jueves, 8 de marzo de 2012
Poder y Política: Retos para una Juventud Revolucionaria
Scarleth Romero, Juventud Nueva Democracia
Somos jóvenes, mas no escasos de madurez y experiencia.
En este momento que transcurre la sociedad hondureña es muy fácil diferenciar entre aquellos que queremos un verdadero cambio en nuestro país, entre los que aparentan quererlo y los que en definitiva no les importa lo que aquí suceda.
Varias son las voces que tratan de desalentar a un pueblo en lucha, muchas las que nos quieren aplastar cual cucarachas indefensas, pero más somos aquellas que gritamos hasta desgarrarnos la espalda, hasta que la garganta duela, hasta que el corazón se hinche, hasta que nuestros pies se desangren.
Es difícil la situación que vivimos, mucho más lo será a medida transcurra el tiempo; pero ¿Quién dijo que esto sería fácil? ¿Quién dijo que una revolución nos recibe con alfombra suave, brazos abiertos y espacios de descanso?
Los y las jóvenes debemos ir cayendo en cuenta que no es un juego divertido al que nos hemos decidido involucrar, o que es una aventura mas de aquellas que sin pensarlo llevábamos a cabo simplemente con el ánimo de experimentar algo nuevo. La revolución es algo distinto, algo más fuerte, algo que huele rico pero que sabe amargo en el camino.
Como jóvenes, seguro tenemos las ganas, las energías, los sueños, objetivos de cambiar nuestra casa: Honduras. Cambiarla para que por fin no seamos un sector que simplemente sirva de algo, sino que seamos agentes generadores de un real cambio en nuestra sociedad. Que seamos ejemplo de lucha y constancia, que seamos esa pieza fundamental en implementar, ejecutar y lograr todas las metas que nos propongamos en este aspecto.
Cuando se habla de poder y política muchas veces tendemos a confundirnos, otras quizá solo tengamos una idea vaga de lo que se quiere decir, pero lo que sí sabemos con certeza es que poco a poco nos estamos preparando para comprenderlo del todo.
Sabemos muy bien que el Estado como tal, es precisamente esa máquina que asegura la dominación de una clase sobre otra. Sabemos también que en Honduras, la clase dominante es precisamente aquella más pequeña en número y que desde luego las grandes mayorías somos la clase explotada. Pero eso es apenas la punta de un témpano de hielo en medio de un océano de cosas a cambiar.
En este momento de retos gigantes mas no imposibles, como jóvenes involucrados en diversas formas de lucha en el Frente Nacional de Resistencia Popular, no nos queda de otra que ir avanzando a medida que podamos, no sin empujar constantemente a que ese ritmo siga en aumento y que los y las involucradas cada día seamos más.
Debemos pensar en grande, de manera positiva y real, pero no por ello podemos dejar de ser jóvenes evaluadores de un proceso que vivimos día a día. Debemos mantener siempre el “dedo en la llaga” y poco a poco ir sanándola, depurándola.
Sabemos más que bien que la escaza movilización popular en la que hemos caído como pueblo en resistencia, que discursos o el carácter reformista de los mismos no hace mas que estar potenciando a gobiernos democrático-burgueses. Sabemos también y nos consta, que toda persona o grupo que se mueva dentro de los márgenes estrechos de la ideología dominante, siempre tenderá a suplantar por ejemplo, el problema del Estado por el de las formas de gobierno, ignorando así la naturaleza de clase del estado, que es finalmente el problema esencial y decisivo.
En este sentido, como juventud rebelde, revolucionaria, progresista, debemos siempre estar atentos del camino a seguir. No podemos, no debemos quedarnos estáticos esperando que “de arriba” nos lancen directrices a ejecutar. Debemos afrontar los retos, trazarlos nosotros y nosotras mismas en conjunto con todos los demás sectores de la sociedad hondureña, proponiéndonos ser pieza clave en toda toma de decisión, en toda generación de propuestas, en procesos de formación y organización a nivel nacional y sobre todo, ser parte necesaria e indispensable en el planteamiento de las formas de refundar a Honduras.
Como jóvenes organizados y organizadas, estamos plenamente convencidos y convencidas de que solo la acción colectiva nos podrá llevar a la concreción de esos objetivos estratégicos de los que tanto se habla pero que no siempre se hace mucho. En torno a ello, estamos decididos y decididas a trabajar junto a otras fuerzas (las que así lo deseen) en beneficio de los sectores populares para poder así romper con el individualismo y ese sectarismo que tanto daño nos ha hecho y que sigue hoy por hoy haciéndolo entre nosotros y nosotras mismas.
Como Juventud Nueva Democracia, estamos convencidos y convencidas de nuestro papel determinante en este proceso de transformación, por lo que creemos que será el estudio científico de la realidad nacional y de sus contradicciones mismas, lo que nos conducirá a la construcción pronta de una teoría revolucionaria basada en principios democráticos, de igualdad y solidaridad.
Por todo ello y mucho más, le apostamos a la concientización y constante organización de la juventud hondureña, para que vayamos logrando herramientas necesarias que nos hagan pensar y plantearnos una perspectiva que vaya mucho más allá de reivindicaciones inmediatas, y sobre todo para que mediante una verdadera unidad en la acción política podamos por fin sentar las bases de una revolución real, sabiendo desde luego que esa unidad ideológica debe ir siempre concatenada con la unidad material de organización.
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