miércoles, 30 de marzo de 2011

El garrote, la zanahoria y la unidad popular

Por Tomás Andino


La semana que recién pasó ha revelado dos hechos que retratan la estrategia del imperio norteamericano y de la oligarquía en la coyuntura actual, ayudados por sus comparsas de “izquierda”.

El garrote

Por un lado, el régimen de Porfirio Lobo y JOH agudizó la represión policial con mayores expresiones de brutalidad, teniendo como saldo la vida de una humilde maestra, la tortura con toleteadas y gaseadas a miles de personas, el ultraje a decenas de detenidos, el procesamiento a 19 presos políticos y la apertura de cárceles clandestinas. Para esta semana la estrategia gubernamental promete dar un salto cualitativo disponiéndose a realizar suspensiones desde dos meses hasta un año, así como el despido definitivo de los y las faltantes y la cancelación de la personalidad jurídica de las organizaciones magisteriales.

Estas son medidas que ni la dictadura de Micheletti se atrevió a hacer y que refleja la consciencia del régimen de aprovechar la coyuntura para asestar al magisterio, a la clase trabajadora en general y a la Resistencia en particular, una derrota estratégica para continuar implementando, sin la oposición del movimiento popular, las medidas neoliberales impuestas por los organismos financieros internacionales y el saqueo de nuestro país.

Esas medidas  muestran que el régimen cobra el carácter de una dictadura fascista basada en la militarización de la sociedad y la criminalización de la protesta social. Esta dictadura no se va a detener en golpear al magisterio, sino que luego la emprenderá, si se lo permitimos, contra el resto de la clase trabajadora, empezando por desmantelar las conquistas y las organizaciones sindicales de los empleados públicos.

Este es el primer elemento de la situación.

La zanahoria

El segundo elemento a que nos referimos es el inicio de la campaña electoral del régimen, empezando por el Partido Unificación Democrática, el cual realizó el pasado sábado 26 de marzo una alegre concentración política de sus correligionarios en un estadio capitalino en donde anuncio su participación en el proceso electoral de 2013, reiterando su propuesta de “Frente Amplio”. El acto contó con la presencia de unos dos mil asistentes, los cuales fueron acarreados en decenas de buses desde todo el país, a un elevado costo, acompañado además de amplios espacios de difusión en radio y televisión.

Que la UD haya decidido participar en el proceso electoral de la oligarquía, contradiciendo la resolución de la magna Asamblea Nacional del FNRP del 26 de marzo, no es nada nuevo. Al fin y al cabo son un aliado del Partido Nacional en el gobierno y están acostumbrados a traicionar las directrices fundamentales de la Resistencia. Lo que llama la atención es que estos señores y señoras hayan decidido hacerlo, con lujo de derroche, en medio de la más grave ofensiva fascista que hemos visto al régimen de Lobo y JOH.

Desde nuestro punto de vista el mensaje es claro: Ante el régimen represivo, la alternativa que nos quieren vender es…. ¡El proceso electoral!  Y dentro de este, el “Frente Amplio”.  Es lo que se conoce como la estrategia del garrote y la zanahoria. El garrote para ablandar y la zanahoria para decirnos, una vez atontados, qué es lo que tenemos que hacer.

Esto desnuda la real intención política de la demagogia electoral del régimen y el rol de comparsa que juega una vez más el mencionado partido de “izquierda”, colaborador de la dictadura.

La necesidad de unificar las luchas populares

Frente a esa estrategia, el pueblo tiene una salida: Profundizar su movilización unificando sus luchas.

Si hay algo que permite que la dictadura se salga con la suya, es la falta de contundencia de la respuesta del movimiento popular debido a su dispersión. Si no véanse los siguientes ejemplos: Mientras los maestros y maestras luchan por las demandas en educación, los trabajadores de la salud lo hacen por las suyas propias (las reformas al INJUPEMP), las centrales obreras negocian con la empresa privada un minúsculo salario mínimo, los campesinos luchan por la aprobación de un decreto legislativo que les permita retener las tierras que ganaron con el decreto 18-2008 y, por otro lado, los taxistas luchan por la rebaja de los precios de los combustibles. Esa es la debilidad de nuestro movimiento. Por separado lo único que tenemos asegurada es la derrota.

Lógicamente, si en los próximos días unimos esas luchas en una sola, cumpliendo el anuncio de la unidad obrera-campesina-magisterial-transportista que se  hizo hace más de una semana, nuestro triunfo será un hecho y nuestras organizaciones serán indestructibles.  Solo así el Paro Cívico convocado para el próximo 30 de marzo será un éxito.

Si nuestros dirigentes nacionales no lo hacen, las dirigencias de base pueden tomar la iniciativa, uniéndose a nivel de municipio, departamento o región, constituyendo Comités de Huelga unitarios que no se desmovilicen hasta lograr la satisfacción de todas las demandas.

No tenemos mucho tiempo. Hay que hacerlo ya. La supervivencia de nuestras conquistas y de nuestras organizaciones depende de ello.

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