grado que en una ocasión se disfrazó de “COFADIN” un personaje de caricatura símbolo de la juventud de la organización.

Para la Coordinadora del COFADEH, en estos hechos repudiables, como el que acaba con la vida de muchos jóvenes sin motivos aparentes, la impunidad que es la que persiste e insiste y atenta contra la vida humana.

“Ya no queremos tener amigos muertos, no queremos ver más conocidos o familiares en las noticias de sucesos, por lo que exigimos al Estado que haga algo para contrarrestar esta ola delictiva que nos ataca”, repudió uno de los amigos del estudiante.

Alejandro fue un joven que supo tocar puertas, compartir y digerir la gama de enseñanzas que COFADEH ha tratado que las juventudes conozcan.

Ante la ola delincuencial que impera en Honduras, la población en general, especialmente la juventud manifiesta que salir a la calle da miedo, pues ya no hay confianza en cuanto a que estén protegidos, pues más bien son atacados y hasta asesinados y nadie da respuesta de quienes son los asesinos.

Hay una alerta de desesperanza y desesperación del pueblo, ya no sólo es hablando que buscaremos soluciones a las violaciones de derechos humanos, sino actuando, por lo que si la justicia nacional no da respuestas hay que buscar instancias internacionales de protección de derechos humanos, hay que denunciar, no debemos callar lo que aquí sucede, pues los focos internacionales no han salido de Honduras, ante tantas violaciones a los derechos de la población.

No hay que agarrar como método la violencia para eliminar y callar voces, sino el deseo de sentar en la mesa a las personas que cometen delitos, se va ir incrementando, ese es nuestro objetivo tener claro quiénes son los responsables de las persecuciones y ahora de la guerra contra las juventudes, señaló Oliva.

Agregó que hay que ir construyendo, documentando y haciendo las denuncias para que los hechores sepan que tarde o temprano serán descubiertos. Pues los que estamos empeñados en demandar justicia no estamos cruzados de brazos, enfatizó Bertha Oliva.

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