Por Aníbal Delgado Fiallos
¡Bienvenido el Partido Libre!, que su permanencia en el ruedo político sea para beneficio de los intereses de Honduras.
Aunque aparezcamos como un régimen electoral pluripartidista, en la práctica lo que hemos tenido es un bipartidismo; los demás partidos juntos no han logrado pasar del 10% en la tabla de los resultados finales.
Los partidos Liberal y Nacional han venido controlando el escenario electoral a pesar de correctos planteamientos de los otros tres en coyunturas especiales y de esfuerzos serios por propagandizar sus programas y candidatos tantas veces excelentes.
Hay analistas que afirman que ello es así por una naturaleza arraigada en la conciencia de nuestro pueblo, alimentada por liderazgos locales sumamente fuertes provistos de recursos cuantiosos: se es rojo o azul.
No creo que esto explique en forma total el fenómeno de la falta de crecimiento de los tres partidos pequeños, debe haber explicaciones más racionales, pero lo que se espera es que el caso de Libre sea distinto: que despegue con fuerza y que se desarrolle.
En la historia de Honduras no se ha dado el caso que una institución que se autocalifica de antioligárquica sea inscrita como partido; aun candidaturas independientes y corrientes internas han tenido que recorrer duros caminos para lograr al final una negativa o una inscripción amañada por una simple sospecha de izquierdismo.
Los dos partidos de izquierda que saltaron el terco obstáculo de los tribunales electorales han sido Unificación Democrática (UD) y Libre, quizás porque ambos son producto de convenios políticos internacionales: UD, de los acuerdos de paz en Centro América suscritos en México apadrinados por la comunidad internacional; Libre, de los Acuerdos de Cartagena apadrinados por los presidentes de Venezuela y Colombia.
La inscripción del Partido Libre es un triunfo casi personal del ex presidente Zelaya; él supo vencer contradicciones internas desde la Coordinación del Frente Nacional de Resistencia para que este histórico esfuerzo popular tomara el camino electoral complementando así los esfuerzos del presidente Lobo por lograr el reconocimiento continental de su gobierno. Nuevamente: bienvenido y que se sepa justificar ante la historia.
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