viernes, 28 de octubre de 2011
Haití: Arte y pobreza
Rebelión
Por Mario Hernández
El pasado 17 de setiembre se realizó en la Biblioteca “Eduardo Martedí” del barrio de Balvanera en la Ciudad de Buenos Aires una de sus habituales charlas. Inicialmente pensada con el filósofo Vicente Zito Lema, se sumó Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano. La presentación estuvo a cargo del periodista Mario Hernandez quien se ocupó de la edición y desgrabación del material que exponemos a nuestros lectores.
Haití no representa ninguna amenaza para la paz en la región. Lo que tiene es una posición geopolítica importante para el Imperio
Henry Boisrolin (CDH): Es un orgullo estar con Uds. y compartir una mesa con Mario y Vicente. Cuando Mario me ofreció su lugar en la presentación pensaba que anoche estuve en la Taberna Vasca y me sentí muy bien, acompañado y menos triste por lo que estaba sucediendo en Haití que no es solamente la violación de un joven. Compartí con gente que no solo se interesaba por curiosidad intelectual sino que iba más allá, tenían una posición internacionalista y sentía que a medida que iba avanzando la conversación, era una comunicación de corazón a corazón y de mente a mente. Eso es importante frente a tanto dolor que para mí es imposible poder expresarlo, explicarles de la manera más clara lo que está sucediendo en Haití. Cualquier ficción, cualquier proyección que ustedes puedan tener, la realidad haitiana la supera. No estoy exagerando. La recolonización de Haití -porque ese es el proyecto- trae un dolor inmenso. Y no solo desde el punto de vista económico sino también en función de la dignidad humana en todos sus aspectos. Cuando se habla de la violación del joven haitiano advierto siempre que no hay que dejar que un árbol nos tape el bosque. Tampoco se trata de un asunto de cinco manzanas podridas según dijo el gran revolucionario, ministro de Defensa uruguayo, Huidobro, ex Tupamaro que ahora no se sabe qué es. Diciendo que son cinco manzanas podridas que no tienen que empañar el buen desempeño de los demás que ayudan a Haití. ¿Por qué digo esto?
En primer lugar esos 5 hombres no son los primeros acusados de haber cometido violaciones y abusos sexuales. En 2007 una investigación internacional de Naciones Unidas determinó que 111 soldados de Sri Lanka habían violado niñas haitianas de 12 años. Lo único que se hizo fue repatriarlos.
En 2005 bajo el pretexto de buscar bandidos en Cité Soleil, la barriada popular más grande de Puerto Príncipe, de más de 500.000 habitantes, a las 2 a. m., tanques y helicópteros artillados de las tropas de ocupación atacaron a los pobladores asesinando bebés. Hay una foto que dio vuelta el mundo donde se ve el impacto de un proyectil en la cabeza de un bebé de 3 meses. Lo mismo sucedió con una joven estudiante que volvía a su casa y no escuchó que tenía que detenerse. Le dieron 2 balazos en el ojo izquierdo.
También soldados jordanos violaron niñas al lado del Aeropuerto Internacional. No se trata de 5 manzanas. En el mismo lugar donde ocurrió la violación del joven, a 170 km. de la capital, un lugar donde no se sabe porqué han puesto una base ya que lo más grave que solía ocurrir allí era el robo de cabritos, sin embargo, pusieron soldados con armas, helicópteros, tanques. Esos soldados transformaron el lugar en un antro de prostitución a cambio de un plato de comida para la gente pobre. Comprando y haciendo fumar marihuana a los niños. Entonces no es un problema de 5 manzanas.
Nosotros sabemos muy bien cuales son las causas de la crisis haitiana. Es la exacerbación de la dependencia del país. La dominación feroz que se ejerce sobre el pueblo trabajador y campesino haitiano. El empobrecimiento proviene de allí, de ese sistema y hay una resistencia popular para terminarlo.
Nosotros no podemos resolverlo comiendo balas o tanques. El tema del hambre no se resuelve así. Tampoco imponiendo una serie de condiciones sino dejando que el pueblo haitiano resuelva por sí mismo el problema.
Haití no representa ninguna amenaza para la paz en la región. Esa es una mentira. Lo que Haití tiene es una posición geopolítica importante para el Imperio. Si se fijan en el mapa van a ver que Haití es el país más próximo a Cuba, nos separan 77 km., el Canal del Viento. Comparte la misma isla con la República Dominicana. Estamos a escasos minutos de vuelo de Jamaica y Puerto Rico. Hay una parte del Mar Caribe que nos vincula a Venezuela. Al perder el control en Haití la zona se desestabiliza. Otro elemento: Haití es el productor de mano de obra más superbarata que hay en todo el mundo; prácticamente esclava. Las famosas maquiladoras como Levi’s están en la frontera con República Dominicana empleando haitianos por U$S 1.60 por día cuando en EE. UU. paga U$S 20 por el mismo tipo de trabajo. Haití tiene oro, petróleo. Hay un problema concreto desde la década de los 80 cuando el pueblo haitiano demostró en las calles que quiere cambiar de sistema. Supo terminar con la dictadura de la familia Duvalier, supo impulsar por primera vez elecciones libres y democráticas donde triunfó Aristide que después traicionó. Pero hay un movimiento que quiere llegar a más, por eso la Minustah (Misión de la ONU para la reconstrucción de Haití) no es otra cosa que el brazo armado del proyecto para romper la espina dorsal del movimiento popular, de todo tipo de resistencia popular para mantener el status quo. No es solo la Minustah sino también otros instrumentos que han creado de manera criminal.
Después del terremoto, que según cifras oficiales costó más de 300.000 muertos, más de 3 millones de damnificados y 1.500.000 viviendo bajo carpas. Imagínense 4 palos y una lona donde cuando llueve una persona no puede acostarse. Estuve en las carpas y puedo decirles lo que es. Sin embargo, han creado una Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), un organismo haitiano co-presidido por el ex presidente estadounidense Bill Clinton, que es el verdadero Presidente del país. Como el mandato de la CIRH está terminando y no hizo nada, perdiendo prestigio, el actual Presidente haitiano, Michel Martelly -ex tonton macoute, paramilitar, fascista, un tipo vulgar, sin formación, elegido en elecciones donde participó el 15% de la población, organizadas por la “comunidad internacional” que impuso los resultados-, ha formado un Consejo Económico de Inversiones para el Desarrollo Económico, uno de esos nombres difíciles y ¿quién es el presidente?, nuevamente Bill Clinton y ha propuesto como Primer Ministro a un doctor haitiano, funcionario de la ONU y ex miembro del gabinete de Clinton en la CIRH.
Siempre decimos que nadie va a luchar por lo que no entiende, ni morir por lo que no ama. Entonces, en primer lugar hay que tratar de entender. Esto no lo van a leer ni en La Nación ni en Clarín que solo hablan de Haití cuando hay una tragedia, una invasión, un huracán, un terremoto, un golpe de estado o como ahora esta violación. Hacen creer que Haití es inviable para seguir mandando tropas.
Dentro de la Minustah el 44% de los efectivos provienen de países latinoamericanos. Hay 10 países que tienen tropas, incluyendo Brasil que tiene la comandancia militar. En algunos casos son decisiones gubernamentales inexplicables como los casos de Bolivia y Ecuador; también Argentina tiene tropas. Nosotros creemos que es importante que las organizaciones populares, los pueblos latinoamericanos nos comprendan y nos ayuden exigiendo el retorno de las tropas. No es el problema de una violación o de un error casual, cualquier tropa de ocupación siempre avasalla los derechos de los demás.
Y termino diciendo: el racismo tiene mucho que ver porque el pueblo haitiano fue calificado por la jerga colonialista como negro, cuando dividieron a los seres humanos en razas sin ningún asidero científico, nos separaron clasificándonos de inferiores. Entonces tienen todo el derecho y la impunidad garantizada de que ahí no va a pasar absolutamente nada, que la justicia haitiana no puede actuar por más que quisiera, porque la ONU que dirige la Minustah tiene una cláusula donde dicen que los militares que van a mantener la paz gozan de inmunidad.
Nuestros gritos son para pedir que nos acompañen. Sabemos que el mayor esfuerzo lo tenemos que hacer los haitianos. Lo están demostrando los estudiantes en los últimos días que han decretado movilizaciones permanentes hasta que salga el último soldado. Ahora la ONU plantea el retiro gradual pero acaba de renovar el mandato de la Minustah por un año más por la recomendación de su Secretario General, Ban Ki-moon. Los estudiantes y muchos sectores populares han dado un plazo de 90 días sino paralizarán el país. Son capaces de hundir la isla, de masacrarnos, pero no hay alternativa. ¡Que nos hundan o venceremos! Muchísimas gracias.
Mario Hernandez: Después de escuchar a Henry Boisrolin vamos a presentar a Vicente Zito Lema.
Nació en la CABA en 1939. Aquí sigue viviendo tras haber pasado 7 años en el exilio en Europa, la mayor parte en Amsterdam (Holanda). Entre sus actividades en el exilio está el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con Julio Cortázar y David Viñas, entre otros. Estando exiliado escribe Mater, obra de teatro sobre la gestación de Madres de Plaza de Mayo y su lucha. []Regresa a la Argentina en 1983.
Poeta, dramaturgo, periodista, investigador de temas artísticos y sociales, docente.
Estudió Derecho y Ciencias Sociales, recibiéndose de abogado en la UBA. Profesor de Psicología Social, se formó junto a Enrique Pichon Rivière.
Como periodista fue director de importantes revistas culturales, entre otras, Cero, Talismán, Liberación, Crisis, Cara a cara con la cultura, Fin de Siglo, Locas y La Maga. Publicó sus trabajos en Clarín, El Cronista Comercial, La Opinión, La Voz, Sur y Página/12.
Organizó talleres de arte en centros populares, hospicios, cárceles y otras “instituciones de la pobreza”.
Desde la década del sesenta se destacó en la defensa de los Derechos Humanos. A fines del año 2000 creó la Univ. Popular de Madres de Plaza de Mayo, siendo su primer director académico.
Actualmente participa del proceso de fundación de la Universidad de los Trabajadores en la fábrica recuperada IMPA, siendo su coordinador general.
Es autor de 12 obras de teatro con su original método: la Antropología Teatral Poética. Lleva publicado 20 libros. Entre ellos, Luz en la selva, que corregí para Editorial Topía.
Dijo de él Julio Cortázar: “La lectura de sus obras es un duro latigazo más en la carne que todos tenemos desollada. Latigazo de belleza a la vez y por eso todavía más doloroso”.
Me olvidaba. Es un ferviente hincha del club Racing Club de Avellaneda.
El tema de hoy es “Arte y Pobreza” y les voy a leer algo muy breve para introducirlo aprovechándome que el otro día me enteré que Vicente se olvidaba de las cosas que escribía:
Primera Relación: La Pobreza y la Muerte
Atrapado por la pobreza, despojado de su conciencia real, vaciados los contenidos de su existencia, sin posibilidad de tomar distancia de su permanencia en el dolor para observarse, el pobre no puede alcanzar la verdad de su real padecer, y hasta llega a sentir, desde una resignación que lo involucra sin tránsito con la producción alienada de la vida, que su pobreza particular le pertenece, que es la herencia recibida y la que debe transmitir, incluso como acto de fe, en tanto que bajo la mirada del ayer existe la pobreza y su mirada del mañana no deja de ser el recuerdo del hoy que revive en su condición de pobre.
Entonces la pobreza se convierte –he aquí la cruel paradoja-, en el último, fugaz y agónico camino de salvación de su extremo dolor. La angustia nace en el pobre porque la conciencia de la pobreza lo enfrenta con la muerte. Más aún, le han enseñado que la pobreza es un crimen del pobre.
Inducido día y noche al suicidio como sacrificio redentorio, será preciso –desde la lógica que garantiza la pobreza– que con su pasividad extrema el pobre pague sus culpas y recupere la inocencia.
Lo que se calla es que nadie puede ser inocente en la pobreza, que su materia es la ignorancia y su producción masiva, crónica e indiferenciada.
La pobreza contiene al pobre en su vastedad como la mar a sus olas, sin darle calidad de sujeto, jamás será un rostro y un nombre, no tendrá historicidad ni conciencia crítica, y obligado a sufrir el divorcio absoluto de su cuerpo y su alma –destruidos en soledad– no podrá devenir en espíritu de humanidad. No hay responsabilidad por la pobreza del pobre. Tampoco se acepta la culpa, en tanto el pobre está puesto por fuera del mundo humano, ni siquiera es lo otro, pertenece a una categoría abstracta y sin sentido, que se reproduce a sí misma: la pobreza.
Así la pobreza no requiere sustancia primigenia de vida, es un predicado de la muerte; será vista como la consecuencia accidental –no previsible, tampoco deseada– de la riqueza. O, si se prefiere, un derivado patológico (se piensa en un delito aberrante, en una pústula, en un delirio) de un proceso de legalidad, de salud y normalidad que organiza el universo de los hombres “bien pensantes”, quienes, imbuidos de fe santa, libran contra el “mal” de los pobres la batalla por el paraíso perdido.
La pobreza nace con cada pobre, que deberá andar con sus pies sobre el mismo fuego original.
La muerte de un pobre no es el fin de la pobreza, que desde su ajenidad sigue regando las sombras como si fueran rosas.
La vida de los pobres se inicia con la muerte de la pobreza. En ese instante, abre sus aguas el río de la pureza, para que el sueño de la vida sea la propia vida, y la pobreza, ajena al poder de la muerte, sea apenas memoria del espíritu humano, cuando fue humillado, en nombre de la ley, sin que “clamara el cielo”, sin que se detuvieran las honras a la razón con que el poder instituye y vigila este mundo...
Vicente Zito Lema
2005
Vicente Zito Lema: Acepto mi confusión temporo-espacial, pero también aclaro que desde hace 10 años estoy trabajando muy fuerte con mi última obra que es “Filosofía de la pobreza” y llevo escritas alrededor de 1000 páginas. Nunca tuve muy buena memoria y tampoco puedo recordar todo lo que escribo. Me suena, tiene mi ideología, mi pensamiento, mis contradicciones, mi estilo, nadie impunemente escribe 21 libros. Escribo mucho. Tengo para publicar más páginas que las publicadas hasta ahora. Amo escribir, lo necesito, ser leído o no es otro tema, que se juzgue mi obra, que a algunos les guste y a otros no es otro tema. A mí me gusta escribir, no es un sacrificio ni un martirio, es un trabajo hermoso y a veces sufro porque mucha gente tiene que trabajar de lo que no le gusta. Yo tengo un privilegio y creo que lo honro; desde los 20 años vivo de lo que escribo y pienso. En este país, en este continente, es un privilegio. Es cierto que trabajo mucho.
Hoy empecé a las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde con un curso intensivo de arte-terapia. Tengo alumnos que hacen arte en las cárceles, en los manicomios, en los asilos. Hace muchos años que trabajo en eso y formo gente. Hoy vino gente de todo el país. Una vez al mes. A las 14:00 comimos unas empanadas de verdura, me tomé un colectivo y me fui a “La Puerta”, un hospital de día y centro cultural. Ahí di clases hasta hace exactamente 10 minutos en que mi amiga Mariana me trajo a la Biblioteca.
Soy como un cafishio del dolor ajeno
Mi vida no es fácil y mañana sea como sea es el último día para escribir un prólogo que quiero hacer muy bien porque es para un libro que recoge los poemas, los cuentos, los relatos de las presas del Penal de Alta Seguridad de Neuquén, donde están internadas. Todas mujeres a las que se las acusa, probado o no, no es mi tema, de delitos graves, casi todos de sangre por haber matado a otras personas. Son mujeres que hartas de la violencia masculina han respondido duramente. De toda la zona patagónica las llevan ahí. Yo armé un equipo de arte-terapia que va a la cárcel desde hace 2 años. Hacen canciones, teatro, escriben poemas. Viajo una vez al mes o cada 2 meses y hago la supervisión del equipo y también me meto en la cárcel y trabajo. Se hizo una selección de todo el material escrito por estas compañeras presas y se logró que la Secretaría de Familia de la provincia financie el libro. Mañana me queda el último día para escribir el prólogo.
Uds. me dirán: ¡Vicente, si escribiste 20 libros, son 10 líneas, 10 páginas, es fácil! ¡No! En esto soy como Rodolfo Walsh. A Rodolfo le costaba escribir, a mí me gusta pero también me cuesta, porque además es mucha responsabilidad. Tengo claro la importancia que tiene para esas compañeras presas que salga este libro con sus poemas, sus cuentos. Es decir: ¡estamos vivas! Algunas tienen pedido de reclusión perpetua. Hay una que lleva 17 años presa. Escribir, para ellas es un acto de vida y muerte, no es cualquier cosa. No sé cuántas páginas escribiré, pero lo voy a hacer con lo mejor de mí porque quiero honrar ese libro y habrá que hacerlo y bien. No es algo que me canse ni me cause agotamiento, me pone bien, no soy un niño, nací en 1939, tengo 71 años. Trabajo muy duro pero escribir me hace bien, no cualquier cosa. No estoy hablando de escribir mejor o peor. Yo pongo ahí todo lo que tengo. Si no lo hago mejor es porque no puedo, no por falta de voluntad. Me formé para escribir. Cuando me recibí de abogado tenía 20 años, luego hice la especialización sobre filosofía, soy profesor de psicología social, es decir, he trabajado duro para formarme y sigo trabajando. Voy a una cárcel y aprendo mucho. Voy mucho a un hospital psiquiátrico y aprendo del alma humana. Voy con chicos drogadictos y también aprendo. Como el escritor escribe sobre el alma humana tengo un aprendizaje continuo. A veces digo que soy como un explotador, como un cafishio (proxeneta) del dolor ajeno, por eso uno tiene también un alto compromiso ético. No se puede escribir cualquier cosa cuando uno aborda esas temáticas. Llevo 20 libros escritos y en general mi tema es el sufrimiento ajeno. Yo no lloro por mí. Trato de entender por qué hay gente que sufre. La locura es sufrimiento, la droga, la pobreza es sufrimiento en América Latina.
En Haití, la pobreza se da como si fuera la Reina de la noche
Estando un compañero de Haití hasta siento vergüenza de mí. Sé lo que es Haití aunque nunca he estado allí. Conozco su historia, su lucha, lo que fue, lo que no le dejaron seguir siendo, en lo que intentan convertirlo, conozco que estadísticamente es uno de los espacios donde la pobreza se da lisa y llanamente como si fuera la reina de la noche. Sin espejismos, sin simbolismos, sin disfraces. También sé que tiene una historia de resistencia y una historia de agresión, que han sufrido la esclavitud y han gozado de la libertad por la que pelearon, que es una cultura compleja, con varias lenguas, con influencias multiculturales, que a pesar de todo con una manera y un deseo de seguir viviendo que llama la atención. Porque, ¡vaya que Haití ha sufrido! De niño era muy creyente, ya no sé si creo en Dios, pero hay momentos en que uno se pregunta: ¿cómo puede ser? Como me pasaba cuando era niño y pensaba si existe Dios cómo lo permite. ¿Cómo un país que ha sufrido tanto en su historia tuvo tantas desgracias naturales en los últimos años y a mucha gente le importó un carajo? Cuando sucede algo parecido en un país europeo o en otro país, incluso latinoamericano, el mundo se llena de lamentos; pero murieron cientos de miles de personas en Haití y parece un tema más. El racismo también estuvo ahí y todas las formas de desprecio por lo diferente y por lo ajeno, especialmente por lo que no se conoce.
Para humillar lo humano, primero hay que negarle su humanidad
Yo tuve un maestro, Enrique Pichon Rivière, y recuerdo que en una clase sobre los prejuicios le planteamos qué había detrás de los prejuicios raciales, ideológicos, de sexualidad, y Pichon nos dio una respuesta muy extraña. Me impactó tanto que en el libro Luz en la selva, la novela familiar de Enrique Pichon Rivière, la vuelvo a referir tomando un pedacito de la clase porque el problema de los prejuicios está muy fuerte en mí, me hace pensar.
Pichon dijo algo muy extraño: ‘Detrás de los prejuicios está la envidia’.
Pichon era un sabio, fue uno de los fundadores del psicoanálisis, fundó la Psicología Social, la psiquiatría dinámica, no es un pensador menor. Yo que tengo una cierta formación sé los que juegan en las Ligas mayores. Pichon juega en la Liga de Marx, de Freud, a ese nivel, y me enseña: detrás de los prejuicios siempre está la envidia. La pregunta del millón sería entonces: ¿cuál es la envidia de Occidente hacia Haití? Porque si hay tanto prejuicio y es cierta la definición de Pichon ¿qué le envidian EE. UU. y tantos otros países que miran a Haití en forma terrible? Porque solo una mirada terrible puede ocasionar la respuesta que sufre cotidianamente Haití.
Para humillar lo humano primero hay que negarle su humanidad.
Cuando los marinos argentinos tiraban a las monjas francesas desde los aviones, como a tantos otros militantes populares, ¿cómo podían hacerlo, si iban a misa, después subían al avión y finalmente los tiraban al mar? Esas declaraciones existen. ¿¡Cómo hacían!? Primero le rezo a Dios y después tiro a una monja en el medio del río. La respuesta es simple y atroz: esas monjas ya no eran humanas, eran parte de la subversión, la subversión era una “cosa”, como la pobreza es una cosa, como cuando uno dice los negros. Son una cosa, ya no son seres humanos.
No es él o yo, es una cosa. La pobreza existe porque no existen los pobres, es decir, los sujetos concretos. Los presos pasan a ser una cosa genérica, no ya Juan o Pedro o María que están en la cárcel. Son los presos, no tienen nombre, rostro o identidad. ¿Por qué se creen que en una cárcel, manicomio o asilo lo primero que se hace es quitarles el nombre real? Juan Pérez deja de serlo. ‘Che, negro de mierda’, ‘puto de mierda’, gordo vení acá’, ‘che, boludo’, cualquier cosa, pero nunca Juan Pérez. Hay que quitarle la identidad al ser, lo que tiene de humano, lo que tiene de mí y más todavía, lo que mí tiene de tú o de él.
Ese es el primer tema, sino no se lo puede violar, golpear, hambrear, tirar de un avión al río a una monja y luego ir a misa. No había pecado ni responsabilidad. Ya no era una monja sino una cosa.
Yo pasé mi exilio en Holanda y soy muy respetuoso de los sitios que me han dado de comer. Como se dice popularmente: “No se caga en la mesa del que te dio comida”. Yo no lo hago pero reflexiono porque es mi profesión. Me pregunté: cómo puede ser que Holanda, el primer país en la historia de la humanidad que permite escribir sin censura previa, porque ustedes saben que para poder publicar un libro existía lo que se denominaba la autorización eclesiástica. El obispo de la ciudad donde residías, no el Estado, tenía que ponerte el sello obispal en el escrito para poder publicarlo.
El primer país en la historia de la humanidad que genera el derecho de asilo es Holanda. Yo me asilé con una Ley de 1600 que permite pedir asilo a los perseguidos. Dice: “todo aquel perseguido por razones religiosas, políticas, de pensamiento, de cultura, que llegue al reino de los Países Bajos y pueda contribuir a su desarrollo económico o cultural será acogido”. Yo al desarrollo económico no podía contribuir mucho, especialmente en un país rico como Holanda al que llegué sin un peso, pero pude decir que había escrito libros, fui docente en la UBA, pude probarlo y me dieron asilo. Entonces, ¿cómo es ese país que generó por primera vez en la historia de la humanidad el asilo, la libertad de prensa, entre otras cosas, el primer país que tuvo casas para los pobres, para los viejos, que cuando no podían pagar su espacio, el gobierno les daba un lugar, 500 años antes que otros países, sin embargo, no hace más de 15 años Holanda pidió perdón público por ser el país que más tráfico de esclavos cometió en la historia de la humanidad?
Bueno, cualquiera pide perdón así, pero ¿cómo puede congeniarse que un país de semejante desarrollo humanístico -insisto, aún hoy es uno de los más especiales que ha dado la civilización-, a la vez haya sido el de más tráfico de esclavos en el mundo?
Me lo planteé como reflexión cuando era profesor en la Universidad holandesa. Obvio, no querían que pensara en eso, me habían contratado para hablar sobre cultura latinoamericana, no les gustó mucho que planteara y quisiera reflexionar sobre estos temas, pero bien o mal estaba contratado por la Universidad y son respetuosos de los docentes. Tal vez más que acá. Me puse a investigar, no mucho y me di cuenta por los escritos de la época. Para los holandeses no hubo contradicción porque la libertad de escribir y publicar, dar asilo, darte apoyo cuando envejecías o empobrecías, era para los seres humanos y para Holanda, para sus filósofos, teólogos y políticos, el negro del Africa no era un ser humano, no había contradicción porque eran cosas.
El pobre es una cosa, no es un ser humano
Miren cómo se organiza el mundo. El sentido de cosa, que también, en mi criterio, se le da hoy al pobre. El pobre es una cosa, no es un ser humano, se le quita su identidad y se lo ve como alguien que está siempre en culpa.
Hay un libro muy interesante de Nietzsche, ese filósofo tan especial nacido en Alemania, al que he leído con mucho cuidado, que en los orígenes de su trabajo intelectual es más filólogo que filósofo, es decir, busca la esencia de cada palabra, tiene un libro muy interesante que se llama Genealogía de la moral. Uno de sus primeros libros, el otro es El origen de la tragedia. Son 2 libros muy interesantes de su primera etapa más ligada a la filología. En Genealogía de la moral se plantea el tema del bien y del mal, no a nivel metafísico ni religioso ni legal, sino de dónde nacen esas palabras. Sostiene que cada palabra -y vaya si uno como escritor tiene que aceptarlo- es mucho más de lo que en apariencia dice, entre otras cosas tiene una historia, y uno recibe las palabras con una historia muy pesada, a veces con una historia de mierda, como decía Cortázar, con lo que uno tiene una actividad originaria o primera, como decía Julio: ‘antes de escribir tenemos que limpiar las palabras porque se han ensuciado mucho.’
La paradoja de los escritores -y me incluyo- es que uno trabaja una materia que es la de todos los días. Un escritor agarra una piedra y en principio no se come, no se duerme, salvo un fakir (el chiste no causó gracia, no importa porque no soy muy bueno en eso). La piedra no es parte de nuestra vida cotidiana, salvo cuando era niño y tartamudo y mi abuelo que amaba a los clásicos, especialmente a los griegos y romanos, había leído que para vencer la tartamudez Sócrates recomendaba mascar piedras. Como sufría y mi abuelo se daba cuenta -además las niñas se me reían y no podía conquistar una-, me ponía piedras en la boca, no cualquier piedra, sino piedras chiquitas, limpias, como las de la playa, canto rodado. No vayan a creer que mi abuelo era un animal y me daba pedazos de piedra de la calle. Iba a un sitio donde vendían cosas para la construcción y compraba un puñado. Yo le rogaba: ‘abuelo, por favor, no digas para qué es’. Mi abuelo lo hacía con amor, con cariño, las lavaba bien y me decía: ‘ahora ponete las piedras en la boca y hablá’. Yo le contestaba: ‘me da vergüenza’ y el me decía: ‘no te olvides que Sócrates lo hacía’. Yo tenía 6 años y no sabía quién era y mi abuelo me lo enseñó para que yo todo orgulloso de ser como Sócrates mascara piedras. No sé si me quitó la tartamudez pero me hizo sentir afín a Sócrates. Cuando leo a Platón, especialmente en su Apología de Sócrates me siento bien. El también conoció el exilio, por lo menos como perspectiva porque a último momento eligió el cianuro. Los griegos te permitían elegir entre el suicidio y el exilio. Yo creía que eran unos locos.
Recién en mi exilio, especialmente en el quinto año, cuando uno ya no soporta más la vida, piensa que hasta el suicidio puede ser interesante. Ahí empecé a darme cuenta que Sócrates no era un boludo, que había tenido que pensar y mucho. Pero dejemos a las piedras y a Sócrates y volvamos a Nietzsche investigando las palabras y fundamentalmente dos: bien y mal.
¿Qué descubre con bien? Tanto bien y bueno originariamente remiten a blanco, rubio, rico, es decir, el bien es todo eso, es la etimología del concepto que responde a bien.
¿Qué responde a mal? Negro, malo, pobre, feo y le agrega -es lo que más me llamó la atención-, deudor y culpable. Miren el conjunto, cómo a veces la filosofía y la filología que es una de sus ramas, sirven para entender el mundo, el lenguaje es ideológico, está ligado al poder. La pregunta sería: ¿por qué todo eso? ¿Cuál es la deuda del pobre?
El pobre está siempre en deuda con el rico. Es malo porque no toma la providencia para pagarle al rico lo que le debe desde el nacimiento, es decir, si nacés pobre, nacés con deuda y encima sos malo. Entonces el mundo está organizado, aun desde el lenguaje, para responder al poder, al prejuicio. De ahí viene por qué un país que puede dar la libertad de prensa, de pensamiento, que en Holanda es absoluta, puede ser al mismo tiempo el país que mayor tráfico de esclavos hizo en la historia humana.
Esos esclavos, básicamente negros, no eran seres humanos y ¿quién ha pagado tal vez más que nadie esa carga en América? Haití.
Es una carga de la humanidad y Henry, a quien conozco hace años, y siempre con ese fervor por su país que me emociona y por la humanidad, lo cuenta bien. No son 5 manzanas podridas, es una civilización podrida. Ese es el tema de fondo.
Cuando hablamos de Derechos Humanos tenemos que tenerlo claro. Los Derechos Humanos solo existirán -y nos animamos a la esperanza- cuando el conjunto de la humanidad, todo ser, los goce. Y estamos lejos, porque en la práctica todavía hay seres humanos que son menguados desde el poder en su dignidad humana. Esa es la realidad, por eso el atropello a Haití. Allí se junta todo. Es un país realmente pobre, o mejor dicho, en el sentido de Nietzsche, es un país al que hicieron pobre, lo empobrecieron, porque Haití nace bien, no nació empobrecido, se lo hizo pobre. No nació como espacio de dolor, se lo hizo sufriente y esa es una deuda civilizatoria y siento, como un hombre que cree en la transformación del mundo, que no va a ser eterna, pero también es cierto que hay una realidad concreta difícil de doblegar y Henry la marcó con una claridad implacable: es la geopolítica.
Para bien o para mal, el lugar que ocupa Haití en el mundo es terriblemente importante, es un portaviones gigante, ese es el tema de fondo. Por eso los poderosos a veces pueden ser buenos con un país que no tenga esa importancia geopolítica estratégica. Pero por suerte o desgracia, Haití tiene una importancia fundamental en el mundo de hoy. Su buena situación geopolítica se convierte en su peligro, como para nosotros lo es ser dueños del Acuífero guaraní, que es una riqueza para la humanidad y para nosotros, pero a la vez es un peligro monstruoso porque que como decía Adam Smith, las cosas valen en virtud de su escasez y como eso sucede con el agua, nuestra riqueza cada vez es mayor pero también nos pone en una situación terrible de peligro.
Ese es el tema, porque la humanidad y el pensamiento nos enseñan que la riqueza y la pobreza son parte de una misma cosa. Cuando alguien habla de la riqueza sola y no lo hace de la pobreza, no le creo. Y cuando desde ciertos partidos políticos, desde ciertas iglesias, me hablan de ayudar a los pobres, de amarlos, de tomar partido por ellos, pero nunca dicen qué hacer con los ricos, no les creo. No se puede hablar de la pobreza sin hablar también de la riqueza. No son 2 cosas que no tienen nada que ver. Una cosa es la escasez y otra la pobreza. Una cosa los pobres y otra la pobreza, como una cosa es la locura y otra los locos, o la muerte y los muertos. No se puede confundir todo, especialmente cuando alguien desde un lugar de reflexión cumple una cierta función. El compromiso, eso que nos decía Cortázar, no uno abstracto, sino el compromiso concreto y cotidiano que tenemos los que estamos en este camino de la escritura, del pensamiento, con la vida de todos los días.
Ahí viene el tema ético. Uno goza de un privilegio en un mundo muy difícil, con muchísima gente que padece el hambre, la pobreza, la discriminación, la explotación, uno tiene que tener un uso responsable de sus privilegios. Creo que es ineludible. No me hagan el cuento de la libertad del escritor de escribir cualquier cosa porque no lo creo. Hay un tema que es la conciencia, el espíritu humano. No es que tengas que hacer realismo o socialismo como la única forma, pero no podés quedar al margen de ese gran paradigma de nuestra época que es la pobreza. El mundo está marcado por eso y todo lo que uno haga, de alguna manera, también está marcado por esa realidad monstruosa que estamos viviendo.
Aunque te pongas afuera estás adentro. Como decía Bertolt Brecht: “Por más que cierres todas las ventanas el viento de la realidad penetra por un pequeño orificio”. Nada es absoluto ni total.
Desde ese lugar no puedo negar que cuando empecé a escribir, era muy joven, a los 17 o 18 años, mi primer libro a los veintipico de años, se llama Pueblo en la costa. Hay una primera etapa muy marcada por el surrealismo, por las lecturas de Artaud, Lautréamont, Breton, por la obra pictórica de Batlle Planas, de Berni, de Aizenberg, por el teatro de Valle Inclán, es decir, toda una época de la imaginación, de querer descubrir lo nuevo en el lenguaje, de la exaltación de la libertad, todo eso sucede en mí hasta que me encuentro de golpe metido con las primeras dictaduras. Yo no usaba el título de abogado, ya que había estudiado Derecho por una cuestión filosófica, siempre me interesó la Filosofía del Derecho. Trabajaba de periodista y veo que de pronto hay persecuciones gigantes en este país y hay pocos abogados que defiendan a los presos políticos. Ahí, junto con Rodolfo Ortega Peña, que fue el primer asesinado por la Triple A, con Mario Hernández, Roberto Sinigaglia, un grupo de 20 abogados, formamos la Asociación Gremial de Abogados. De los 20 murieron 17.
Solo 3 quedamos vivos, miren qué cosa, yo soy uno de ellos.
A partir de esas marcas vendría el exilio, me expulsarán de la Universidad, cerrarán la revista Crisis que hicimos con Galeano, Juan Gelman y Haroldo Conti, vendrá el exilio y mi obra quedará marcada por todo eso, por el terrorismo de Estado, por el exilio.
Luego volveré al país y trataré de reconstruir mi vida investigando en la locura, en la pobreza y cada vez fui más marcado por eso. No es que escriba solo de la pobreza, pero tengo conciencia que la pobreza es hoy la gran divisoria de aguas. Esa pobreza, riqueza de la monstruosidad, que se ve en las conductas, en lo que vestimos, lo que comemos, en lo que odiamos. Ni siquiera la locura quedó inocente, ni el amor, todo está marcado por esta monstruosa forma de distribuir el mundo, de privar a una gigantesca cantidad de seres humanos de los bienes materiales y espirituales.
Ahí están mis obras de teatro, poemas, novelas donde el mundo de esa gigantesca injusticia me mueve de una manera u otra a escribir.
Algunos de esos textos han salido en el último número de la revista Topía. El que quiero leer no sé si está ahí. Se trata del poema “Angel del espanto”. El primer tomo de Filosofía de la pobreza que está próximo a editarse se llamará “Angel del espanto”. Es la primera parte que reúne pobreza e infancia y dentro de los textos yo escribo siempre algunos poemas que también necesito como forma. Después pueden quedar o no en el libro pero esta vez sí escribí un poema con el mismo título del libro y es el que quiero leerles:
Oh, alma de niño / cuerpo de la pobreza /
Sombra mía / que te arrojas como el
Ángel del Espanto desde la bóveda que tiembla
Sonora igual que el fuego
Hasta el pálido principio de los días…
Oh, alma de niño
Ángel del Espanto / sombra mía
Que en el silencio nos señalas y vigilas
Cada instante de la fugaz eternidad
En vísperas de la agonía…
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Desde antes de nacer / ya peligro y fugitivo
Te han convertido en pesadilla…
Tu soledad es áspera y marchita…
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Caes del cielo igual que puro / eterno…
La lluvia sobre la tierra hace de vos / lluvia sucia
Isla sin ternura / grieta maldita
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Eres oscuridad sin gracia
Frente a la luz divina…
Luz que no te alumbra / divinidad que no
Te divina…
Ni te arropa en su confín sagrado
Entre las nubes quietas / mal dormidas…
Oh, alma de niño
Ángel de Espanto /sombra mía
¿Nada del humano / quedó de ti en mí?
¿Más que impiadoso / todo es ajeno…?
Dinos: ¿qué nos espera, si siendo padecido
Padeces, cuando ya ni los dioses pueden padecer…?
Oh, alma de niño
Ángel del Espanto / sombra mía
Que te alzas pobre de las pobrezas
En las noches y en los días
¿O no es de espanto
El hueco de tus ojos
El tajo de tu boca
El vacío de tu lengua
La espuma de tu fiebre
Ese agrio sudor de tu cuerpo
Que en los umbrales del infierno
Todavía nos mira y sonríe…?
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Cuerpo de niño / maravilla
Ciega de la pobreza
En la cruenta espera sin esperas
Ni alivios
Tan y tan / al fin
Y de una vez
El amor de tu mano
Se transformó en cuchillo…
Tu cuchillo que te hirió
Tu sangre que al sangrar al otro
Te heló…
Oh, Ángel del Espanto
¿La muerte que besó tus labios
también te arrancó del paraíso…?
Como en los buenos encuentros lo que empezó termina como empezó, así que voy a preguntarle a Henry ¿Por qué hay envidia a Haití?
Hay que transformar a Haití en una metáfora del horror
Henry Boisrolin: No sé si la respuesta la tengo yo o la tenemos los haitianos, pero hemos reflexionado bastante sobre esto. Las inconstancias históricas nos obligan a pensar sobre lo que nos está pasando y nos imponen.
En primer término nosotros hemos llegado a plantear 2 cosas: las categorías que solemos utilizar para analizar lo que nos pasa son exclusivamente creadas por la ciencia occidental, marcadamente eurocéntricas. Creemos que hay fenómenos que estas categorías no alcanzan para poder analizar, separar y volver a juntar. En el caso específico de Haití pensamos que hay un desafío no solo político, de destruir esa situación de opresión, que evidentemente tenemos que hacerlo, sino también un desafío de tipo epistemológico. Crear nuestras propias categorías para analizar fenómenos que no son problemas de los europeos. Son cosas específicas.
Por otra parte, hay una palabra, un concepto, que a veces se eleva a nivel de categoría, que se llama: la libertad.
Occidente se ha apropiado de ese concepto de la misma manera que ahora hablan de democracia. Pero hay un hecho singular y es que la Revolución Francesa de 1789, donde plantearon libertad, igualdad y fraternidad, era para algunos hombres, porque al mismo tiempo mantenían el sistema esclavista. La prueba está que Napoleón manda una flota porque en Haití la libertad de los esclavos fue proclamada en 1793, antes de la proclamación de nuestra independencia, cuando en Cuba y Brasil recién fue a fines del siglo XIX y en EE. UU. después de la Guerra de Secesión (1865). EE. UU. se liberó antes, en 1776, pero mantuvo la esclavitud. El único lugar donde realmente ese concepto de libertad del género humano, el primer y único lugar sonde se poseía realmente, de manera amplia, fue Haití.
Esa puede ser una de las razones. ¿Cómo podía ser que los negros -considerados inferiores, animales, a quienes habían quitado toda esencia humana, porque era peor que un objeto, porque a veces un objeto es amado, a veces perdemos un objeto y nos sentimos mal, incluso amamos a los animales; el negro estaba por debajo de esto-, cómo puede ser que la historia y la humanidad tengan que reconocer que los negros fuimos los primeros en plantear algo considerado fundamental para la esencia humana: la libertad?
Entonces hay que destruirlo, transformar a Haití en una metáfora del horror. Hay que demostrar a los demás que sí, lucharon por su independencia, pero mirá donde están. Yo tenía un profesor francés que decía: ‘los martiniqueses se tienen que sentir bien porque han sido esclavos de Francia pero no sufren como ustedes’. Era como decir, ‘no hay que imitar a Haití, miren donde está’.
¿Cómo puede ser que sean los primeros en proclamar la libertad?
En vez de reconocer y tener una actitud realmente humana, quieren destruirnos. La libertad fue tal en Haití, que el líder de la revolución que consagró la Independencia, Desaliness, dijo -y no sabía leer ni escribir- y está en la primera Constitución haitiana: “Cualquier ser humano que quiera vivir en Haití, cualquiera sea su color, será conocido bajo la denominación de negro”. Había un contingente polaco que luchó al lado de los esclavos que evidentemente no tenía la piel de ese color, y Desaliness les dio la nacionalidad haitiana y fueron considerados negros.
Otra cosa que hizo Desaliness. Haití es una palabra indígena que significa “tierra montañosa”, los primeros habitantes fueron las etnias arawak, caribes y taínos que fueron exterminadas por los europeos en 50 años, razón por la cual comenzaron a traer esos objetos, esos animales de Africa, para explotarlos. Cuando llegó Colón cambió el nombre de Haití y lo denominó La Española, hasta el día de hoy aparece ese nombre en algún mapa porque según él se parecía a una España pequeña. No conozco España y no sé si se parece o no. En 1697, por un tratado entre España y Francia, el Tratado de Ryswick, aquélla cede a Francia la tercera parte de la isla, lo que hoy se conoce como Haití. La otra parte es República Dominicana, por eso ellos hablan español y nosotros francés. Los franceses le cambian de nombre y lo llaman Saint Domingue y Desaliness, cuando iba a proclamar la Independencia el 1º de enero de 1804, para desterrar hasta el último vestigio colonial dijo: ‘vamos a volver al nombre original que le habían dado los verdaderos dueños, los primeros habitantes’. Por eso volvió a nombrarse Haití y no se llamó Republique de Saint Domingue, como habían puesto inicialmente en la Declaración de Independencia.
No puede haber libertad sin bienestar. Desaliness planteó por primera vez la reforma agraria. No solo la distribución igualitaria, razón por la cual lo van a asesinar, sino que el Estado tenía que aportar y ayudar a los beneficiarios de la tierra. Marx no escribió nada con respecto a esto.
Entonces, no solo hay que invisibilizar, destruir a Haití, sino el concepto. Por eso sin conocer a Pichon Rivière creo que da en el clavo de acuerdo a lo que decía Vicente. ¡No puede ser! Yo te envidio por haber sido el primero en plantear todo esto. Entonces, tengo que castigarte. Es por eso que hay una unidad dialéctica entre pobreza y riqueza. No son separables. Tenemos que apuntar a la verdadera libertad. La que empezaron los esclavos a construir, no por ser seres diferentes sino por las propias condiciones históricas que los llevaron a pensarlo.
Nos tendrán que hundir la isla o venceremos
Ahora nos están empujando a otro 1804. Hay 2 posibilidades. Es como sentir en nuestro ADN que la resistencia está pegada. Nos tendrán que hundir la isla o venceremos.
Vicente Zito Lema: La respuesta que hemos escuchado me pone feliz con mi maestro Pichon Rivière. También hay que escuchar lo positivo, sino el sufrimiento por el sufrimiento sigue siendo negativo. La lucha necesita del orgullo, diríamos del bien cambio, porque en la tristeza por la tristeza, tomados y dominados por las pasiones tristes, tampoco los pueblos cambian el mundo, y ese orgullo de identidad de Henry me pone bien haberlo escuchado. Alguna vez leí algo pero en boca de Henry es claro. Una cosa es leer un libro y otra escucharlo directamente de un haitiano.
Públicamente quiero agradecer a Mario, sé de la cantidad de esfuerzos solidarios que hace, desde la radio, desde esta Biblioteca, desde todos los lugares por donde pasa. Es un amigo fraternal, un hombre serio, comprometido con el mundo. Muchas gracias por haberme invitado.
Mario Hernandez: Al contrario, gracias a vos y también a Henry. Queda el compromiso para organizar en un futuro próximo una jornada especial por Haití, con videos y materiales que Henry va a traer para compartir. Muchas gracias.
Por Mario Hernández
El pasado 17 de setiembre se realizó en la Biblioteca “Eduardo Martedí” del barrio de Balvanera en la Ciudad de Buenos Aires una de sus habituales charlas. Inicialmente pensada con el filósofo Vicente Zito Lema, se sumó Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano. La presentación estuvo a cargo del periodista Mario Hernandez quien se ocupó de la edición y desgrabación del material que exponemos a nuestros lectores.
Haití no representa ninguna amenaza para la paz en la región. Lo que tiene es una posición geopolítica importante para el Imperio
Henry Boisrolin (CDH): Es un orgullo estar con Uds. y compartir una mesa con Mario y Vicente. Cuando Mario me ofreció su lugar en la presentación pensaba que anoche estuve en la Taberna Vasca y me sentí muy bien, acompañado y menos triste por lo que estaba sucediendo en Haití que no es solamente la violación de un joven. Compartí con gente que no solo se interesaba por curiosidad intelectual sino que iba más allá, tenían una posición internacionalista y sentía que a medida que iba avanzando la conversación, era una comunicación de corazón a corazón y de mente a mente. Eso es importante frente a tanto dolor que para mí es imposible poder expresarlo, explicarles de la manera más clara lo que está sucediendo en Haití. Cualquier ficción, cualquier proyección que ustedes puedan tener, la realidad haitiana la supera. No estoy exagerando. La recolonización de Haití -porque ese es el proyecto- trae un dolor inmenso. Y no solo desde el punto de vista económico sino también en función de la dignidad humana en todos sus aspectos. Cuando se habla de la violación del joven haitiano advierto siempre que no hay que dejar que un árbol nos tape el bosque. Tampoco se trata de un asunto de cinco manzanas podridas según dijo el gran revolucionario, ministro de Defensa uruguayo, Huidobro, ex Tupamaro que ahora no se sabe qué es. Diciendo que son cinco manzanas podridas que no tienen que empañar el buen desempeño de los demás que ayudan a Haití. ¿Por qué digo esto?
En primer lugar esos 5 hombres no son los primeros acusados de haber cometido violaciones y abusos sexuales. En 2007 una investigación internacional de Naciones Unidas determinó que 111 soldados de Sri Lanka habían violado niñas haitianas de 12 años. Lo único que se hizo fue repatriarlos.
En 2005 bajo el pretexto de buscar bandidos en Cité Soleil, la barriada popular más grande de Puerto Príncipe, de más de 500.000 habitantes, a las 2 a. m., tanques y helicópteros artillados de las tropas de ocupación atacaron a los pobladores asesinando bebés. Hay una foto que dio vuelta el mundo donde se ve el impacto de un proyectil en la cabeza de un bebé de 3 meses. Lo mismo sucedió con una joven estudiante que volvía a su casa y no escuchó que tenía que detenerse. Le dieron 2 balazos en el ojo izquierdo.
También soldados jordanos violaron niñas al lado del Aeropuerto Internacional. No se trata de 5 manzanas. En el mismo lugar donde ocurrió la violación del joven, a 170 km. de la capital, un lugar donde no se sabe porqué han puesto una base ya que lo más grave que solía ocurrir allí era el robo de cabritos, sin embargo, pusieron soldados con armas, helicópteros, tanques. Esos soldados transformaron el lugar en un antro de prostitución a cambio de un plato de comida para la gente pobre. Comprando y haciendo fumar marihuana a los niños. Entonces no es un problema de 5 manzanas.
Nosotros sabemos muy bien cuales son las causas de la crisis haitiana. Es la exacerbación de la dependencia del país. La dominación feroz que se ejerce sobre el pueblo trabajador y campesino haitiano. El empobrecimiento proviene de allí, de ese sistema y hay una resistencia popular para terminarlo.
Nosotros no podemos resolverlo comiendo balas o tanques. El tema del hambre no se resuelve así. Tampoco imponiendo una serie de condiciones sino dejando que el pueblo haitiano resuelva por sí mismo el problema.
Haití no representa ninguna amenaza para la paz en la región. Esa es una mentira. Lo que Haití tiene es una posición geopolítica importante para el Imperio. Si se fijan en el mapa van a ver que Haití es el país más próximo a Cuba, nos separan 77 km., el Canal del Viento. Comparte la misma isla con la República Dominicana. Estamos a escasos minutos de vuelo de Jamaica y Puerto Rico. Hay una parte del Mar Caribe que nos vincula a Venezuela. Al perder el control en Haití la zona se desestabiliza. Otro elemento: Haití es el productor de mano de obra más superbarata que hay en todo el mundo; prácticamente esclava. Las famosas maquiladoras como Levi’s están en la frontera con República Dominicana empleando haitianos por U$S 1.60 por día cuando en EE. UU. paga U$S 20 por el mismo tipo de trabajo. Haití tiene oro, petróleo. Hay un problema concreto desde la década de los 80 cuando el pueblo haitiano demostró en las calles que quiere cambiar de sistema. Supo terminar con la dictadura de la familia Duvalier, supo impulsar por primera vez elecciones libres y democráticas donde triunfó Aristide que después traicionó. Pero hay un movimiento que quiere llegar a más, por eso la Minustah (Misión de la ONU para la reconstrucción de Haití) no es otra cosa que el brazo armado del proyecto para romper la espina dorsal del movimiento popular, de todo tipo de resistencia popular para mantener el status quo. No es solo la Minustah sino también otros instrumentos que han creado de manera criminal.
Después del terremoto, que según cifras oficiales costó más de 300.000 muertos, más de 3 millones de damnificados y 1.500.000 viviendo bajo carpas. Imagínense 4 palos y una lona donde cuando llueve una persona no puede acostarse. Estuve en las carpas y puedo decirles lo que es. Sin embargo, han creado una Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), un organismo haitiano co-presidido por el ex presidente estadounidense Bill Clinton, que es el verdadero Presidente del país. Como el mandato de la CIRH está terminando y no hizo nada, perdiendo prestigio, el actual Presidente haitiano, Michel Martelly -ex tonton macoute, paramilitar, fascista, un tipo vulgar, sin formación, elegido en elecciones donde participó el 15% de la población, organizadas por la “comunidad internacional” que impuso los resultados-, ha formado un Consejo Económico de Inversiones para el Desarrollo Económico, uno de esos nombres difíciles y ¿quién es el presidente?, nuevamente Bill Clinton y ha propuesto como Primer Ministro a un doctor haitiano, funcionario de la ONU y ex miembro del gabinete de Clinton en la CIRH.
Siempre decimos que nadie va a luchar por lo que no entiende, ni morir por lo que no ama. Entonces, en primer lugar hay que tratar de entender. Esto no lo van a leer ni en La Nación ni en Clarín que solo hablan de Haití cuando hay una tragedia, una invasión, un huracán, un terremoto, un golpe de estado o como ahora esta violación. Hacen creer que Haití es inviable para seguir mandando tropas.
Dentro de la Minustah el 44% de los efectivos provienen de países latinoamericanos. Hay 10 países que tienen tropas, incluyendo Brasil que tiene la comandancia militar. En algunos casos son decisiones gubernamentales inexplicables como los casos de Bolivia y Ecuador; también Argentina tiene tropas. Nosotros creemos que es importante que las organizaciones populares, los pueblos latinoamericanos nos comprendan y nos ayuden exigiendo el retorno de las tropas. No es el problema de una violación o de un error casual, cualquier tropa de ocupación siempre avasalla los derechos de los demás.
Y termino diciendo: el racismo tiene mucho que ver porque el pueblo haitiano fue calificado por la jerga colonialista como negro, cuando dividieron a los seres humanos en razas sin ningún asidero científico, nos separaron clasificándonos de inferiores. Entonces tienen todo el derecho y la impunidad garantizada de que ahí no va a pasar absolutamente nada, que la justicia haitiana no puede actuar por más que quisiera, porque la ONU que dirige la Minustah tiene una cláusula donde dicen que los militares que van a mantener la paz gozan de inmunidad.
Nuestros gritos son para pedir que nos acompañen. Sabemos que el mayor esfuerzo lo tenemos que hacer los haitianos. Lo están demostrando los estudiantes en los últimos días que han decretado movilizaciones permanentes hasta que salga el último soldado. Ahora la ONU plantea el retiro gradual pero acaba de renovar el mandato de la Minustah por un año más por la recomendación de su Secretario General, Ban Ki-moon. Los estudiantes y muchos sectores populares han dado un plazo de 90 días sino paralizarán el país. Son capaces de hundir la isla, de masacrarnos, pero no hay alternativa. ¡Que nos hundan o venceremos! Muchísimas gracias.
Mario Hernandez: Después de escuchar a Henry Boisrolin vamos a presentar a Vicente Zito Lema.
Nació en la CABA en 1939. Aquí sigue viviendo tras haber pasado 7 años en el exilio en Europa, la mayor parte en Amsterdam (Holanda). Entre sus actividades en el exilio está el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con Julio Cortázar y David Viñas, entre otros. Estando exiliado escribe Mater, obra de teatro sobre la gestación de Madres de Plaza de Mayo y su lucha. []Regresa a la Argentina en 1983.
Poeta, dramaturgo, periodista, investigador de temas artísticos y sociales, docente.
Estudió Derecho y Ciencias Sociales, recibiéndose de abogado en la UBA. Profesor de Psicología Social, se formó junto a Enrique Pichon Rivière.
Como periodista fue director de importantes revistas culturales, entre otras, Cero, Talismán, Liberación, Crisis, Cara a cara con la cultura, Fin de Siglo, Locas y La Maga. Publicó sus trabajos en Clarín, El Cronista Comercial, La Opinión, La Voz, Sur y Página/12.
Organizó talleres de arte en centros populares, hospicios, cárceles y otras “instituciones de la pobreza”.
Desde la década del sesenta se destacó en la defensa de los Derechos Humanos. A fines del año 2000 creó la Univ. Popular de Madres de Plaza de Mayo, siendo su primer director académico.
Actualmente participa del proceso de fundación de la Universidad de los Trabajadores en la fábrica recuperada IMPA, siendo su coordinador general.
Es autor de 12 obras de teatro con su original método: la Antropología Teatral Poética. Lleva publicado 20 libros. Entre ellos, Luz en la selva, que corregí para Editorial Topía.
Dijo de él Julio Cortázar: “La lectura de sus obras es un duro latigazo más en la carne que todos tenemos desollada. Latigazo de belleza a la vez y por eso todavía más doloroso”.
Me olvidaba. Es un ferviente hincha del club Racing Club de Avellaneda.
El tema de hoy es “Arte y Pobreza” y les voy a leer algo muy breve para introducirlo aprovechándome que el otro día me enteré que Vicente se olvidaba de las cosas que escribía:
Primera Relación: La Pobreza y la Muerte
Atrapado por la pobreza, despojado de su conciencia real, vaciados los contenidos de su existencia, sin posibilidad de tomar distancia de su permanencia en el dolor para observarse, el pobre no puede alcanzar la verdad de su real padecer, y hasta llega a sentir, desde una resignación que lo involucra sin tránsito con la producción alienada de la vida, que su pobreza particular le pertenece, que es la herencia recibida y la que debe transmitir, incluso como acto de fe, en tanto que bajo la mirada del ayer existe la pobreza y su mirada del mañana no deja de ser el recuerdo del hoy que revive en su condición de pobre.
Entonces la pobreza se convierte –he aquí la cruel paradoja-, en el último, fugaz y agónico camino de salvación de su extremo dolor. La angustia nace en el pobre porque la conciencia de la pobreza lo enfrenta con la muerte. Más aún, le han enseñado que la pobreza es un crimen del pobre.
Inducido día y noche al suicidio como sacrificio redentorio, será preciso –desde la lógica que garantiza la pobreza– que con su pasividad extrema el pobre pague sus culpas y recupere la inocencia.
Lo que se calla es que nadie puede ser inocente en la pobreza, que su materia es la ignorancia y su producción masiva, crónica e indiferenciada.
La pobreza contiene al pobre en su vastedad como la mar a sus olas, sin darle calidad de sujeto, jamás será un rostro y un nombre, no tendrá historicidad ni conciencia crítica, y obligado a sufrir el divorcio absoluto de su cuerpo y su alma –destruidos en soledad– no podrá devenir en espíritu de humanidad. No hay responsabilidad por la pobreza del pobre. Tampoco se acepta la culpa, en tanto el pobre está puesto por fuera del mundo humano, ni siquiera es lo otro, pertenece a una categoría abstracta y sin sentido, que se reproduce a sí misma: la pobreza.
Así la pobreza no requiere sustancia primigenia de vida, es un predicado de la muerte; será vista como la consecuencia accidental –no previsible, tampoco deseada– de la riqueza. O, si se prefiere, un derivado patológico (se piensa en un delito aberrante, en una pústula, en un delirio) de un proceso de legalidad, de salud y normalidad que organiza el universo de los hombres “bien pensantes”, quienes, imbuidos de fe santa, libran contra el “mal” de los pobres la batalla por el paraíso perdido.
La pobreza nace con cada pobre, que deberá andar con sus pies sobre el mismo fuego original.
La muerte de un pobre no es el fin de la pobreza, que desde su ajenidad sigue regando las sombras como si fueran rosas.
La vida de los pobres se inicia con la muerte de la pobreza. En ese instante, abre sus aguas el río de la pureza, para que el sueño de la vida sea la propia vida, y la pobreza, ajena al poder de la muerte, sea apenas memoria del espíritu humano, cuando fue humillado, en nombre de la ley, sin que “clamara el cielo”, sin que se detuvieran las honras a la razón con que el poder instituye y vigila este mundo...
Vicente Zito Lema
2005
Vicente Zito Lema: Acepto mi confusión temporo-espacial, pero también aclaro que desde hace 10 años estoy trabajando muy fuerte con mi última obra que es “Filosofía de la pobreza” y llevo escritas alrededor de 1000 páginas. Nunca tuve muy buena memoria y tampoco puedo recordar todo lo que escribo. Me suena, tiene mi ideología, mi pensamiento, mis contradicciones, mi estilo, nadie impunemente escribe 21 libros. Escribo mucho. Tengo para publicar más páginas que las publicadas hasta ahora. Amo escribir, lo necesito, ser leído o no es otro tema, que se juzgue mi obra, que a algunos les guste y a otros no es otro tema. A mí me gusta escribir, no es un sacrificio ni un martirio, es un trabajo hermoso y a veces sufro porque mucha gente tiene que trabajar de lo que no le gusta. Yo tengo un privilegio y creo que lo honro; desde los 20 años vivo de lo que escribo y pienso. En este país, en este continente, es un privilegio. Es cierto que trabajo mucho.
Hoy empecé a las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde con un curso intensivo de arte-terapia. Tengo alumnos que hacen arte en las cárceles, en los manicomios, en los asilos. Hace muchos años que trabajo en eso y formo gente. Hoy vino gente de todo el país. Una vez al mes. A las 14:00 comimos unas empanadas de verdura, me tomé un colectivo y me fui a “La Puerta”, un hospital de día y centro cultural. Ahí di clases hasta hace exactamente 10 minutos en que mi amiga Mariana me trajo a la Biblioteca.
Soy como un cafishio del dolor ajeno
Mi vida no es fácil y mañana sea como sea es el último día para escribir un prólogo que quiero hacer muy bien porque es para un libro que recoge los poemas, los cuentos, los relatos de las presas del Penal de Alta Seguridad de Neuquén, donde están internadas. Todas mujeres a las que se las acusa, probado o no, no es mi tema, de delitos graves, casi todos de sangre por haber matado a otras personas. Son mujeres que hartas de la violencia masculina han respondido duramente. De toda la zona patagónica las llevan ahí. Yo armé un equipo de arte-terapia que va a la cárcel desde hace 2 años. Hacen canciones, teatro, escriben poemas. Viajo una vez al mes o cada 2 meses y hago la supervisión del equipo y también me meto en la cárcel y trabajo. Se hizo una selección de todo el material escrito por estas compañeras presas y se logró que la Secretaría de Familia de la provincia financie el libro. Mañana me queda el último día para escribir el prólogo.
Uds. me dirán: ¡Vicente, si escribiste 20 libros, son 10 líneas, 10 páginas, es fácil! ¡No! En esto soy como Rodolfo Walsh. A Rodolfo le costaba escribir, a mí me gusta pero también me cuesta, porque además es mucha responsabilidad. Tengo claro la importancia que tiene para esas compañeras presas que salga este libro con sus poemas, sus cuentos. Es decir: ¡estamos vivas! Algunas tienen pedido de reclusión perpetua. Hay una que lleva 17 años presa. Escribir, para ellas es un acto de vida y muerte, no es cualquier cosa. No sé cuántas páginas escribiré, pero lo voy a hacer con lo mejor de mí porque quiero honrar ese libro y habrá que hacerlo y bien. No es algo que me canse ni me cause agotamiento, me pone bien, no soy un niño, nací en 1939, tengo 71 años. Trabajo muy duro pero escribir me hace bien, no cualquier cosa. No estoy hablando de escribir mejor o peor. Yo pongo ahí todo lo que tengo. Si no lo hago mejor es porque no puedo, no por falta de voluntad. Me formé para escribir. Cuando me recibí de abogado tenía 20 años, luego hice la especialización sobre filosofía, soy profesor de psicología social, es decir, he trabajado duro para formarme y sigo trabajando. Voy a una cárcel y aprendo mucho. Voy mucho a un hospital psiquiátrico y aprendo del alma humana. Voy con chicos drogadictos y también aprendo. Como el escritor escribe sobre el alma humana tengo un aprendizaje continuo. A veces digo que soy como un explotador, como un cafishio (proxeneta) del dolor ajeno, por eso uno tiene también un alto compromiso ético. No se puede escribir cualquier cosa cuando uno aborda esas temáticas. Llevo 20 libros escritos y en general mi tema es el sufrimiento ajeno. Yo no lloro por mí. Trato de entender por qué hay gente que sufre. La locura es sufrimiento, la droga, la pobreza es sufrimiento en América Latina.
En Haití, la pobreza se da como si fuera la Reina de la noche
Estando un compañero de Haití hasta siento vergüenza de mí. Sé lo que es Haití aunque nunca he estado allí. Conozco su historia, su lucha, lo que fue, lo que no le dejaron seguir siendo, en lo que intentan convertirlo, conozco que estadísticamente es uno de los espacios donde la pobreza se da lisa y llanamente como si fuera la reina de la noche. Sin espejismos, sin simbolismos, sin disfraces. También sé que tiene una historia de resistencia y una historia de agresión, que han sufrido la esclavitud y han gozado de la libertad por la que pelearon, que es una cultura compleja, con varias lenguas, con influencias multiculturales, que a pesar de todo con una manera y un deseo de seguir viviendo que llama la atención. Porque, ¡vaya que Haití ha sufrido! De niño era muy creyente, ya no sé si creo en Dios, pero hay momentos en que uno se pregunta: ¿cómo puede ser? Como me pasaba cuando era niño y pensaba si existe Dios cómo lo permite. ¿Cómo un país que ha sufrido tanto en su historia tuvo tantas desgracias naturales en los últimos años y a mucha gente le importó un carajo? Cuando sucede algo parecido en un país europeo o en otro país, incluso latinoamericano, el mundo se llena de lamentos; pero murieron cientos de miles de personas en Haití y parece un tema más. El racismo también estuvo ahí y todas las formas de desprecio por lo diferente y por lo ajeno, especialmente por lo que no se conoce.
Para humillar lo humano, primero hay que negarle su humanidad
Yo tuve un maestro, Enrique Pichon Rivière, y recuerdo que en una clase sobre los prejuicios le planteamos qué había detrás de los prejuicios raciales, ideológicos, de sexualidad, y Pichon nos dio una respuesta muy extraña. Me impactó tanto que en el libro Luz en la selva, la novela familiar de Enrique Pichon Rivière, la vuelvo a referir tomando un pedacito de la clase porque el problema de los prejuicios está muy fuerte en mí, me hace pensar.
Pichon dijo algo muy extraño: ‘Detrás de los prejuicios está la envidia’.
Pichon era un sabio, fue uno de los fundadores del psicoanálisis, fundó la Psicología Social, la psiquiatría dinámica, no es un pensador menor. Yo que tengo una cierta formación sé los que juegan en las Ligas mayores. Pichon juega en la Liga de Marx, de Freud, a ese nivel, y me enseña: detrás de los prejuicios siempre está la envidia. La pregunta del millón sería entonces: ¿cuál es la envidia de Occidente hacia Haití? Porque si hay tanto prejuicio y es cierta la definición de Pichon ¿qué le envidian EE. UU. y tantos otros países que miran a Haití en forma terrible? Porque solo una mirada terrible puede ocasionar la respuesta que sufre cotidianamente Haití.
Para humillar lo humano primero hay que negarle su humanidad.
Cuando los marinos argentinos tiraban a las monjas francesas desde los aviones, como a tantos otros militantes populares, ¿cómo podían hacerlo, si iban a misa, después subían al avión y finalmente los tiraban al mar? Esas declaraciones existen. ¿¡Cómo hacían!? Primero le rezo a Dios y después tiro a una monja en el medio del río. La respuesta es simple y atroz: esas monjas ya no eran humanas, eran parte de la subversión, la subversión era una “cosa”, como la pobreza es una cosa, como cuando uno dice los negros. Son una cosa, ya no son seres humanos.
No es él o yo, es una cosa. La pobreza existe porque no existen los pobres, es decir, los sujetos concretos. Los presos pasan a ser una cosa genérica, no ya Juan o Pedro o María que están en la cárcel. Son los presos, no tienen nombre, rostro o identidad. ¿Por qué se creen que en una cárcel, manicomio o asilo lo primero que se hace es quitarles el nombre real? Juan Pérez deja de serlo. ‘Che, negro de mierda’, ‘puto de mierda’, gordo vení acá’, ‘che, boludo’, cualquier cosa, pero nunca Juan Pérez. Hay que quitarle la identidad al ser, lo que tiene de humano, lo que tiene de mí y más todavía, lo que mí tiene de tú o de él.
Ese es el primer tema, sino no se lo puede violar, golpear, hambrear, tirar de un avión al río a una monja y luego ir a misa. No había pecado ni responsabilidad. Ya no era una monja sino una cosa.
Yo pasé mi exilio en Holanda y soy muy respetuoso de los sitios que me han dado de comer. Como se dice popularmente: “No se caga en la mesa del que te dio comida”. Yo no lo hago pero reflexiono porque es mi profesión. Me pregunté: cómo puede ser que Holanda, el primer país en la historia de la humanidad que permite escribir sin censura previa, porque ustedes saben que para poder publicar un libro existía lo que se denominaba la autorización eclesiástica. El obispo de la ciudad donde residías, no el Estado, tenía que ponerte el sello obispal en el escrito para poder publicarlo.
El primer país en la historia de la humanidad que genera el derecho de asilo es Holanda. Yo me asilé con una Ley de 1600 que permite pedir asilo a los perseguidos. Dice: “todo aquel perseguido por razones religiosas, políticas, de pensamiento, de cultura, que llegue al reino de los Países Bajos y pueda contribuir a su desarrollo económico o cultural será acogido”. Yo al desarrollo económico no podía contribuir mucho, especialmente en un país rico como Holanda al que llegué sin un peso, pero pude decir que había escrito libros, fui docente en la UBA, pude probarlo y me dieron asilo. Entonces, ¿cómo es ese país que generó por primera vez en la historia de la humanidad el asilo, la libertad de prensa, entre otras cosas, el primer país que tuvo casas para los pobres, para los viejos, que cuando no podían pagar su espacio, el gobierno les daba un lugar, 500 años antes que otros países, sin embargo, no hace más de 15 años Holanda pidió perdón público por ser el país que más tráfico de esclavos cometió en la historia de la humanidad?
Bueno, cualquiera pide perdón así, pero ¿cómo puede congeniarse que un país de semejante desarrollo humanístico -insisto, aún hoy es uno de los más especiales que ha dado la civilización-, a la vez haya sido el de más tráfico de esclavos en el mundo?
Me lo planteé como reflexión cuando era profesor en la Universidad holandesa. Obvio, no querían que pensara en eso, me habían contratado para hablar sobre cultura latinoamericana, no les gustó mucho que planteara y quisiera reflexionar sobre estos temas, pero bien o mal estaba contratado por la Universidad y son respetuosos de los docentes. Tal vez más que acá. Me puse a investigar, no mucho y me di cuenta por los escritos de la época. Para los holandeses no hubo contradicción porque la libertad de escribir y publicar, dar asilo, darte apoyo cuando envejecías o empobrecías, era para los seres humanos y para Holanda, para sus filósofos, teólogos y políticos, el negro del Africa no era un ser humano, no había contradicción porque eran cosas.
El pobre es una cosa, no es un ser humano
Miren cómo se organiza el mundo. El sentido de cosa, que también, en mi criterio, se le da hoy al pobre. El pobre es una cosa, no es un ser humano, se le quita su identidad y se lo ve como alguien que está siempre en culpa.
Hay un libro muy interesante de Nietzsche, ese filósofo tan especial nacido en Alemania, al que he leído con mucho cuidado, que en los orígenes de su trabajo intelectual es más filólogo que filósofo, es decir, busca la esencia de cada palabra, tiene un libro muy interesante que se llama Genealogía de la moral. Uno de sus primeros libros, el otro es El origen de la tragedia. Son 2 libros muy interesantes de su primera etapa más ligada a la filología. En Genealogía de la moral se plantea el tema del bien y del mal, no a nivel metafísico ni religioso ni legal, sino de dónde nacen esas palabras. Sostiene que cada palabra -y vaya si uno como escritor tiene que aceptarlo- es mucho más de lo que en apariencia dice, entre otras cosas tiene una historia, y uno recibe las palabras con una historia muy pesada, a veces con una historia de mierda, como decía Cortázar, con lo que uno tiene una actividad originaria o primera, como decía Julio: ‘antes de escribir tenemos que limpiar las palabras porque se han ensuciado mucho.’
La paradoja de los escritores -y me incluyo- es que uno trabaja una materia que es la de todos los días. Un escritor agarra una piedra y en principio no se come, no se duerme, salvo un fakir (el chiste no causó gracia, no importa porque no soy muy bueno en eso). La piedra no es parte de nuestra vida cotidiana, salvo cuando era niño y tartamudo y mi abuelo que amaba a los clásicos, especialmente a los griegos y romanos, había leído que para vencer la tartamudez Sócrates recomendaba mascar piedras. Como sufría y mi abuelo se daba cuenta -además las niñas se me reían y no podía conquistar una-, me ponía piedras en la boca, no cualquier piedra, sino piedras chiquitas, limpias, como las de la playa, canto rodado. No vayan a creer que mi abuelo era un animal y me daba pedazos de piedra de la calle. Iba a un sitio donde vendían cosas para la construcción y compraba un puñado. Yo le rogaba: ‘abuelo, por favor, no digas para qué es’. Mi abuelo lo hacía con amor, con cariño, las lavaba bien y me decía: ‘ahora ponete las piedras en la boca y hablá’. Yo le contestaba: ‘me da vergüenza’ y el me decía: ‘no te olvides que Sócrates lo hacía’. Yo tenía 6 años y no sabía quién era y mi abuelo me lo enseñó para que yo todo orgulloso de ser como Sócrates mascara piedras. No sé si me quitó la tartamudez pero me hizo sentir afín a Sócrates. Cuando leo a Platón, especialmente en su Apología de Sócrates me siento bien. El también conoció el exilio, por lo menos como perspectiva porque a último momento eligió el cianuro. Los griegos te permitían elegir entre el suicidio y el exilio. Yo creía que eran unos locos.
Recién en mi exilio, especialmente en el quinto año, cuando uno ya no soporta más la vida, piensa que hasta el suicidio puede ser interesante. Ahí empecé a darme cuenta que Sócrates no era un boludo, que había tenido que pensar y mucho. Pero dejemos a las piedras y a Sócrates y volvamos a Nietzsche investigando las palabras y fundamentalmente dos: bien y mal.
¿Qué descubre con bien? Tanto bien y bueno originariamente remiten a blanco, rubio, rico, es decir, el bien es todo eso, es la etimología del concepto que responde a bien.
¿Qué responde a mal? Negro, malo, pobre, feo y le agrega -es lo que más me llamó la atención-, deudor y culpable. Miren el conjunto, cómo a veces la filosofía y la filología que es una de sus ramas, sirven para entender el mundo, el lenguaje es ideológico, está ligado al poder. La pregunta sería: ¿por qué todo eso? ¿Cuál es la deuda del pobre?
El pobre está siempre en deuda con el rico. Es malo porque no toma la providencia para pagarle al rico lo que le debe desde el nacimiento, es decir, si nacés pobre, nacés con deuda y encima sos malo. Entonces el mundo está organizado, aun desde el lenguaje, para responder al poder, al prejuicio. De ahí viene por qué un país que puede dar la libertad de prensa, de pensamiento, que en Holanda es absoluta, puede ser al mismo tiempo el país que mayor tráfico de esclavos hizo en la historia humana.
Esos esclavos, básicamente negros, no eran seres humanos y ¿quién ha pagado tal vez más que nadie esa carga en América? Haití.
Es una carga de la humanidad y Henry, a quien conozco hace años, y siempre con ese fervor por su país que me emociona y por la humanidad, lo cuenta bien. No son 5 manzanas podridas, es una civilización podrida. Ese es el tema de fondo.
Cuando hablamos de Derechos Humanos tenemos que tenerlo claro. Los Derechos Humanos solo existirán -y nos animamos a la esperanza- cuando el conjunto de la humanidad, todo ser, los goce. Y estamos lejos, porque en la práctica todavía hay seres humanos que son menguados desde el poder en su dignidad humana. Esa es la realidad, por eso el atropello a Haití. Allí se junta todo. Es un país realmente pobre, o mejor dicho, en el sentido de Nietzsche, es un país al que hicieron pobre, lo empobrecieron, porque Haití nace bien, no nació empobrecido, se lo hizo pobre. No nació como espacio de dolor, se lo hizo sufriente y esa es una deuda civilizatoria y siento, como un hombre que cree en la transformación del mundo, que no va a ser eterna, pero también es cierto que hay una realidad concreta difícil de doblegar y Henry la marcó con una claridad implacable: es la geopolítica.
Para bien o para mal, el lugar que ocupa Haití en el mundo es terriblemente importante, es un portaviones gigante, ese es el tema de fondo. Por eso los poderosos a veces pueden ser buenos con un país que no tenga esa importancia geopolítica estratégica. Pero por suerte o desgracia, Haití tiene una importancia fundamental en el mundo de hoy. Su buena situación geopolítica se convierte en su peligro, como para nosotros lo es ser dueños del Acuífero guaraní, que es una riqueza para la humanidad y para nosotros, pero a la vez es un peligro monstruoso porque que como decía Adam Smith, las cosas valen en virtud de su escasez y como eso sucede con el agua, nuestra riqueza cada vez es mayor pero también nos pone en una situación terrible de peligro.
Ese es el tema, porque la humanidad y el pensamiento nos enseñan que la riqueza y la pobreza son parte de una misma cosa. Cuando alguien habla de la riqueza sola y no lo hace de la pobreza, no le creo. Y cuando desde ciertos partidos políticos, desde ciertas iglesias, me hablan de ayudar a los pobres, de amarlos, de tomar partido por ellos, pero nunca dicen qué hacer con los ricos, no les creo. No se puede hablar de la pobreza sin hablar también de la riqueza. No son 2 cosas que no tienen nada que ver. Una cosa es la escasez y otra la pobreza. Una cosa los pobres y otra la pobreza, como una cosa es la locura y otra los locos, o la muerte y los muertos. No se puede confundir todo, especialmente cuando alguien desde un lugar de reflexión cumple una cierta función. El compromiso, eso que nos decía Cortázar, no uno abstracto, sino el compromiso concreto y cotidiano que tenemos los que estamos en este camino de la escritura, del pensamiento, con la vida de todos los días.
Ahí viene el tema ético. Uno goza de un privilegio en un mundo muy difícil, con muchísima gente que padece el hambre, la pobreza, la discriminación, la explotación, uno tiene que tener un uso responsable de sus privilegios. Creo que es ineludible. No me hagan el cuento de la libertad del escritor de escribir cualquier cosa porque no lo creo. Hay un tema que es la conciencia, el espíritu humano. No es que tengas que hacer realismo o socialismo como la única forma, pero no podés quedar al margen de ese gran paradigma de nuestra época que es la pobreza. El mundo está marcado por eso y todo lo que uno haga, de alguna manera, también está marcado por esa realidad monstruosa que estamos viviendo.
Aunque te pongas afuera estás adentro. Como decía Bertolt Brecht: “Por más que cierres todas las ventanas el viento de la realidad penetra por un pequeño orificio”. Nada es absoluto ni total.
Desde ese lugar no puedo negar que cuando empecé a escribir, era muy joven, a los 17 o 18 años, mi primer libro a los veintipico de años, se llama Pueblo en la costa. Hay una primera etapa muy marcada por el surrealismo, por las lecturas de Artaud, Lautréamont, Breton, por la obra pictórica de Batlle Planas, de Berni, de Aizenberg, por el teatro de Valle Inclán, es decir, toda una época de la imaginación, de querer descubrir lo nuevo en el lenguaje, de la exaltación de la libertad, todo eso sucede en mí hasta que me encuentro de golpe metido con las primeras dictaduras. Yo no usaba el título de abogado, ya que había estudiado Derecho por una cuestión filosófica, siempre me interesó la Filosofía del Derecho. Trabajaba de periodista y veo que de pronto hay persecuciones gigantes en este país y hay pocos abogados que defiendan a los presos políticos. Ahí, junto con Rodolfo Ortega Peña, que fue el primer asesinado por la Triple A, con Mario Hernández, Roberto Sinigaglia, un grupo de 20 abogados, formamos la Asociación Gremial de Abogados. De los 20 murieron 17.
Solo 3 quedamos vivos, miren qué cosa, yo soy uno de ellos.
A partir de esas marcas vendría el exilio, me expulsarán de la Universidad, cerrarán la revista Crisis que hicimos con Galeano, Juan Gelman y Haroldo Conti, vendrá el exilio y mi obra quedará marcada por todo eso, por el terrorismo de Estado, por el exilio.
Luego volveré al país y trataré de reconstruir mi vida investigando en la locura, en la pobreza y cada vez fui más marcado por eso. No es que escriba solo de la pobreza, pero tengo conciencia que la pobreza es hoy la gran divisoria de aguas. Esa pobreza, riqueza de la monstruosidad, que se ve en las conductas, en lo que vestimos, lo que comemos, en lo que odiamos. Ni siquiera la locura quedó inocente, ni el amor, todo está marcado por esta monstruosa forma de distribuir el mundo, de privar a una gigantesca cantidad de seres humanos de los bienes materiales y espirituales.
Ahí están mis obras de teatro, poemas, novelas donde el mundo de esa gigantesca injusticia me mueve de una manera u otra a escribir.
Algunos de esos textos han salido en el último número de la revista Topía. El que quiero leer no sé si está ahí. Se trata del poema “Angel del espanto”. El primer tomo de Filosofía de la pobreza que está próximo a editarse se llamará “Angel del espanto”. Es la primera parte que reúne pobreza e infancia y dentro de los textos yo escribo siempre algunos poemas que también necesito como forma. Después pueden quedar o no en el libro pero esta vez sí escribí un poema con el mismo título del libro y es el que quiero leerles:
Oh, alma de niño / cuerpo de la pobreza /
Sombra mía / que te arrojas como el
Ángel del Espanto desde la bóveda que tiembla
Sonora igual que el fuego
Hasta el pálido principio de los días…
Oh, alma de niño
Ángel del Espanto / sombra mía
Que en el silencio nos señalas y vigilas
Cada instante de la fugaz eternidad
En vísperas de la agonía…
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Desde antes de nacer / ya peligro y fugitivo
Te han convertido en pesadilla…
Tu soledad es áspera y marchita…
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Caes del cielo igual que puro / eterno…
La lluvia sobre la tierra hace de vos / lluvia sucia
Isla sin ternura / grieta maldita
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Eres oscuridad sin gracia
Frente a la luz divina…
Luz que no te alumbra / divinidad que no
Te divina…
Ni te arropa en su confín sagrado
Entre las nubes quietas / mal dormidas…
Oh, alma de niño
Ángel de Espanto /sombra mía
¿Nada del humano / quedó de ti en mí?
¿Más que impiadoso / todo es ajeno…?
Dinos: ¿qué nos espera, si siendo padecido
Padeces, cuando ya ni los dioses pueden padecer…?
Oh, alma de niño
Ángel del Espanto / sombra mía
Que te alzas pobre de las pobrezas
En las noches y en los días
¿O no es de espanto
El hueco de tus ojos
El tajo de tu boca
El vacío de tu lengua
La espuma de tu fiebre
Ese agrio sudor de tu cuerpo
Que en los umbrales del infierno
Todavía nos mira y sonríe…?
Oh, alma de niño…
Ángel del Espanto / sombra mía
Cuerpo de niño / maravilla
Ciega de la pobreza
En la cruenta espera sin esperas
Ni alivios
Tan y tan / al fin
Y de una vez
El amor de tu mano
Se transformó en cuchillo…
Tu cuchillo que te hirió
Tu sangre que al sangrar al otro
Te heló…
Oh, Ángel del Espanto
¿La muerte que besó tus labios
también te arrancó del paraíso…?
Como en los buenos encuentros lo que empezó termina como empezó, así que voy a preguntarle a Henry ¿Por qué hay envidia a Haití?
Hay que transformar a Haití en una metáfora del horror
Henry Boisrolin: No sé si la respuesta la tengo yo o la tenemos los haitianos, pero hemos reflexionado bastante sobre esto. Las inconstancias históricas nos obligan a pensar sobre lo que nos está pasando y nos imponen.
En primer término nosotros hemos llegado a plantear 2 cosas: las categorías que solemos utilizar para analizar lo que nos pasa son exclusivamente creadas por la ciencia occidental, marcadamente eurocéntricas. Creemos que hay fenómenos que estas categorías no alcanzan para poder analizar, separar y volver a juntar. En el caso específico de Haití pensamos que hay un desafío no solo político, de destruir esa situación de opresión, que evidentemente tenemos que hacerlo, sino también un desafío de tipo epistemológico. Crear nuestras propias categorías para analizar fenómenos que no son problemas de los europeos. Son cosas específicas.
Por otra parte, hay una palabra, un concepto, que a veces se eleva a nivel de categoría, que se llama: la libertad.
Occidente se ha apropiado de ese concepto de la misma manera que ahora hablan de democracia. Pero hay un hecho singular y es que la Revolución Francesa de 1789, donde plantearon libertad, igualdad y fraternidad, era para algunos hombres, porque al mismo tiempo mantenían el sistema esclavista. La prueba está que Napoleón manda una flota porque en Haití la libertad de los esclavos fue proclamada en 1793, antes de la proclamación de nuestra independencia, cuando en Cuba y Brasil recién fue a fines del siglo XIX y en EE. UU. después de la Guerra de Secesión (1865). EE. UU. se liberó antes, en 1776, pero mantuvo la esclavitud. El único lugar donde realmente ese concepto de libertad del género humano, el primer y único lugar sonde se poseía realmente, de manera amplia, fue Haití.
Esa puede ser una de las razones. ¿Cómo podía ser que los negros -considerados inferiores, animales, a quienes habían quitado toda esencia humana, porque era peor que un objeto, porque a veces un objeto es amado, a veces perdemos un objeto y nos sentimos mal, incluso amamos a los animales; el negro estaba por debajo de esto-, cómo puede ser que la historia y la humanidad tengan que reconocer que los negros fuimos los primeros en plantear algo considerado fundamental para la esencia humana: la libertad?
Entonces hay que destruirlo, transformar a Haití en una metáfora del horror. Hay que demostrar a los demás que sí, lucharon por su independencia, pero mirá donde están. Yo tenía un profesor francés que decía: ‘los martiniqueses se tienen que sentir bien porque han sido esclavos de Francia pero no sufren como ustedes’. Era como decir, ‘no hay que imitar a Haití, miren donde está’.
¿Cómo puede ser que sean los primeros en proclamar la libertad?
En vez de reconocer y tener una actitud realmente humana, quieren destruirnos. La libertad fue tal en Haití, que el líder de la revolución que consagró la Independencia, Desaliness, dijo -y no sabía leer ni escribir- y está en la primera Constitución haitiana: “Cualquier ser humano que quiera vivir en Haití, cualquiera sea su color, será conocido bajo la denominación de negro”. Había un contingente polaco que luchó al lado de los esclavos que evidentemente no tenía la piel de ese color, y Desaliness les dio la nacionalidad haitiana y fueron considerados negros.
Otra cosa que hizo Desaliness. Haití es una palabra indígena que significa “tierra montañosa”, los primeros habitantes fueron las etnias arawak, caribes y taínos que fueron exterminadas por los europeos en 50 años, razón por la cual comenzaron a traer esos objetos, esos animales de Africa, para explotarlos. Cuando llegó Colón cambió el nombre de Haití y lo denominó La Española, hasta el día de hoy aparece ese nombre en algún mapa porque según él se parecía a una España pequeña. No conozco España y no sé si se parece o no. En 1697, por un tratado entre España y Francia, el Tratado de Ryswick, aquélla cede a Francia la tercera parte de la isla, lo que hoy se conoce como Haití. La otra parte es República Dominicana, por eso ellos hablan español y nosotros francés. Los franceses le cambian de nombre y lo llaman Saint Domingue y Desaliness, cuando iba a proclamar la Independencia el 1º de enero de 1804, para desterrar hasta el último vestigio colonial dijo: ‘vamos a volver al nombre original que le habían dado los verdaderos dueños, los primeros habitantes’. Por eso volvió a nombrarse Haití y no se llamó Republique de Saint Domingue, como habían puesto inicialmente en la Declaración de Independencia.
No puede haber libertad sin bienestar. Desaliness planteó por primera vez la reforma agraria. No solo la distribución igualitaria, razón por la cual lo van a asesinar, sino que el Estado tenía que aportar y ayudar a los beneficiarios de la tierra. Marx no escribió nada con respecto a esto.
Entonces, no solo hay que invisibilizar, destruir a Haití, sino el concepto. Por eso sin conocer a Pichon Rivière creo que da en el clavo de acuerdo a lo que decía Vicente. ¡No puede ser! Yo te envidio por haber sido el primero en plantear todo esto. Entonces, tengo que castigarte. Es por eso que hay una unidad dialéctica entre pobreza y riqueza. No son separables. Tenemos que apuntar a la verdadera libertad. La que empezaron los esclavos a construir, no por ser seres diferentes sino por las propias condiciones históricas que los llevaron a pensarlo.
Nos tendrán que hundir la isla o venceremos
Ahora nos están empujando a otro 1804. Hay 2 posibilidades. Es como sentir en nuestro ADN que la resistencia está pegada. Nos tendrán que hundir la isla o venceremos.
Vicente Zito Lema: La respuesta que hemos escuchado me pone feliz con mi maestro Pichon Rivière. También hay que escuchar lo positivo, sino el sufrimiento por el sufrimiento sigue siendo negativo. La lucha necesita del orgullo, diríamos del bien cambio, porque en la tristeza por la tristeza, tomados y dominados por las pasiones tristes, tampoco los pueblos cambian el mundo, y ese orgullo de identidad de Henry me pone bien haberlo escuchado. Alguna vez leí algo pero en boca de Henry es claro. Una cosa es leer un libro y otra escucharlo directamente de un haitiano.
Públicamente quiero agradecer a Mario, sé de la cantidad de esfuerzos solidarios que hace, desde la radio, desde esta Biblioteca, desde todos los lugares por donde pasa. Es un amigo fraternal, un hombre serio, comprometido con el mundo. Muchas gracias por haberme invitado.
Mario Hernandez: Al contrario, gracias a vos y también a Henry. Queda el compromiso para organizar en un futuro próximo una jornada especial por Haití, con videos y materiales que Henry va a traer para compartir. Muchas gracias.
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