jueves, 31 de marzo de 2011

Megafonías y mega afonías


Rebelión

Por Víctor J. Sanz

Los medios de comunicación nos ofrecen información, no siempre verificable, no siempre cierta y no siempre información; pues cada día tenemos cientos de ejemplos que no pasan de ser promociones comerciales de determinadas marcas, productoras de cine o estrellas de la canción, por no hablar de buena parte de la noticias, que son servidas con su buena guarnición de opinión. Los medios utilizan la megafonía para presentarnos ciertos temas, de cierto modo (siempre el mismo) y, en cambio, utilizan la mega-afonía para ocultar ciertos asuntos (siempre los mismos). La enorme difusión de determinadas noticias por megafonía es inversamente proporcional a la mega-afonía que se aplica a otras.

Veamos algunos ejemplos:

En ocasiones, el volumen de las voces de los medios supera al ruido de las bombas, todo depende de quien las lance.

Megafonía: “Gadafi está bombardeando a su propio pueblo”, ni una sola imagen contrastable se ha visto (tal vez no exista) de los supuestos bombardeos de Gadafi a su propio pueblo; todo han sido testimonios de anónimos cortados por el mismo patrón. Sin embargo, de los bombardeos sobre civiles libios perpetrados por las fuerzas “democratizadoras” occidentales, sí hay pruebas.

Mega-afonía: “Los israelíes están bombardeando a otro pueblo”, ni una sola imagen se ha querido ofrecer de la barbarie israelí contra el pueblo palestino.  O también: “Las fuerzas de ocupación estadounidenses realizan bombardeos sobre Pakistán y asesinan al menos a 38 civiles “


Los libios tienen derecho a reclamar un futuro mejor pero los  bahreiníes no. Los primeros parecen ser asesinados personalmente por Gadafi, mientras que los bahreiníes simplemente “se mueren”.

Megafonía: “Gadafi viola los derechos humanos de los libios que reclaman más libertad para su pueblo”.

Mega-afonía: Con la violación de los derechos humanos de los ciudadanos de Bahrein. Allí, la policía embiste con violencia a los manifestantes que piden reformas democráticas. Una noticia que además de poco difundida, se redacta tendenciosamente, ya que las muertes de manifestantes a manos de la policía, se relatan así: “seis personas mueren en el operativo policial”.

Otras revoluciones son, en función de dónde se den y contra quién, más o menos difundidas en los grandes medios.

Megafonía: para las revoluciones contra todo lo que huela a izquierda o exija cambios en el establishment conservador y antidemocrático, como ocurre habitualmente con los lamentables espectáculos que ofrecen todos los medios con los miserables, pordioseros y artificiales disidentes cubanos. Tantas veces ocupan espacios en los informativos las Damas de Blanco, que se diría que es raro el cubano que no es una Dama de Blanco. Y tanto espacio informativo ocupa en los medios ese pordiosero mental llamado Guillermo Fariñas, que a estas alturas la gente debe pensar que hay uno como él en cada esquina de La Habana. Ya lo dijo Goebbles, “saca a Fariñas en la tele 1.000 veces y la gente creerá que es de verdad”. Cabe señalar que todos premios que Fariñas ha recibido han sido motivados por sus dotes de interpretación, aunque nunca se ha hecho mención expresa a tales aptitudes.

Mega-afonía: para las revoluciones que tienen lugar contra el crimen organizado del gran capital, como en Islandia; contra la eliminación de los sindicatos, como en Wisconsin; o que tienen lugar por la defensa de los derechos de los trabajadores, como ocurre con las numerosas manifestaciones contra el gobierno regional murciano, silenciadas por los grandes medios.

Cuando ganar es perder y perder no lo es tanto.

Megafonía: “Los bancos pierden beneficios”, para referirse a que los bancos ya no ganan tantísimo como antes.

Mega-afonía: “Los embargos de viviendas hunden en la miseria a la población”. Esta noticia no tiene gran difusión en los medios, seguramente debido a que haría todavía más impopulares a los bancos, si es que ello es posible.

La pobreza también es carne del mercadeo de la objetividad.

Megafonía: para hablar de la pobreza en el mundo como un mal que solo entre todos podemos solucionar, apelando a la sensibilidad y al bolsillo de los que menos culpa tienen.

Mega-afonía: para ocultar los verdaderos mecanismos de la generación de pobreza, y también a sus últimos responsables. O para ocultar que en la cuna del imperio, el capitalismo también bate constantemente el récord de pobres, que ya va camino de los 50 millones de personas, muchas de las cuales tienen que despertar cada día del sueño americano entre cartones y orines caninos.

Los sistemas de salud son alabados en los medios solo cuando están en manos privadas.

Megafonía: Cuando se utiliza el miedo y la incertidumbre para favorecer la falsa teoría de una mejora de la sanidad a través de su privatización.

Mega-afonía: Cuando la noticia habla bien de una sanidad pública, como cuando el sistema cubano de salud fue calificado de ejemplar por la Organización Mundial de la Salud, (ver video recomendado); o cuando la noticia cuenta crudas realidades de Estados Unidos, como por ejemplo que el imperio tiene sin cobertura médica a tantos ciudadanos como cuatro veces la población.

Puede que solo sean impresiones mías, pero creo que el altavoz de los medios solo tiene ancho de banda para el pensamiento único, impidiendo que una información justa y objetiva llegue a la ciudadanía.

Aquí os dejo un video que ilustra muy bien cómo funciona nuestro nivel de percepción de una noticia al ritmo de su difusión en los medios:


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