lunes, 17 de octubre de 2011

La otra realidad

Radio Progreso

Aunque nos cueste aceptarlo en Honduras estamos en una campaña política permanente que se inicia desde el momento en que al nuevo presidente le imponen la “banda presidencial”. Todos los partidos y colores están enfrascados en una lucha sin cuartel por conseguir el poder. Y, sin embargo, la mayor urgencia del país y lo que hay que resolver es el “problema económico”. Es esa la otra realidad que en estos momentos queda opacada y en un segundo plano puesto que la violencia, el desempleo, la inseguridad, la desigualdad, la exclusión y la pobreza tienen su raíz en la política económica.

No debe sorprendernos por ello que la revista Forbes califique a Honduras como el peor país para las inversiones; igual que tampoco debe sorprendernos que ni el gobierno ni los empresarios estén de acuerdo con el ranking que se nos ha concedido. Apunta hacia lo mismo el hecho que según el estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) conceda a Honduras en homicidios el primer lugar a escala mundial: 82,1 homicidios por cada cien mil habitantes.

Sin embargo, como señala uno de los periódicos nacionales para el presidente Lobo Sosa, al igual que los presidentes Funes y Colom, consideran que “el problema de la violencia y de la criminalidad en América Central es producto de la pobreza, o sea, socioeconómico”. Por lo tanto, nuestros gobernantes no se engañan al momento de señalar que el problema fundamental está en lo económico y no en lo político. Y que toda esa “bulla mediática” no deja de ser una cortina de humo o, como se decía en los tiempos del “mundial de Sudáfrica”, una “vuvuzela política”: solo hace ruido.

Todos los años ocurre por estas fechas una escasez inusitada de los productos de la canasta básica, del encarecimiento de los alimentos, del aumento de los precios, etcétera, etcétera, etcétera. Es, no solamente jugar con la pobreza de un país, sino con la dignidad de toda una nación que es víctima una vez más de políticos y de quienes controlan la economía nacional. El reciente “arrozazo”, , es un “escándalo tan grave que mueve a sospechas de corrupción, siempre en el interés de favorecer la importación de los alimentos en menoscabo de la producción nacional”.

¿Qué concluimos de todo esto? Al igual que en el mundo de la política se da un divorcio con la sociedad, lo mismo ocurre con la economía. La “clase económica” del país (molineros, productores, importadores, comerciantes, acaparadores, intermediarios, coyotes y los que manejan a su antojo la ley de la oferta y la demanda) nunca democratiza las ganancias y los beneficios, pero sí socializa unas condiciones de vida indignas para las mayorías. Esa sí es la “otra realidad” que olvidan las “campañas políticas”.

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