martes, 15 de junio de 2021

Educación virtual en Honduras excluye a más de un millón de estudiantes


Radio Progreso

En la colonia Misericordia, El Progreso, Yoro, vive Génesis de 7 años, quien juega con sus amiguitas. A pesar del ardiente sol todas corren por las calles polvorientas. De repente se detienen y se sube hasta la cintura su descolorida calzoneta. Luego me ve y con ojos curiosos me pregunta “¿usted quién es?”, soy periodista de Radio Progreso, respondí. A renglón seguido le consulté ¿y hoy tuviste clases?  “no, este año pude estar en la escuela porque no tenemos teléfono ni internet”, respondió la menor.

Indicó que ella junto a su hermano de 10 años perdieron el año escolar porque su madre no tiene dinero para comprar internet ni aparatos tecnológicos.  “El sistema educativo de Honduras ya estaba en crisis mucho antes de la pandemia, con más de 900 mil menores que no estudian ni trabajan. Sin embargo, en el marco de la crisis sanitaria el número se ha duplicado y se desnudaron aún más las falencias en el sistema educativo”, indicó Joel Navarrete, del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH).

La Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán de Honduras, realizó un estudio en donde afirma que los estudiantes de menos recursos se han quedado al margen de las actividades educativas en el sector público durante la pandemia; pero, la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) determinó que 1.1 millón de niños estarían sin recibir clases.

Y es que desde marzo del año 2020 la emergencia por la pandemia Covid-19, trajo a la educación nuevos retos. Implicó echar andar la educación virtual de forma generalizada en los niveles preescolar, primaria, media y superior. La mayoría de las instituciones educativas fueron tomadas por sorpresa. Pero las instituciones privadas se adaptaron a los nuevos retos porque se reacomodaron e invirtieron.

Agrega que, “en el sistema educativo público las clases virtuales han sido un fracaso, porque no hay una plataforma virtual, más de un millón de niños y adolescentes se han quedado sin recibir clases. La crisis aumentó la precarización de los hogares pobres y esta situación hace que sean los escolares de los hogares más pobres los que lleven la peor parte en esta crisis”, manifestó Navarrete.     

En la actualidad en Honduras centenares de miles de menores viven en viviendas donde el ambiente escolar es inadecuado: falta de luz, mesas de trabajo, libros, entornos agradables para el estudio.  “El internet se ha visto sobre cargado, pero en las familias más empobrecidas no es su problema de velocidad o conexión. Es la ausencia del mismo. Las familias no tienen para comprar internet y muchos menos para costear un celular inteligente o una Tablet”, indicó el dirigente magisterial.  

En la colonia Canaán del sector Chamelecón en San Pedro Sula, encontramos al joven matrimonio que integran Santiago Gutiérrez (25) y Katherin González (24) la pareja tiene tres niñas. La mayor de 7 años debería estar en primer grado, pero, no pudieron matricularla porque para recibir las clases en la escuela le dijeron que tenía que tener un celular e internet. “Nosotros no tenemos dinero. A puros esfuerzos comemos frijoles y tortillas dos veces al día”, indicó Gutiérrez.

La casita donde viven está construida de pedazos de lámina y madera. Viven a 50 metros del bordo del río Chamelecón y comentan que, durante las inundaciones del año 2020, perdieron lo poco que tenían. “Trabajo de vez en cuando porque empleo no se encuentra. Yo le hago a todo lo que me busquen; chapeos solares, trabajo de ayudante de albañil, de ayudante de bus, en fin, de lo que me busquen. Pero, aquí no hay chamba”, dijo.

Al escuchar la conversación su hija mayor se acercó y le preguntamos que si le gustaría ir a la escuela, su respuesta es clara: “sí, me gustaría y cuando sea grande me gustaría ser doctora para ayudar a los niños”. Luego comenzó a llorar desconsolada porque su ilusión de ir a la escuela no se cumple. Mamá y papá también lloran al ver las lágrimas de su hija. “Esto es doloroso, siento impotencia. Me da pesar ver a mi hija llorar”, indicó Gutiérrez. Por su parte se madre Katherin González, le decía “no llore más mi amor, el otro año primero Dios usted irá a la escuela”.

Los elevados niveles de pobreza y la desigualdad social en Honduras aumentan la brecha digital entre los estudiantes y las estudiantes, no únicamente en las áreas rurales, donde la conectividad es muy baja, sino también en las ciudades donde cada día incrementan los cinturones de pobreza y miseria.


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