jueves, 5 de enero de 2017
Vendedores ambulantes de Tegucigalpa reflejan calamidad laboral y pobreza
Yosmira Bendaña, es una madre soltera con tres hijos. En el último desalojo violento de vendedores y vendedoras del Centro Histórico de Tegucigalpa, la Policía Municipal le arrebató las legis y pantalones que busca vender para agenciarse unos cuantos Lempiras con los que espera pagar el alquiler de su casa y comprar algo de comida.
“Me decomisaron toda mi licra, saqué préstamo para volver a comprar. De cincuenta licras que andaba solo me devolvieron veinticinco, lo demás ellos se lo quedan, y pagué quinientos Lempiras”, cuenta Yosmira mientras carga unas bolsas plásticas en las que guarda la ropa cuando los policías municipales la persiguen.
Ella, al igual que cientos de comerciantes informales, es parte de una las tasas más altas de desempleo del continente. El informe más reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), indica que Honduras con un 7.4 por ciento es el sexto país de América Latina con mayor desempleo.
Yosmira no tiene más opciones laborales. Nos comenta que cuando las ventas están bajas se dedica a limpiar casas: “me pongo a asear casas, tengo amigas que me llaman que quieren que les asee las casas y cuando tengo chance me voy a ganar mis centavos por otro lado, pero solo es cuando me necesitan”.
“Tengo un hija en el colegio, una en la escuela y un bebé que cuando no vendo tengo que pedir prestado para darles de comer”, fue lo último que contó de su diario vivir, antes que llegará un policía municipal a desalojarla.
De acuerdo al informe 2016 de la OIT, en América Latina se registra una “alta proporción” de mujeres y jóvenes desempleados. Las mujeres en la región representan un 9,8 por ciento de las tasas de desempleo.
Los comerciantes individuales, que intentan vender su producto en el Paseo Liquidámbar del Centro de Tegucigalpa, en 2006 fueron reubicados en el mercado La Isla, sin embargo, la municipalidad no ha cumplido con los acuerdos pactados para la sostenibilidad, asegura Mario Velásquez, coordinador de los vendedores y vendedoras ambulantes.
“Todo lo que nos prometieron en su momento, como ser estaciones de buses, publicidad masiva, solo nos dieron atol con el dedo. En los diez años que tenemos de estar en el Mercado La Isla la tormenta Agatha arrasó la parte inferior, perdimos capitales de dinero prestado que aún seguimos pagando”, dice don Mario, quien además denuncia que las autoridades edilicias del Distrito Central se niegan a reunirse para encontrar una solución al problema.
En la tarde del martes, agentes municipales se enfrentaron con los vendedores y vendedoras ambulantes, dejando como resultado a un joven comerciante con heridas de bala. La Fiscalía de Derechos Humanos acusó al policía Rafael Walter Barrios de abuso de autoridad y tentativa de homicidio.
Municipalidad se niega al diálogo
Pese a que los vendedores y vendedoras solo piden trabajar durante las fiestas de fin de año, las autoridades municipales y policiales insisten en continuar con los desalojos. Josué Esperanza, coordinador de la Policía Municipal, manifiesta que la ordenanza es mantener el orden y no permitir las ventas ambulantes.
“Ese acto no es negociable, y hasta que no se reforme la ordenanza municipal nosotros no vamos a acceder”, dijo Esperanza.
Los comerciantes piden a la municipalidad trabajar en un horario de seis a ocho de la mañana “cuando la gente empieza a movilizarse a sus trabajos”; y de cinco de la tarde a siete de la noche.
Sin embargo, el jefe de Infraestructura Municipal, Roberto Zablah, insiste que “hay una ordenanza que no permite vendedores en el centro, ellos tienen otro lugar donde pueden ir a comercializar. Nadie está contra el derecho humano al trabajo, pero ese derecho humano no puede estar contraviniendo la ley”.
Por su parte, la comisionada en condición de retiro y regidora del Distrito Central, María Luisa Borjas, a través de su cuenta de Facebook, exigió que el “altercado que terminó en disparos debe ser investigado por los entes de seguridad del Estado y llegar hasta el fondo del problema para que se solucione este conflicto de la forma más respetuosa y civilizada”.
Agregó que “la gente necesita y quiere ganar su sustento honradamente, además por qué no permitirles vender en el Parque Central y sus alrededores solo durante la temporada festiva”.
La población capitalina, que transita a diario por el Centro Histórico, ante la difícil situación económica hace un llamado a las autoridades municipales, dirigidas por Nasry Tito Asfura, para buscar la manera de permitir las ventas navideñas.
“Todos tenemos derechos a trabajar y por qué no darles una oportunidad después de las cinco, no es necesario llegar hasta lo que pasó. Si la gente se acerca –no molestan- es porque todos tenemos necesidad”, expresó una capitalina.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) apunta que en América Latina existen 134 millones de trabajadores y trabajadoras en condiciones de informalidad.
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