domingo, 20 de marzo de 2011

Grupos de poder sin legalidad y soberanos legítimos sin poder

Por Jorge Martínez


Palabra en llamas
El batir de alas de una mariposa
puede desatar un huracán…
Mao Tze Tung

La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor,
y hay que acudir corriendo
pues se cae… el porvenir…
Silvio Rodríguez


Lo queramos o  no, estamos preparando una Asamblea Popular Constituyente para construir una Nueva Constitución hacia la Refundación de Honduras. Sin embargo aún debemos hacernos las preguntas de rigor: ¿Qué es una Asamblea Popular Nacional Constituyente? ¿Qué es una Constitución Refundacional? ¿Qué es el Soberano? ¿Puede auto-convocarse el Soberano a una Asamblea Popular Nacional Constituyente Refundacional? ¿Qué es la Auto-convocatoria del Soberano? ¿Puede el Soberano auto-convocarse o necesita el aval del “Poder Legislativo” de la Oligarquía burgués terrateniente para su reconocimiento y legitimación? ¿Cuáles son las reglas del juego en el proceso de lucha del Soberano por auto-convocarse a una Asamblea Popular Nacional Constituyente para la Refundación de Honduras? ¿En qué fase del proceso de lucha de la Refundación de Honduras nos encontramos? ¿Qué hacer en este momento para producir una auto-convocatoria efectiva que produzca indefectiblemente una Asamblea Popular  Nacional del Soberano por la Refundación de Honduras? ¿Cuáles son los pasos que ha de seguir el Frente Nacional de Resistencia Popular para que el Soberano pueda auto-convocarse e instalar una Asamblea Popular Nacional para la Refundación de Honduras? ¿Si el imperio norteamericano y la oligarquía burgués- terrateniente son los autores del golpe a la incipiente democracia hondureña, podría esperarse su reconocimiento y legitimación de una Asamblea Constituyente auto-convocada por el Soberano? ¿Qué haremos con el millón trescientas setenta y cuatro mil declaraciones soberanas por la Constituyente para una nueva Constitución?

Indudablemente, tenemos más interrogantes que certezas. A pesar de ello, nos favorece la experiencias misma de nuestro pueblo, es decir, nos favorece el despertar de su conciencia como Soberano, como propietario de su voluntad para producir un nuevo contrato social capaz de refundar Honduras, de resolver de manera definitiva no sólo los problemas consecuencia de la Corrupción Política que nos ha arrastrado a niveles intolerantes de barbarie y miseria.

Pero no se trata de firmar un romántico Contrato Social. Se trata de intereses geopolíticos y estratégicos del Imperio Norteamericano en Honduras, se trata de una oligarquía conservadora, capaz de las más insospechadas y horrendas maniobras para salvaguardar  sus haciendas, para proteger sus capitales acaudalados en el manoseo y control del Estado.

La respuestas a algunas cuestiones son aparentemente sencillas. Una constitución es un cuerpo de leyes. Pero en cada Constitución y su cuerpo de leyes se encuentran los intereses de clase, los intereses de los grupos de poder, y las leyes llegan menos que a ser mecanismos y subterfugios de conservación de un status quo, es decir del poder de los grupos que las constituyen.

En Honduras la historia de las constituciones ha sido la historia de los golpes de estado. Después de cada golpe de estado se ha escrito una “nueva constitución” según los intereses de los grupos de poder, de clase, y adecuados a los dictados expresos del Imperio gringo, los mandamases y capataces de las transnacionales en el patio.

La diferencia del último proceso de golpe de Estado consiste en que se dio para frenar un proceso de instalación de una asamblea nacional constituyente dirigida hacia los intereses del Soberano, del pueblo, lo que la oligarquía observó como un “golpe de estado” contra sus intereses”.

El líder de este imbricado fenómeno político ha sido identificado como Manuel Zelaya Rosales, encarnación de los intereses del Soberano, figura emblemática, catalizadora y fermento de la emoción popular que se orienta hacia el seguimiento de la Instalación de la Asamblea Nacional Popular Constituyente Refundacional.

Indudablemente transitamos por un tortuoso camino en que se cruzan y chocan los intereses de sectores dominantes y dominados, entre burgueses, terratenientes, industriales, militares, embajadores; por un lado, y campesinos, obreros, artistas, intelectuales,  aborígenes, comunidades culturales, pequeños comerciantes, desempleados y miles y miles de descamisados; por otro.

Sin embargo, un cuerpo legislativo, una ley o una constitución por sí misma no hacen la realidad de la justicia. El sentido de la Refundación de la nación por la acción misma del Soberano mediante un nuevo Contrato Social, no es otra cosa que la construcción de nuevas relaciones humanas de las personas del país. Esto implica que hay que tejer una nueva Constitución Nacional del Pueblo, del Soberano, en las relaciones sociales mismas de las personas y organizaciones del pueblo.

La construcción de este nuevo tejido de relaciones humanas de las personas del país y de las organizaciones que han construido el Frente Nacional de Resistencia Popular constituye únicamente la voluntad de poder de construcción de la nueva Constitución Refundacional de Honduras. Indefectiblemente esta voluntad de poder chocará con los intereses de los sectores dominantes que movilizarán todos sus recursos para que El Soberano no logre refundar Honduras. Y tendrán el respaldo directo, económico, político y militar del Imperio norteamericano.

Debemos prepararnos para la fase insurreccional de la autoconvocatoria a la Asamblea Popular Nacional Constituyente para la Refundación de Honduras.

Esta necesidad exige la estrategia clave del proceso: la unidad de todos los sectores dominados auto-convocados-activados-en insurrección y desobediencia al gobierno espurio de facto. La clave de la autoconvocatoria consiste en la desobediencia activa en unidad absoluta de los sectores dominados hasta la instalación de la Asamblea Popular Nacional por la Constituyente para la Refundación de Honduras mediante una nueva Constitución Popular, Participativa, Revolucionaria y Socialista.


Las tareas inmediatas que exige el proceso:
1.-  Acelerar la organización de los colectivos en resistencia bajo la consigna de la Desobediencia Civil Unificada hasta la instalación de la Asamblea Popular Nacional Constituyente.

2.- Ampliar la capacidad de poder insurreccional mediante acciones de compromiso con la auto-convocatoria activa y la movilización  de las personas que han solicitado como soberanos la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente. Los que firmamos la Declaración Soberana debemos responder por ella con acciones de insurrección y desobediencia civil.

3.-  El Golpe de Estado desenmascaró ante nuestros ojos a las personas que constituyen los grupos de poder que mantienen en la barbarie y la miseria al Soberano. La lucha de la Resistencia Hondureña nos desenmascaró a nosotros mismos como verdaderos constructores del país que anhela el Soberano o como farsantes pseudo-revolucionarios. La Refundación comienza con nuestro compromiso personal y directo por la Refundación del país, de la Nueva Nación Hondureña del Siglo XXI.

4.-  El retorno del Presidente Manuel Zelaya Rosales es clave para acelerar los procesos de organización, desobediencia civil e insurrección por la instalación de la Asamblea Popular Nacional Constituyente, pero no es imprescindible ante la urgencia humana que vive nuestro pueblo soberano.

A los sectores dominantes se les cayó la máscara como personas inmorales que mantienen sus inmundas riquezas sobre la miseria y la muerte indigna del Soberano. Tienen el poder, pero no tienen la razón, ni la moral, ni la Ley.

A nosotros, el Soberano, se nos debe caer nuestra máscara para quedarnos solos con esta podrida vida de hambre, miseria e injusticia, o refundar Honduras con la dignidad que da la razón, la moral y la Ley. 
 
Nuestro poder es la insurrección Popular, la desobediencia civil organizada por la refundación de Honduras en la próxima Asamblea Popular Nacional Constituyente autoconvocada por el Soberana.

¡Todos por la Asamblea Popular Nacional Constituyente autoconvacada por el Soberano!
¡Viva el soberano hondureño en insurrección y desobediencia contra la opresión de la oligarquía!
¡Viva la patria hondureña liberada del Imperio Yanqui!

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