Defensores en Línea
Por Sandra Rodríguez
Aún permanecía en el vientre de su madre, cuando hombres encapuchados y armados secuestraron y desaparecieron a su padre, el líder revolucionario Tomás Nativí Gálvez, hace 40 años.
El profesor Tomás Nativí, tenía 34 años cuando fue víctima de las fuerzas represoras del Estado que se encontraba en una época de transición entre gobiernos militares, golpistas, una Asamblea Nacional Constituyente y la disfrazada época democrática.
Tomás Nativí y su compañero Fidel Martínez fueron secuestrados y desaparecidos el 11 de junio de 1981, en la colonia El Hogar de Tegucigalpa. Esa noche sobrevivió al ataque Berta Oliva, esposa de Tomás, quien estaba embarazada del niño que nació cinco meses después.
Tomás Alberto Nativí Oliva, actualmente tiene 39 años y es parte del equipo que forma en materia de derechos humanos a nuevas generaciones del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), organización que coordina su madre, Berta Oliva.
“Tomasito” como lo llama su familia, amigos cercanos y compañeros de lucha de su padre y madre, nos comparte que es el hijo menor de Tomás, y que si bien, su vida no es igual que las demás, es la que le tocó vivir “cargando un luto permanente por no saber dónde está un ser querido”.
Cuando estaba niño podía imaginar el regreso de su padre. Tomás es un asiduo monitor de noticias y conocedor de la realidad nacional e internacional. “Escuchaba noticias que salían en diferentes medios de comunicación, decían que no estaban desaparecidos, que ellos se habían ido para para Rusia o para Cuba”, esta desinformación de quienes manejaban la agenda mediática calaba en la mente de aquel pequeño.
“No tuve el privilegio y el honor de conocer a mi padre, porque yo estaba en el vientre de mi madre cuando sucedió su desaparición forzada por motivación política, nací después”.
Tomás Alberto conoce de su papá por los relatos y conversaciones que ha tenido con amigos, familia paterna y materna y con su madre. “Ahí yo me voy formando una imagen del grandioso ser que era mi padre, estaba muy joven acababa de cumplir 34 años (6 de junio) y ya era un luchador social, un revolucionario auténtico y genuina”.
El profesor Tomás Nativí, aspiraba a una Honduras diferente y con inclusión, continuó su hijo menor, que ahora tiene 39 años.
recalcó que los manifiestos del líder revolucionario, detenido desaparecido hace 40 años, continúan vigentes por que “estamos viendo que carecemos de salud o de un buen sistema de salud, de un buen sistema educativo, hay demasiada inequidad”.
Y que su lucha iba por tener una Honduras mejor, donde fuera de todos y para todos, con su lucha pues revolucionaria.
Tomás Nativí Gálvez es para mí un gran personaje, aunque la oligarquía y los grupos de poder quieran borrar esos hechos atroces, esos crímenes de lesa humanidad que ocurrieron en los años 80. No sólo fue él, fueron más desaparecidos y muchos asesinados políticos por esa implementación de esta política de Doctrina de Seguridad Nacional, impulsada y financiada por la Embajada de los Estados Unidos, para poder contener los cambios revolucionarios en Honduras.
Es en ese marco de la historia hondureña que “mi padre fue desaparecido hace 40 años”.
Me siento honrado de quién es Tomás Nativí y quién es Berta Oliva Guifarro, de sus luchas, de su accionar político, porque han sido grandes personajes.
Tomás comparte un mensaje donde exige justicia para las víctimas de lesa humanidad, castigo para los hechores, y seguir adelante “porque todo puede cambiar si nos organizamos como sociedad civil y actores sociales para una Honduras mejor, ni mi madre y el COFADEH me han sembrado odio ni rencor para los aparatos de represión del Estado, sino que reclamemos justicia, esta es la vida que nos tocó, es la etapa que debemos enfrentar y con esta situación y debemos seguir adelante”.
Yo sé que tarde o temprano habrá justicia, para que Honduras esté paz y tranquilidad se tiene que dar ese o ese proceso, ese paso de abrir la oportunidad para que las víctimas tengamos esa tranquilidad.
Tomás hizo referencia no sólo a las víctimas las décadas 1980, a las nuevas víctimas surgidas a partir del golpe de Estado del 2009, desde cuando se han hecho las mismas prácticas con las mismas personas y los mismos métodos.
“Hay que ponerle un alto a esto para que Honduras crezca, por que también se necesita justicia para que el país se pueda desarrollar económicamente y socialmente”, concluyó Tomas Alberto, hijo de Tomás Nativí Gálvez y Berta Oliva, al cumplirse 40 años de la detención y desaparición forzada de su padre, cuyo lema “en las calles está el poder” continúa actual.
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