sábado, 10 de marzo de 2018

El endeudamiento externo en Latinoamérica: ¿Piedra o salvavidas?



Por Lucía Converti y Pablo Wahren 

En los últimos años los países de la región han experimentado un fuerte crecimiento de la deuda externa. El período por analizar, 2005-2016, puede diferenciarse en dos etapas de acuerdo a las características del endeudamiento. La primera está comprendida entre 2005 y 2011, y la segunda entre 2012 y 2016. En la primera etapa, el endeudamiento es parte de la decisión de política económica de los distintos gobiernos sobre como impulsar el crecimiento, y las diferencias son claras cuando se ve la evolución de su endeudamiento de forma individual. En la segunda etapa, puede identificarse cómo el endeudamiento fue una herramienta común en todos los países ante un problema estructural como es la restricción externa. La crisis financiera internacional, la caída del precio de los commodities y el propio crecimiento económico registrado en los años anteriores aceleraron la restricción externa en todos los países de la región, dando un fuerte impulso al endeudamiento.

El análisis de las distintas etapas de endeudamiento demostrará la necesidad de avanzar hacia cambios estructurales en la producción regional.

El crecimiento de la deuda externa (2005-2016)

Las crisis de deuda externa son recurrentes en la región y más fuertemente desde la internacionalización de capitales en la década del ´70. La asistencia financiera a los países es constante y cuando el flujo de financiación se frena genera profundas crisis. En este informe, queremos destacar el crecimiento pronunciado de la deuda externa de la región en los últimos años (Ver gráfico 1) y la situación adversa en la que se encuentran las economías para avanzar en el desarrollo regional.  La deuda creció en términos absolutos un 158,9% de 2005 a 2015, mientras en el período previo de crecimiento fuerte, entre 1989 y 1999, la variación fue de un 89,6%. Como puede observarse en el gráfico, la deuda total de la región en 2016 empezó a caer, sin embargo, en 2017 el endeudamiento rompió récords históricos según la Comisión para América Latina y el Caribe de la ONU.

Gráfico I: Evolución de la deuda externa total en América Latina.


Dada la evolución absoluta de la deuda, es importante ver cómo se comporta este indicador en relación a la evolución del PIB para evaluar la capacidad de los países de hacer frente a estas obligaciones. En este sentido, puede verse en el gráfico 2 que, luego de alcanzar en 2003 el punto más alto de deuda externa/PIB de la región (40,3%), debido al crecimiento del producto el indicador cayó hasta el año 2008 alcanzando un mínimo de 20,1%. A partir de 2008 la deuda, tanto en términos absolutos como en relación al PIB, aumentó hasta alcanzar un 37,2% en 2016.

Gráfico II: Deuda externa total como porcentaje del PIB de América Latina


Etapa I: Elección de política para el crecimiento

Esta tendencia de endeudamiento agregada muestra un comportamiento regional, sin embargo, hacia adentro de la región y particularmente en la primera etapa del ciclo (2005-2012), puede encontrarse un comportamiento diferenciado entre países de acuerdo a su política de crecimiento económico.

Algunos países apostaron a un modelo de apertura económica, generando una dependencia a la entrada de capitales ya sea vía inversión extranjera directa o endeudamiento para resolver una balanza de pagos constantemente deficitaria. Otros, eligieron apostar al crecimiento del mercado interno, la producción local, el crecimiento de las exportaciones y la utilización del endeudamiento para impulsar inversiones de mayor envergadura.

En los siguientes gráficos puede identificarse la diferencia de política mencionada. En aquellos países que sostenían en esa primera etapa un modelo de apertura económica se evidencia una tendencia marcada de crecimiento de la deuda desde 2005 hasta el final del período analizado (México, Colombia, Chile, Perú). El segundo grupo, sin embargo, muestra  un endeudamiento más bien moderado durante la primera etapa (Argentina, Ecuador, Bolivia).[1]

Gráfico III: Evolución del endeudamiento  por país según nivel de endeudamiento.




Etapa II: Endeudamiento por restricción externa

A partir del año 2013 se inicia una nueva etapa en el endeudamiento externo de la región. La misma se caracteriza por un incremento generalizado y a un mayor ritmo del endeudamiento externo. Para explicar la evolución y las causas haremos foco en los países sudamericanos.

Los países que lideraron el proceso de endeudamiento continuaron siendo aquellos que también habían incrementado su deuda en el periodo anterior: Colombia y Chile. El país cafetero lideró el ranking con una suba de 18,3 p.p. entre 2013 y 2016, mientras que la deuda chilena subió 17,3 p.p. Del otro lado, el país que menos incrementó este ratio fue Bolivia, con una suba de apenas 6,4 p.p. Una particularidad la exhibe el caso argentino: el incremento de la deuda en el periodo señalado fue moderado (+7,9 p.p.) pero el mismo se concentró en 2016 a partir de la asunción del Gobierno de Macri. En dicho año el ratio deuda PBI se incrementó en 6,8 p.p., lo que significa una suba del 25,8%. Esta tendencia a su vez se prolongó en 2017. En este sentido la Agencia Bloomberg señaló que Argentina fue el país emergente que más deuda tomó en los últimos dos años.[2]

Cuadro I: Deuda Externa/PBI


Por lo tanto, existen particularidades como el caso argentino, donde el Gobierno nacional decidió iniciar una estrategia de endeudamiento acelerado a fines de financiar diversos déficits creados por su propia administración[3], y países que ya venían incrementando su ratio de endeudamiento sobre PBI antes de 2013. Sin embargo, existe un patrón común que contribuye a explicar el incremento generalizado de la deuda en la región.

1- Reducción de precios internacionales

Desde 2014 los precios de los principales commodities de exportación de los países sudamericanos sufrieron fuertes descensos. Por caso entre 2013 y 2016 el petróleo se retrajo 58,9%, el gas 32,4%, el oro 11,5%, el cobre 33,6% y la soja 25,5%. Esta situación derivó en un triple impacto, que expuso las debilidades estructurales de las economías latinoamericanas.

Gráfico IV. Evolución de los precios de las materias primas. Índice 2013 base 100.


a- Impacto en el saldo comercial

Las economías latinoamericanas en general y sudamericanas en particular continúan siendo sumamente dependientes de las materias primas. Las mismas en Sudamérica representan en promedio el 82,6% de las exportaciones. Por lo tanto, la baja en el precio constituyó un determinante fundamental de que las ventas al exterior medidas en dólares se retraigan un 32% entre 2013 y 2016. Particularmente en 2014 Sudamérica registró el superávit comercial más bajo desde 1999 y en 2015 el primer déficit desde 1998 (16.840 millones de dólares). Si bien en 2016 se recobró el superávit comercial (40.005 millones de dólares), principalmente por la recesión en Brasil que retrajo las importaciones de este país, éste fue prácticamente la mitad del promedio registrado entre 2005 y 2013 (74.113 millones de dólares).

De esta manera el saldo comercial pasó a ser insuficiente para financiar, o incluso se convirtió en una nueva vía de sangría de divisas, gastos en divisas como el pago de intereses, la remisión de utilidades, el pago de patentes y servicios. De hecho, en este periodo la cuenta corriente (que tiene en cuenta las mencionadas salidas) promedió un déficit de 2,2 puntos del PBI, alcanzando un máximo de 3,2 en 2015.

Gráfico V. Saldo comercial en U$S de Sudamérica.


b- Impacto en la IED

La baja del precio de las materias primas impactó también en el ingreso de divisas por la vía de la inversión extranjera directa. En efecto, en Sudamérica la IED se contrajo un 29,7% entre 2012 y 2016.

Según CEPAL en “En este resultado influyó la reducción de la inversión en recursos naturales, en particular en minería metálica, y el lento crecimiento de la actividad económica en la región” (CEPAL, 2017, pp. 35). Con datos para América Latina se constata que los anuncios de inversión en industrias extractivas pasaron de representar el 38% del total promedio en 2005-2010 al 14% en 2016. Este dato se encuentra en línea con el hecho de que en 2015 y 2016 los montos de estos anuncios se ubicaron en los niveles mínimos de los últimos diez años.

Gráfico VI. Inversión Extranjera Directa en Sudamérica. En dólares corrientes.


2- Mayor tamaño de las economías

Otro factor que aumentó la presión en la balanza comercial y la cuenta corriente fue la propia dinámica de crecimiento de la economía. Este es un problema clásico de las economías latinoamericanas que a medida que la actividad económica crece las importaciones lo hacen en una medida muy superior. Esto se asocia con la dificultad para la sustitución de importaciones y la exportación de bienes no tradicionales.

Al mirar los números se registra que entre 2003 y 2013 Sudamérica se había expandido un 57,3%, y las importaciones lo hicieron en 410,3%. Los años subsiguientes Sudamérica se retrajo 2,3% y las compras al exterior 35,9%.

Cabe mencionar que la propia ralentización del crecimiento es un factor adicional que explica el peor desempeño del ratio deuda- PIB, ya que a diferencia de los años anteriores el PIB se redujo achicando de este modo el denominador del indicador (Deuda/PIB).

Gráfico VII. PIB e importaciones sudamericanas. Variación interanual.


Resultados 2005-2016

Si observamos el endeudamiento en relación con el PIB, podemos afirmar que si bien la mayoría de los países redujo el nivel del indicador en la primer etapa gracias al crecimiento del PIB, una vez que el indicador volvió a aumentar debido a la crisis financiera y caída de los precios de las materias primas y la ralentización del crecimiento económico, los niveles de endeudamiento externo sobre PIB de los países con política económica neoliberal han alcanzado y hasta superado los niveles de endeudamiento del 2005, mientras el resto de los países se encuentra por debajo de estos niveles.

Gráfico VIII: Porcentaje de Deuda externa/PIB


Conclusiones

El endeudamiento externo vuelve a ser una preocupación en América Latina en general y en América del Sur en particular. En 2016 la región registró el mayor ratio de endeudamiento sobre PBI desde 2003, cuando el mismo alcanzó su máximo histórico.

El crecimiento de la deuda se puede dividir en dos etapas. Una primera en la cual el endeudamiento estuvo liderado por aquellos países que adoptaron esquemas de apertura comercial y financiera como México, Colombia y Chile. A partir de 2013 se inicia una nueva etapa donde el crecimiento de la deuda externa se acelera y se vuelve generalizado. En este nuevo periodo la deuda cumplió el rol de compensar los menores ingresos, por cuenta corriente y financiera, derivados de la baja del precio de las materias primas y la mayor demanda de importaciones asociadas a economías de mayor tamaño.

Nuevamente el crecimiento de la deuda vuelve a exhibir las debilidades de la estructura productiva latinoamericana, que desde hace más de un siglo se encuentran insertas en la división internacional del trabajo como proveedoras de materias primas. Este motivo hace que las exportaciones sean insuficientes para financiar procesos de crecimiento económico y vuelven a los países de la región muy vulnerables a vaivenes en los precios internacionales de las materias primas.

En el marco de desequilibrios externos que no se corrigen la deuda externa es pan para hoy y hambre para mañana ya que debe ser devuelta y con intereses. En este sentido, preocupan las políticas propuestas por algunos gobiernos latinoamericanos que apuntan a profundizar el régimen de inserción internacional basada en materias primas y la desregulación financiera.  Por ejemplo, el acuerdo Mercosur-Unión Europea impulsado por los gobiernos de Macri y Temer tiene como objetivo incrementar las exportaciones primarias a costa de incrementar las importaciones de bienes y servicios de mayor complejidad tecnológica.

La deuda externa es un problema que acecha a la región y por tanto debería ser abordado de manera regional, coordinando acciones que permitan mitigar los efectos de vaivenes coyunturales y políticas de desarrollo que modifiquen los problemas de raíz estructural.

[1] Se tomó para la elaboración de los gráficos países que tuvieran niveles de endeudamiento similares para mostrar claramente la diferencia en la tendencia.


[3] A partir de la eliminación de diversas regulaciones que incrementaron sensiblemente la fuga de capitales y la remisión de utilidades sin que ello tenga una contrapartida por el lado de los ingresos.

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