martes, 25 de octubre de 2011

En sepelio de A. Vargas Castellanos, Lobo admite que no ha habido resultados en el tema de seguridad


Proceso

“La rectora Julieta Castellanos ha sido un baluarte en la lucha contra la violencia en Honduras” ha apuntado la coordinadora del Observatorio de la Violencia, Migdonia Ayestas. Por eso resulta paradójico que su hijo Alejandro haya sido víctima de un crimen en el que pereció junto a otro estudiante universitario, Carlos Pineda. Ambos jóvenes con trayectorias académicas y sociales ejemplares.
La comunidad universitaria se ha mostrado consternada ante el hecho que solo refleja una degradante situación en la que cada día los muertos fluyen y luego pasan a formar parte de las estadísticas. La ausencia de investigación es palpable, señalan expertos.
“Irracional” ha sido la expresión de la vice rectora académica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Rutilia Calderón, para calificar el hecho, mientras que la impotencia abruma a la colectividad.
El drama de los jóvenes
Dramáticamente han podido verse los rostros desencajados de los presentes en las honras fúnebres de los estudiantes.
Pero más doloroso aún, es ver las expresiones de jóvenes estudiantes que junto a la pérdida de sus amigos también saben que han perdió su libertad y su derecho casi hasta a respirar, en un país donde los niveles de violencia son los más altos del planeta, por encima de los de cualquier país en guerra, indica un informe de las Naciones Unidas y ratifican estudios locales.
Castellanos es rectora de la UNAH, centenaria casa de estudios del país. También es la fundadora del Observatorio de la Violencia y gran parte de sus esfuerzos académicos han estado ligados a luchar contra este creciente flagelo social.
La rectora también formó parte de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación (CVR), creada por la administración del actual gobernante Porfirio Lobo, para esclarecer los hechos ocurridos antes, durante y después de la crisis política que generó la salida del ex presidente Manuel Zelaya, en junio de 2009.
Incapacidad frente al crimen
Este domingo, la Coordinadora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Migdonia Ayestas, indicó el Estado muestra un clara incapacidad para brindar seguridad a la población.
Ayestas dijo que la falta de investigación y de capacitación de la Policía es un mal grave que imposibilita la aplicación de la justicia en Honduras.
“La Policía Nacional en este momento, muestra una clara incapacidad en su accionar para que se detenga a los culpables, para que se investigue y para que se castigue a las personas que cometen los actos delictivos”, dijo.
Para Ayestas, la población hondureña se encuentra en indefensión debido a la incapacidad del Estado de ofrecer políticas preventivas así como de facilitar el acceso a la justicia, sin que exista una estrategia para disminuir la creciente ola de violencia.
Según datos del Observatorio de la Violencia, en un 50.4 de las muertes no se conocen los móviles, ni las modalidades. No se sabe quién y por qué se cometió el hecho, únicamente se califican como “ajustes de cuentas”, reveló Migdonia Ayestas.
En lo que va de 2011, el Observatorio de la Violencia registra 3,500 muertes violentas.
Aceptación
El ministro de Seguridad, Pompeyo Bonilla, aceptó este domingo que la investigación falla y que es el talón de Aquiles de la Policía. Su confesión no es ninguna revelación y solo recoge lo que es de amplio conocimiento entre la población.
Bonilla anunció el inicio de un programa de profesionalización de la investigación como uno de los mandatos que ha recibido del presidente Porfirio Lobo.
El gobernante ha mostrado la intención de crear un solo sistema de investigación que coadyuve los esfuerzos de militares y policías.
Hasta ahora el esquema no se conoce con claridad.
En tanto, el jefe de la Policía, José Luis Muñoz Licona, se refirió con reservas al asesinato de los jóvenes universitarios.
Estamos en una etapa de investigación y preferimos mantener reservadas las hipótesis, dijo el jefe policial, utilizando un conocido estribillo que se reitera cada vez que un hecho violento estremece de nuevo a la colectividad.

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