viernes, 25 de marzo de 2011

Tolerando la Muerte

Por Ronnie Huete


Es un hecho que la era post golpe de Estado en Honduras afirma su andamiaje militar y policial,  que estos elementos estatales promueven a través de la represión contra cualquier ciudadano que se disponga a llevar la contraria del actual gobierno, que sigue las ordenes de un minúsculo, pero poderoso grupo de empresarios que son los que realmente tienen el dominio soberano en Honduras.

Tolerar la muerte es un punto de la agenda planificada por el gobierno continuador del golpe de Estado de Porfirio Lobo Sosa.
Sus mandatos son directos, diseminar las manifestaciones pacificas de las principales avenidas en la ciudades de Honduras, a como dé lugar.

La utilización de gases lacrimógenos altamente contaminantes y el disparo de balas de verdad, de goma y de madera es parte del trabajo que acentúa los mandatos del régimen represor y que el ejército militar, la Policía Preventiva, junto a cobras y antimotines reprimen a manifestantes en el  Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH) y en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Reprimen a niños

Los transeúntes que caminan por las principales calles de Tegucigalpa, también son  reprimidos. Entre los que circulan están menores de edad, personas de la tercera edad, mujeres y civiles que no participaban de las manifestaciones, sin embargo se convierten en presa fácil de los agresores militares y policiales.

La complicidad entre las Fuerzas Armadas de Honduras, la Policía Preventiva y el ejército de periodistas alineados a estos cuerpos de “seguridad del Estado”, hacen ver a los manifestantes como los culpables de la terrible situación en que se encuentra Honduras.

En estos tres días de persecución indiscriminada por elementos militares y policiales  hacia la población hondureña, reafirma a Honduras como una nación en donde los derechos humanos están siendo irrespetados, pese a los tratados internacionales que resaltan el respeto a la vida.

La muerte de la profesora Ilse Ivannia Velásquez Rodríguez, de 59 años quien murió atropellada después de haber recibido fuertes emanaciones de gas lacrimógeno y que cayó en medio de la avenida en donde estaba protestando pacíficamente y luego fue atropellada por un vehículo que circulaba en la zona, está impune.

Muerte y atentado

Este hecho ocurrió el 18 de marzo en medio de una fuerte neblina provocada por los gases lacrimógenos, cuya potencia no permitía una clara visión en la calle donde fue víctima la maestra de educación primaria.

Como parte del terrorismo de Estado que vive Honduras, la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo, también es amenazado, puesto que el día 21 de marzo la periodista Lidieth Diaz cumpliendo con su trabajo corrió el riesgo de haber perdido su vida cuando un elemento policial lanzo frente a su cuerpo una bomba lacrimógena.

Según reportes de radios locales de Honduras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) está siendo objeto de una represión mediante el uso de tres tanquetas anti motines, la que lanza gas pimienta a una velocidad desproporcionada.

En este centro superior de Estudios, los militares junto con la Policía Preventiva, lanzan directamente a la cabeza de los universitarios las bombas lacrimógenas provocando serias heridas cuasi mortales.

Balas de verdad

Los últimos informes radiales revelan que los elementos de “seguridad del Estado” tienen la orden de disparar balas de verdad a los estudiantes que tienen tomada la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Estos hechos están siendo desvirtuados por los medios de comunicación de Honduras alineados al golpe de Estado y a las intransigencias violatorias a los derechos humanos que realizan abiertamente la Policía Nacional y las Fuerzas Armas de Honduras.

A través de este espacio, se hace un llamado a la comunidad internacional que trabaja arduamente en el respeto a los derechos humanos, a los activistas de los derechos humanos en todo el mundo, a los países que están en contra del uso de la violencia para reprimir a un pueblo pacífico y desarmado y todo ser humano que promueve la vida como el primer derecho de todos los seres humanos a que tomen en consideración lo que ocurre en Honduras.

Honduras es considerada como la tercera nación más peligrosa para ejercer el periodismo en el mundo, después de Paquistán y la situación actual tiende agudizarse para quienes denuncian públicamente la masiva violación a los derechos humanos que se comete en este momento.

Tolerar la muerte es el sentimiento enloquecedor que Porfirio Lobo Sosa junto a Oscar Alvarez, se han propuesto cumplir para derribar las exigencias que hace un pueblo que está dispuesto a vencer el sometimiento al que han estado sufriendo por años.

Cualquier atentado o amenaza para el autor de este artículo es responsabilidad de quienes representan y gobiernan el Estado de Honduras.

El autor de este artículo es corresponsal  voluntario de la revista Caros Amigos editada en São Paulo, Brasil para Centroamérica,  La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina y El portal http://desacato.info editado em Florianópolis, Brasil

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