Por Mario Casasús
En entrevista exclusiva con Clarín.cl Javier Sicilia (1956), habla de la Emergencia Nacional que sufre el país: “La guerra de hoy, el narcotráfico, el secuestro, la desaparición forzada, los asesinatos y feminicidios, son la consecuencia perversa del modelo económico, que se visibiliza en los dolores ancestrales del sureste mexicano; la muerte que acarrea la frontera norte se está corriendo hacia el sur, como consecuencia lógica de los agravios del poder económico que destruye a lo humano y a la naturaleza, habrá que ir al fondo de las cosas, a la raíz: la violencia en México es un síntoma de una violencia estructural”; por otra parte, el poeta y periodista emplaza a Felipe Calderón: “Sería muy dañino que el presidente traicione su palabra, sería un pésimo mensaje a la Nación, sería un retroceso y una confirmación de que no hemos salido del autoritarismo. No quieren entender que no hay monopolio de la palabra y que no podemos prescindir del diálogo para construir la democracia; si Calderón no se presenta a la Mesa de Diálogo le daría la razón a todos los que nos dijeron: ‘no vayan, el gobierno traiciona y simula’”.
MC.- Javier, acabas de publicar la antología: Estamos hasta la madre (2011), ¿de quién fue la idea?, ¿de Rafael Rodríguez Castañeda?, ¿cómo te involucraste en el proyecto editorial?
JS.- La propuesta llegó del editor Braulio Peralta a través del semanario Proceso, con el olfato periodístico y la visión editorial de Rafael Rodríguez Castañeda y de Braulio crearon la antología para mostrar una reflexión más profunda de lo que es el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad; como yo estoy en un proceso vorágine les pedí ayuda, Braulio y Rafael se metieron –de cara al Movimiento- a buscar los artículos que pudieran iluminar, porque en el fondo los artículos son muy actuales para explicar los símbolos que acompañan al Movimiento. Después me enviaron la selección de textos y me pareció un excelente trabajo, lo avalo, porque ellos encontraron los artículos para darle contexto al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
MC.- La selección de textos data de 1998 al 2011, sin embargo el título: Estamos hasta la madre, ¿no debió ser para una antología con tus ensayos, cartas y discursos a partir del 28 de marzo?
JS.- Es un título que aprovecha la coyuntura y la mercadotecnia, pero de alguna forma no miente, mi decir desde hace muchos años fue: ¡Estamos hasta la madre!, son textos sumamente críticos de la vida política, económica, de las instituciones, incluso de la Iglesia. Si bien, el ¡Estamos hasta la madre! se expresa públicamente a partir de la muerte de mi hijo Juanelo, pero el ¡Estar hasta la madre! me ha acompañado desde hace varias décadas en México.
MC.- Ahora que mencionas el marketing del libro, ¿te gusta la composición de la fotografía de Germán Canseco?
JS.- Me gusta mucho la fotografía de Germán Canseco, es una foto que condensa la dignidad con la que nos levantamos ante la muerte de mi hijo y con ello nos levantamos ante la muerte de tantas vidas negadas; eligieron una foto con la bandera -símbolo de la unidad nacional-, porque es un gesto de dignidad, la foto resume muy bien el espíritu del Movimiento por la Paz, que se articula a través de la compasión, del consuelo, del amor y del dolor. Es una foto emblemática, Germán la tomó en el momento que comenzamos la Marcha del Silencio a la Ciudad de México.
MC.- También lo preguntaba por el lábaro patrio, porque he visto que te molesta el belicismo del Himno Nacional de México…
JS.- Cuando han intentado cantar el Himno en el templete de las caravanas yo digo: no, habría que cambiarlo, si lo escuchamos –es el problema de no atender a las palabras-, el Himno justifica la guerra, necesitamos cambiar la letra, esa letra no nos representa, fue de un momento histórico y no es el que vivimos, estamos en la búsqueda de la paz, del amor, del reconocimiento de lo humano, por encima de las fronteras y naciones.
MC.- Durante la Caravana del Consuelo no se cantó el Himno Nacional, pero en la Caravana al Sur se entonó en náhuatl…
JS.- Me conmovió escuchar el Himno Nacional en náhuatl, rodaron mis lágrimas al ver a los niños indígenas –tan humillados y traicionados por la historia de México-, lo cantaron con dignidad, tendríamos que aprender la lengua náhuatl, es un deber mirar nuestra raíz, los indígenas son los primeros pobladores de esta Nación, y a pesar de todo el gobierno no cumple con los Acuerdos de San Andrés, negándoles la dignidad a los pueblos indígenas. Hubo momentos en que sí se cantó el Himno Nacional en español –yo hubiera preferido que no- porque nosotros éramos huéspedes y teníamos que respetar lo que en cada poblado habían decidido.
MC.- Te conocí como poeta y entrevistador en Ixtus, leí tus conversaciones con Carlos Montemayor y Vicente Leñero; ahora vives en medio de ruedas de prensa; ¿qué miras desde el otro lado de la grabadora?
JS.- La entrevista es un género literario, la veo como una conversación, evidentemente lo importante son las ideas del entrevistado, pero también es importante: cómo el entrevistador conoce esas ideas, ahí radica la aportación, cada entrevista es distinta; no siento las entrevistas de forma diferente, a veces me toca conversar a través de mis ideas y otras veces me toca hacer las preguntas, son las dos caras de lo que siempre he creído debe ser la entrevista, sólo cambia el foco de la conversación.
MC.- El filósofo Jean Robert dijo: “Javier Sicilia contesta todas las preguntas, se pasa horas con reporteros que no lo merecen. Es de una gran bondad” (Gatopardo, 122); en la Caravana al Sur vimos tu altercado con los periodistas que dicen: “no tiene caso cubrir una rueda de prensa con las víctimas si no está Sicilia” (sic), ¿cómo lograr un equilibrio entre tu palabra y las voces de todas las víctimas?
JS.- Hay una bondad natural, todo ser es digno de la palabra, no hay que negarle la palabra a nadie, negar la palabra es ofender la dignidad del otro, por más corto que sea en términos de ideas. Siempre he tratado de conversar con todos, a veces me impaciento frente a la cortedad de los periodistas, lamento que algunos periodistas no entiendan lo que están haciendo –sobre todo en la cobertura al Movimiento por la Paz-, pierden de vista que el Movimiento son las víctimas; yo sólo soy una voz que amplifica el sufrimiento y el reclamo de Justicia y Paz, yo siempre estoy atrás de los templetes, mi palabra siempre es breve para que las víctimas hablen más tiempo. Me da coraje que se focalicen en mi persona y que me traten como lo que no soy, lo importante es decir el dolor de la Nación, lo importante es la dignidad negada.
El día del exabrupto no le hablaba a toda la prensa, sólo respondí a las preguntas estúpidas de dos periodistas cortos -no saben la dignidad de lo que representan, el ejercicio periodístico es uno de los más altos de la vida social-, porque cuando entramos a Guatemala, cruzando el río Suchiate, para pedir perdón por todo lo que hemos maltratado a los migrantes centroamericanos, había gente que nos dio comer, eso era lo importante y llegan esos dos periodistas a preguntar una idiotez: -“¿no los dejaron entrar a Guatemala porque sus escoltas traían armas?” (sic) “Javier, ¿tu discurso está gastado?” (sic), entonces les contesté: “para qué vienes”. Me molesta que humillen el oficio del periodista, yo también hago periodismo, tal vez no hago lo más importante del periodismo: el reportaje y la entrevista; hago otra parte: el análisis, pero sin reporteros no hay análisis, ni posibilidades para pensar el mundo.
MC.- Cuando te retiraste de la conferencia de prensa en Villahermosa resultó contraproducente, varios periodistas dejaron con la palabra en la boca al actor Daniel Giménez Cacho, ¿cómo diluir tu presencia mediática en beneficio de las voces de otras víctimas?
JS.- El periodista debe entender que lo importante son las víctimas, las otras voces; por ejemplo, ahora que recuerdas a Daniel Giménez Cacho, su discurso en Xalapa era una joya, él dijo cosas muy profundas y la prensa no lo tomó en cuenta, siendo uno de los personajes públicos más relevantes –en el nivel artístico- de México, y no sólo él, Giménez Cacho proviene de un padre que acaba de morir, de un gran hombre del teatro; la hermana de Daniel –Jimena Giménez Cacho- es una gran concertista de violonchelo, a nivel internacional. Daniel representa la dignidad de este país, porque se ha metido a fondo al Movimiento por la Paz y algunos periodistas no lo escuchan, eso es grave, significa que el periodista no está entendiendo su función social, sólo ven la nota en función del escándalo.
MC.- Otra parte fundamental del periodismo es la caricatura política; los moneros de México fueron pioneros en la campaña: “¡No + Sangre!”; después fuiste objeto de sus críticas -por tus besos en las Mesas de Diálogo con el ejecutivo y legislativo-, ¿cómo reconciliar el No + Sangre con el Movimiento por la Paz?
JS.- Rius caminó un buen trecho con nosotros; creo que los caricaturistas se tienen que reconciliar con el Movimiento por la Paz, el “¡No + Sangre!” todavía está en nuestras consignas, el logo que diseñaron los moneros lo hemos retomado, igual que retomamos el “¡Ya Basta!” de los zapatistas. A los caricaturistas no les gusta mi forma de ser: que bese y abrace, no les gusta que introduzca algo que ellos olvidaron: “el equívoco de una persona no es la persona”. No les gusta que esté en contra del proceso electoral del próximo año, porque no hay condiciones y ellos tienen sus simpatías electorales con la izquierda; yo entiendo a los caricaturistas, los abrazo, dialogo con ellos, no tengo ningún pleito pese a las críticas que hicieron. Creo que ellos se equivocan, están abonando al discurso del poder, al atacarnos fortalecen al poder, al despreciarnos fortalecen al poder, hacen algo que es deleznable y se los dije: “la izquierda no necesita a la derecha para darse en la madre, se bastan solitos”, cuando la derecha te golpea no te duele –estás acostumbrado-, pero cuando tus aliados se comportan estrechamente, da mucha tristeza. Nosotros nunca estaremos en contra de los caricaturistas, tenemos diferencias, pero por encima de las diferencias está lo que nos une: “¡No + Sangre!” y la búsqueda de Paz con Justicia y Dignidad para México.
MC.- Recientemente salió de la imprenta el libro: Poemas para un poeta que dejó la poesía (2011), ¿te sientes acompañado por tus colegas escritores y poetas?
JS.- He sentido una inmensa solidaridad de los poetas; por ejemplo, con la antología que mencionas los poetas abrazaron mi dolor, hablaron por mí, la poesía es de todos. Los poetas participaron en la Caravana del Consuelo y en la Caravana al Sur, recuerdo a: Enzia Verduchi, Eduardo Vázquez, Jorge González de León, David Huerta, junto a los poetas locales, todos leyeron su poesía y los versos de los que no pudieron ir a las caravanas; también suelo trabajar mis discursos -a la distancia- con el poeta Tomás Calvillo, los poetas han nominando al Movimiento por la Paz, la poesía volvió a tomar su preeminencia en la plaza pública, son mis hermanos más íntimos, son mi voz, medito a través de sus poemas y les agradezco su solidaridad.
MC.- En la maqueta del libro que editó Rocato, te vi en una fotografía junto a Juan Gelman, ¿qué conversaste con el gran poeta argentino?
JS.- A Juan Gelman lo he leído a lo largo de mi vida, le tengo una gran admiración y cariño, es un hermano del dolor; Gelman fue a mi casa, para darme un abrazo y acompañar mi dolor, él sabe lo que significa perder un hijo, para mí fue muy importante su presencia, su luz en mi corazón, me llenó de vida y fuerza.
MC.- El Movimiento por la Paz llamó la atención del Archivo Selser, al punto que el CAMeNA abrirá un fondo para los panfletos, las crónicas y reportajes por la Paz con Justicia y Dignidad; Rocato publicará una antología sobre la Caravana del Consuelo; los jóvenes cineastas de Cuernavaca fundaron el colectivo Emergencia MX; Óscar Menéndez prepara un documental sobre la Caravana a Ciudad Juárez, ¿qué te dice esta persistencia de la memoria?
JS.- También nos falta la memoria de todos los nombres e historias de nuestros muertos, el Memorial del Holocausto es uno de los objetivos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Sin memoria no hay vida, caemos en un alzheimer social, cuando lo humano deja de estar ahí, sobrevivimos a un limbo infernal; si perdemos la memoria perdemos nuestra condición humana. Los proyectos para recuperar la memoria colectiva del Movimiento son importantes, olvidaste mencionar el esfuerzo del Museo de la Memoria –los judíos nos abrieron sus puertas-, ahí aprendimos que la Patria se lleva en la memoria y en las raíces de la palabra, que transita por la poesía, por la cultura y el arte.
MC.- El Fondo de Cultura Económica y JUS reeditaron tus libros, sé que tienes dos inéditos: Los restos (poesía) y una novela; declaraste a La Jornada que te cuesta trabajo revisar tu poesía inédita, ¿la novela sería más fácil de pulir y publicar?
JS.- Los restos es un libro que tengo diferido, tengo que trabajarlo, cierra con el poema que le escribí a mi hijo Juanelo, hay algo de terribilidad en la poesía, porque concita los tiempos; lo que está dicho de forma oscura puede ser una realidad terrible, los poetas somos profetas, la voz de la tribu. Siempre he tomado personajes de la historia para hablar de mi tiempo y eso me aterra y por supuesto duele, seguiré trabajando mi novela, pienso enviarla a un concurso, ambos libros los asumo como un compromiso con mi hijo, le dejé los manuscritos antes de mi viaje a Filipinas, sólo me falta presencia de espíritu para terminarlos. Por otra parte, me da mucha alegría que se reediten mis viejos libros, para que recuerden que soy un autor, antes que nada, y a pesar de que ya no escribo poesía, sigo siendo un poeta.
MC.- Durante toda la Caravana al Sur te vi escribiendo en la camioneta de CENCOS, ¿escribías tus discursos o los apuntes para una memoria?
JS.- Escribía los discursos, los puedes leer en la página de CENCOS; evidentemente voy escribiendo cosas que serán parte de una novela y ficciones que espero sirvan para situaciones internas y en la composición de mi nueva novela.
MC.- Anoche –en Milenio Televisión- decías que en tres años te imaginabas regresando a las aulas universitarias, ¿hasta entonces?
JS.- Contesté sin pensarlo, espero que sea mucho antes (risas). No quiero quedarme en el devenir histórico, porque no creo en él, soy un autor, me gustan las obras concluidas. Quiero aterrizar una vida comunitaria, el Movimiento por la Paz –dentro de su ética y lenguaje- es una especie de maestro, quisiera crear un lugar donde siguiéramos siendo pedagogos y mostrar cómo se puede vivir pobre, pero dignamente, trabajando con nuestras manos, haciendo arte, literatura, dar cursos de No Violencia, ser un punto de referencialidad en medio de este mundo destrozado por el poder y los señores de la muerte.
MC.- ¿Cuáles fueron los momentos más significativos de la Caravana al Sur?
JS.- Fueron varios momentos: la majestuosidad y la palabra indígena de Monte Albán –por sus raíces poéticas-; también fue muy emotiva la presencia de la Junta de Buen Gobierno en el Caracol de Oventic –por la dignidad y bondad de sus indios-; y cuando entramos a Guatemala para pedirles perdón a los migrantes centroamericanos.
MC.- Durante La Otra Campaña -en Cuernavaca- le solicitamos una entrevista al Subcomandante Marcos –tú para Proceso, yo para Azkintuwe-, ¿insistirás en la intención de conversar con el Sub?
JS.- Marcos sigue siendo un referente moral, un hombre con una profundidad y claridad envidiables y necesarias; sería muy hermoso tener una entrevista con Marcos, mejor dicho, una conversación; para mí, Marcos es un punto de referencia, cuando el poeta habla, cuando escribe: “de qué tenemos que pedir perdón” o los cuentos de Don Durito y del Viejo Antonio, ahí está el gran Marcos, con su presencia y coherencia muestra una gran fuerza moral que le hace falta al país.
MC.- Y en la otra cara de la moneda, ¿piensas conversar con los candidatos presidenciales?
JS.- Lo hemos dicho: vamos a dialogar con todos, si alguien quiere dialogar con nosotros, bienvenido; siempre y cuando nos quieran escuchar.
MC.- ¿Habrá una nueva Mesa de Diálogo con Felipe Calderón?
JS.- Esperemos, sería muy dañino que el presidente traicione su palabra, sería un pésimo mensaje a la Nación, sería un retroceso y una confirmación de que no hemos salido del autoritarismo. No quieren entender que no hay monopolio de la palabra y que no podemos prescindir del diálogo para construir la democracia; si Calderón no se presenta a la Mesa de Diálogo le daría la razón a todos los que nos dijeron: “no vayan, el gobierno traiciona y simula”.
MC.- Conversando con el periodista José Gil Olmos, entendí que la Caravana al Sur juntó las voces de las antiguas violaciones y desapariciones con los crímenes de esta guerra, ¿qué piensas?
JS.- Se juntaron porque son parte de lo mismo: la guerra de hoy, el narcotráfico, el secuestro, la desaparición forzada, los asesinatos y feminicidios, son la consecuencia perversa del modelo económico, que se visibiliza en los dolores ancestrales del sureste mexicano –con sus caciques y poderes fácticos que destruyen a las personas-; la muerte que acarrea la frontera norte se está corriendo hacia el sur, como consecuencia lógica de los agravios del poder económico que destruye a lo humano y a la naturaleza, habrá que ir al fondo de las cosas, a la raíz: la violencia en México es un síntoma de una violencia estructural.
MC.- Felipe Calderón sostiene que en México no existen los paramilitares, ¿cómo desmentir el maquillaje del régimen?
JS.- El gobierno federal y la clase política siguen viviendo en un pasado que ya no es, la realidad los rebasó, nadie les cree. Pretenden negar las cosas, creen que nos manipulan, pero se manipulan a sí mismos (risas), nosotros sabemos que es falso. La clase política tiene graves problemas de alzheimer social, que recuerden la Marcha del Silencio (8/05/2011), ahí estaban la izquierda y la derecha, los zapatistas, la APPO, el SME, la COPARMEX, estábamos porque el agravio es nacional y porque al discurso gubernamental no le creemos; ahora vuelven a la negación y la destrucción del diálogo, es un mal síntoma que nos llevará a la destrucción del país.
MC.- ¿Habrá futuras caravanas a las penínsulas y a Tamaulipas?
JS.- Pues sí, tenemos ese pendiente, no sabemos cuándo ni cómo; no tenemos dinero, todavía nos quedan deudas de las caravanas, nos hemos financiado con el apoyo de la gente, manteniendo una autoridad moral e independencia; las caravanas son pesadas y desgastantes; quizás hagamos otras caravanas. Llegamos a la fase de diálogo-movilización y de la movilización-diálogo.
MC.- ¿Y de los retrocesos?
JS.- Sí, como diría Vladimir Lenin: “tenemos que aprender a dar dos pasos para adelante y uno para atrás”.
MC.- ¿Por eso regresamos de Acapulco a Cuernavaca en lugar de ir directo a Oaxaca?
JS.- Exacto (risas), vamos con dos piernas, esperamos que Calderón honre su palabra; tenemos otros diálogos pendientes: con el legislativo y el judicial, con los gobernadores y con las organizaciones sociales. Nuestro Movimiento es horizontal, va arriba, abajo, a la izquierda y la derecha. Haremos un llamado para el 2 de noviembre, para velar a nuestros muertos –retomando la tradición-, le volveremos a decir al gobierno y a los delincuentes que queremos la paz.
MC.- ¿Tienes planes de regresar a Cuernavaca?
JS.- Sí, ahí está mi casa, permanezco en la Ciudad de México por las reuniones con las víctimas y por las Mesas de Diálogo.
MC.- Finalmente, policías de Cuernavaca asaltaron a Ricardo del Conde –cofundador de Emergencia MX- y si lo vemos en el contexto del fallido allanamiento a la casa de Emilio Álvarez Icaza y de la amenaza de emboscada en Coatzacoalcos, ¿qué interpretación haces de cada hecho “aislado”?
JS.- Estaba en Cuernavaca cuando me enteré del asalto que sufrió Ricardo, fui a buscarlo para conversar, estamos muy indignados al saber que policías lo asaltaron. El problema es que México se está volviendo un “lodo” –lo dijo Gustavo Zepeda-, no sabemos quiénes son los delincuentes y quién el Estado, no sabemos en quién confiar, no sabemos si son “coincidencias” o “mensajes” en medio del pantano y el lodo, nadie está seguro, vivimos en un pinche lodazal. Le vuelvo a decir al gobernador de Morelos -Marco Adame-, al alcalde de Cuernavaca -Manuel Martínez- y al procurador: si le pasa algo a alguien del Movimiento los hacemos absolutamente responsables por su incapacidad e imbecibilidad, que se pongan a trabajar por la seguridad de la gente –no sólo de los integrantes del Movimiento-, los gobernantes deben cuidar a la ciudadanía, deben castigar a los responsables de los delitos y deben dejar de auspiciar la impunidad.
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