sábado, 9 de mayo de 2020

«No se va a ninguna parte sin haber decidido a dónde se va»



Por Fréderic Lordon 

Prólogo
En realidad, es simple. Ahora sabemos más allá de toda duda que la forma en que hemos vivido –la forma capitalista– conduce al desastre general. Por lo tanto, debemos cambiarlo. Completamente.

1. Probablemente se necesitó un desastre para cerrar el largo paréntesis de la prehistoria de la humanidad, la del desarrollo material. Esta desgracia no habrá sido en vano si finalmente la historia nos lleva al desarrollo humano. Por lo tanto, nuestra vida juntos debe ser rehecha de arriba a abajo.

Aquellos que gobernaron durante la prehistoria seguirán gobernando. Los miraremos como curiosidades, y apreciaremos sus transformaciones. Pero, evitaremos firmemente que los recalcitrantes hagan daño, porque lo que debemos hacer es lo contrario de lo que han impuesto durante tanto tiempo.

Que las sociedades prehistóricas fueron capaces de hacer de la acumulación monetaria su único horizonte proporciona contra ellos, la más terrible de las acusaciones.

Una sociedad humana establece sus prioridades de manera muy diferente: en primer lugar hay un orden lógico, aunque, por supuesto, todo es interdependiente y, en la práctica, se da como un todo único.

2. Las demandas por la preservación de la vida son lo primero. Para vivir bien, antes que nada hay que vivir.

De ello se deduce que el sistema sanitario general es el primero en el orden lógico. Por sistema de atención médica, no sólo debemos entender las instituciones de atención de la salud, sino todas las prácticas que contribuyen al mantenimiento y bienestar del cuerpo. Estas prácticas presuponen que hay que dedicar tiempo a la educación, difusión y al intercambio de experiencias.

También se deduce que para preservar las vidas humanas, el respeto por la existencia no humana es decisivo. Sólo la locura de pensar que somos «los propietarios del planeta» nos ha hecho creer que no necesitamos a los demás, Como mínimo, los necesitamos para establecer una obligatoria simbiosis con todos ellos y, vivir inteligentemente en su compañía.

Las nuevas formas de agricultura son parte de esta inteligencia.

La medicina, las prácticas del cuidado del cuerpo, la atención a las relaciones simbióticas y la agricultura son las instituciones de la salud humana.

3. Por todo ello, no hay salud posible con la ansiedad por lo material. La segunda prioridad lógica es la que nos aleja de los fantasmas del futuro y de la servidumbre mental que alimenta las servidumbres políticas. Nadie debe temer más.

Con el trabajo social como determinante, será impensable que temamos por el acceso a todo lo necesario. La sociedad que surja de la prehistoria tiene como objetivo, a través de la organización colectiva a todos los niveles, ofrecer la mayor estabilidad posible a las condiciones materiales de vida de todas las personas.

Nadie debe depender para su vida de un intermediario inestable, autónomo y tiránico, ya sea en forma de «el empleador» o de «el mercado». Por consiguiente, incumbe a la sociedad en su conjunto garantizar a todos, sin condiciones, el acceso a los medios de tranquilidad material determinados socialmente.

Si los medios deben considerarse como un mínimo, el exceso de medios deben estar estrictamente limitados.

La propiedad privada no tendrá más disfrute que el uso. La explotación solo con fines de crecimiento pertenece a la prehistoria. Permanecerá allí como un fósil.

El desastre nos ha enseñado que la jerarquía prehistórica de los personajes importantes estaban “de cabezas”: los reputados principales eran balas de cañón, inútiles en el mejor de los casos, dañinos la mayor parte del tiempo. De hecho, la sociedad sólo estaba en manos de aquellos que viven de los subordinados. Con una nueva división del trabajo se eliminarán las balas de cañón, la sociedad identificará claramente a aquellos a quienes más debe, y los tratará en consecuencia.

4. La salud y existencia material son sólo los requisitos previos para el verdadero fin de la vida común: el desarrollo de los poderes creativos de todos.

El acceso amplio y permanente a la mayor cantidad de conocimientos para el mayor número de personas es algo natural en una nueva sociedad de desarrollo humano. Quien cultiva su propia mente tiende ipso facto a cultivar la de los demás. De esta manera es útil a la sociedad y se fortalece por ella.

Si a este acceso se le da el nombre general de educación, todas las formas de la misma se desarrollarán prioritariamente en la vida social: escolar, popular, asociativa, autónoma, etc. En todos los campos.

Los medios de comunicación; instrumentos de servidumbre y conformismo en la sociedad anterior, recibirán una atención especial. Estarán estrictamente ligados a la misión inscrita en su propio nombre: dar a todos algo que conocer sobre la vida de todos los demás y de la comunidad y otras comunidades. Además, recibirán el deber de dar cuenta de todas las ideas y creaciones, aparte de la subordinación a la que están sujetas.

La educación, los medios de comunicación, los lugares de creación son las instituciones del desarrollo humano.

La prehistoria material había colocado el significado de la vida en el nivel del disfrute monetario; la historia humana lo coloca en las posibilidades de la libre producción de manos y mente. Sustituye el dinero por el trabajo, dando la mayor extensión posible a la palabra, por lo tanto sin que suponga ninguna condición de abstracción o herencia.

La sociedad humana se juzgará a sí misma por sus obras.

Coda
Los principios no tienen otra fuerza que la de la tinta sobre el papel. Para que se conviertan en una carta viviente, es necesario, dijo un viajero, que «se apoderen» de un gran número.

Por lo tanto, hay que admitir que está en la naturaleza de las declaraciones de principios guardar silencio en cuanto a las condiciones para la realización de los principios. Sin embargo, tenemos una idea bastante clara de la fuerza que debería estar detrás de estas ideas.

Las declaraciones de principios también omiten muchas cosas, y no dicen nada sobre los detalles. Esa es una debilidad. Pero esta tiene sus ventajas. Una de ellos es dejar que el camino se haga sobre la marcha.

El hecho es que querer ir a otro lugar, aunque hoy en día es necesario defenderse, esto no es suficiente en sí mismo: no se va a ninguna parte sin haber decidido adónde se va.

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