martes, 6 de marzo de 2018

"Los enemigos de la MACCIH son múltiples y dispersos geográficamente"



Han pasado varios días desde la renuncia de Juan Jiménez Mayor como jefe y vocero de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, Maccih. Lo hizo presentando una extensa carta de renuncia que prácticamente fue dirigida al país como radiografía de la situación de esa instancia que pertenece a la Organización de Estados Americanos, OEA.

“El enemigo de la Maccih está en varios lugares. En primer lugar, está en las élites corruptas, en las élites empresariales y políticas corruptas. Pero geográficamente está en Washington, está en Guatemala, por supuesto que, en Tegucigalpa, está en Perú, está en México. Los enemigos de la Maccih son múltiples, variados y dispersos geográficamente”, asegura el investigador Víctor Meza, director del Centro de Documentación de Honduras, Cedoh.

La renuncia de Jiménez Mayor, generó un escándalo y un revuelo mediático que todo pareciera que se quedó allí, e incluso en un cruce de twitter con el secretario general de la Organización de Estados Americano, OEA, Luis Almagro.

Desde Radio Progreso (RP) dialogamos con Víctor Meza (VM) sobre la crisis que envuelve a la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, Maccih

RP. ¿Cuál ha sido el detonante de la crisis de la Maccih?

VM. En la medida que la Maccih se fortalece institucionalmente, se consolida en términos de recursos humanos y amplía sus áreas de operación e investigación, en esa medida, el trabajo se va convirtiendo en un fenómeno amenazante para las élites político-empresariales vinculadas a la corrupción. Por lo tanto, la mejor señal que la Maccih está dando resultados es el temor, el miedo, el odio de las élites político-empresariales corruptas que se ven amenazadas en sus intereses y en su impunidad.

 No es un problema de que, si es correcto o incorrecto, era inevitable. Después de que tu supuesto jefe te desautoriza públicamente y toma partido a favor del gobierno que protege y defiende a los corruptos, pues no tienes nada que hacer con ese jefe, o cambias al jefe o te vas.

RP. ¿Qué concepto tiene usted de Juan Jiménez Mayor?

VM. Tengo un altísimo concepto. Un hombre honorable, eficiente, discreto, muy profesional y muy valiente. 

RP. ¿En qué momento está la Maccih?

VM. La Maccih está en un momento de auge, de crecimiento, en un momento en que está ampliando sus líneas de investigación, en un momento en que ha encontrado una mayor colaboración, sobre todo con la unidad especial de la Ufecic (Unidad Fiscal Especial Contra la Impunidad de la Corrupción) recientemente creada en el Ministerio Público. A la Maccih le ha tocado difícil, luchar para crear y generar espacios de interlocución positiva con el Ministerio Público, un Ministerio Público renuente a hacer investigaciones reales, un Ministerio Público subordinado a los intereses del poder ejecutivo, no es fácil.

RP. ¿Qué opina de la extensa carta de renuncia que hizo pública Juan Jiménez Mayor?

VM. Es una carta dirigida a nosotros los hondureños más que a Almagro, Almagro ya sabe todo lo que dice esa carta, es el pueblo hondureño que tenía que enterarse, sólo lamento que no haya dicho más cosas.

RP. ¿Hay más que decir?

VM. Sin duda alguna que habrás más cosas que decir.

RP. ¿Le sorprendió la renuncia de Jiménez Mayor?

VM. No, no me sorprendió de ninguna manera, estaba enterado de la gestación de esta crisis y conocía algunos detalles de las relaciones ásperas entre la Maccih de Tegucigalpa y el equipo de burócratas que viven a costa del presupuesto de la Maccih en Washington.

RP. ¿Dónde está el enemigo de la Maccih?

VM. El enemigo de la Maccih está en varios lugares. En primer lugar, está en las élites corruptas, en las élites empresariales y políticas corruptas. Pero geográficamente está en Washington, está en Guatemala, por supuesto que, en Tegucigalpa, está en Perú, está en México. Los enemigos de la Maccih son múltiples, variados y dispersos geográficamente.

RP. ¿Qué piensa del nombramiento de Ana María Calderón Boy como vocera interina de Maccih?

VM. Es una fiscal honorable, decente, escogida por el propio Jiménez para integrar el equipo de la Maccih, con larga experiencia de lucha anticorrupción y antinarcótico en su país, en el Perú. Hay que apoyar mientras dura ese interinato y mientras el señor Almagro no tenga la fatal ocurrencia de nombrar un aliado amigote suyo.

RP. Un interinato que no sabemos por cuánto tiempo. 

VM. No, por el momento, yo creo, que el interinato va a durar, por lo menos, hasta que tenga lugar la famosa reunión de Perú, la reunión de cancilleres de la OEA para tratar otros temas, pero no creo que Almagro se atreva a cambiar a la persona que actualmente está representando la Maccih en Honduras antes de la reunión de Perú.

RP. ¿Cuál es el perfil que debe reunir la persona que asuma la Maccih?

VM. Tiene que ser una persona honorable, una persona especialista en derecho penal, que conozca muy bien la realidad centroamericana, que esté consiente que en estos países del triángulo norte padecemos de sistemas integrales de corrupción y que para desmontarlos hay que crear sistemas integrales de anticorrupción, que es lo que estaba haciendo Jiménez en Honduras y que le falta todavía dar algunos pasos en ese sentido.

RP. ¿Cuál es la valoración que hace usted de la forma como Luis Almagro está manejando la OEA?

VM. Es una forma en tanto errática, sorprendente, no es casual que personas de reconocida honorabilidad ética, de categoría política superior como el ex presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, que fue jefe de Almagro, haya roto públicamente con él su amistad y le haya declarado non grato en el mundo de sus afectos.

RP. ¿Cuál es la posición que deben asumir los países cooperantes con la Maccih?

VM. Mantener el apoyo a la Maccih, eso es muy importante, pero con la condición de que la misión rinda cuentas creíbles y aceptables. Más que la Maccih que las rinda la OEA que es la que administra esos dineros. La Maccih necesita tener autonomía administrativa para ser más eficaz en sus operaciones, entonces debería de administrar su propio presupuesto aquí en Tegucigalpa porque ese dinero, la comunidad internacional se lo está dando a Honduras para luchar contra la corrupción y no a la burocracia internacional de la OEA que vive en Washington.

RP. Hay varios sectores de la sociedad que demandaban, unos en silencio y otros públicamente, la salida de Juan Jiménez.

VM. Era una posición estúpida, por decir lo menos. Si la política es el arte de lo posible, la Maccih es lo posible. Pedir la Cicih es pedir lo imposible. Entonces cuando un político rechaza lo posible para demandar lo imposible, o está loco o es un calculador político no fiable.

RP. ¿Qué falló en la Maccih?

VM. La Maccih podría haber fallado quizás en no construir un modelo de relacionamiento más eficientes con las organizaciones de sociedad civil en Honduras, pero en esto la culpa también es de las propias organizaciones que algunas se acercaban a la Maccih con intereses de cooptar posiciones dentro de la Maccih, colocar a sus amigos dentro de la estructura institucional de la Maccih. Hay aquí organizaciones de sociedad civil que presentaban listas de personas, de candidatos para ocupar cargos dentro de la Maccih, como si fuera agencia de empleos por Dios, entonces hay culpas compartidas en eso.

RP. ¿Por qué Juan Jiménez apoya al fiscal general Oscar Fernando Chinchilla?

VM. Porque ha tenido una magnífica relación personal con el señor Chinchilla y porque a pesar de todos los obstáculos, a pesar de las presiones, a pesar de los compromisos, Jiménez logró establecer un puente de comunicación útil con el Ministerio Público y logró cosas que eran impensables en tiempos pasados como crear la unidad de la Ufecic que está dando buenos resultados, y sobre todo la gestión de Jiménez, la habilidad de Jiménez y hasta cierto punto la paciencia franciscana de Jiménez es la que logró colocar, por ejemplo, al frente de la Ufecic a un fiscal valiente, a un fiscal honorable y confiable.

RP. ¿Y Estados Unidos qué dice?

VM. Pues hasta el momento ha dicho que apoya la Maccih, y esperamos que ese apoyo sea verdadero y no pertenezca al mundo de la doble lingüística que suele usar el Departamento de Estado.


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