viernes, 2 de marzo de 2012
El regreso de Nerón
Radio Progreso
El emperador Nerón ha pasado a la historia por muchas razones: desde la tiranía a la extravagancia, por sus ejecuciones sistemáticas, incluyendo la de su propia madre y hermanastro, y, sobre todo, por la creencia generalizada de que mientras Roma se consumía en llamas él estaba componiendo con su lira; además de ser un perseguidor implacable de los cristianos.
Durante la noche del 19 de julio del año 64 se desató un gran incendio que devastó una buena parte de la ciudad de Roma y duró varios días. Algunos historiadores indican que fue el propio Nerón quien causó el incendio con el objeto de reconstruir la ciudad a su gusto y conforme a nuevos planes urbanísticos. Y como había que buscar un “chivo expiatorio” la suerte recayó en los cristianos que sufrieron persecución entre los años 64 al 68 y dónde murieron los apóstoles Pedro y Pablo.
Evocamos este suceso histórico pues diera la impresión que repetimos la historia en otro contexto y con otros actores. Y como reza el dicho el popular, “unos a la bulla y otros a la cabuya”. Es decir, que el dolor y las desgracias nacionales se prestan a todo tipo de manipulaciones. Por eso nos parecen válidas y hacemos nuestras las declaraciones del pastor Evelio Reyes cuando decía que “nuestros políticos y nuestros gobernantes deben cambiar de mentalidad, dejar de ver a los pobres y a los necesitados como un gran negocio (…) El populismo al igual que la corrupción hacen muchísimo daño a nuestra sociedad (…) No hay que hacer negocio de la pobreza, de las calamidades y emergencias (…) Los políticos hondureños se benefician de los pobres porque piden en su nombre y reciben grandes cantidades de dinero que no llegan a los pobres”.
Si bien es cierto que hay “fuegos que encienden otros fuegos” también hay “fuegos que apagan otros fuegos”. Es el temor que esté sucediendo algo parecido con la “Maratón de fe” que se está promoviendo desde las cúpulas de nuestra sociedad pues se desvía la atención del centro penal al de los mercados capitalinos dejando de lado saber cuál fue la causa y los responsables de la misma. Se desplaza el centro de interés, se evade lo más delicado políticamente y se silencia que en estos momentos la Corte Interamericana de Derechos Humanos, realiza una audiencia contra Honduras por los 107 muertos que se produjeron en una cárcel en el año 2004.
Vivimos en un país donde se cumple a cabalidad el dicho jurídico de que “la justicia que es lenta, no es justicia”. Sin embargo, no deja de sorprender que en apenas una semana el “Equipo de Respuesta Internacional” presente su informe diciendo que la causa del incendio fue accidental y que sea corroborado por la Corte Suprema de Justicia pues también afirma que “no hubo mano criminal, sino un accidente”.
Llevamos meses tratando de luchar contra el muro de la impunidad policial e institucional del país sin conseguir nada. Y, ahora, resulta que juzgamos con un doble rasero pues cuando se trata de las élites todo se estanca, se entorpece y se obstaculiza: ¡nunca se llega a nada!. En cambio, cuando se trata de los pobres y de los “sobrantes” de nuestra sociedad las investigaciones se hacen “al vapor” y rápidamente tenemos resultados concluyentes. Por eso, los dolientes se resisten a aceptar que el incendio de la cárcel fue un accidente y piden otra investigación por un organismo confiable. Tampoco resulta convincente ni confiable que la Fiscalía diga que “deducirá responsabilidades a custodios y autoridades penitenciarias si se comprueba negligencia o dolo manifiesto”.
Si en tiempos de Nerón se culpabilizó del incendio de Roma a los cristianos hoy preferimos decir que fueron meros accidentes producidos por “artefactos” de nuestro mundo moderno como un simple cigarrillo o un chimbo de gas. Hoy, los pobres y los privados de libertad seguirán siendo las víctimas de nuestros incendios sociales donde no hay responsables ni rendición de cuentas. Y con ello estamos demostrando que Nerón sigue vivo y cuenta con muchos seguidores entre nosotros.
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