jueves, 5 de enero de 2017

Monte de Los Olivos: Ausencia del Estado y lucha por sobrevivir



Desalojos violentos, pobreza, discriminación y olvido estatal han sido los factores que han reinado en la vida de los habitantes de Monte de los Olivos en El Progreso, Yoro, una comunidad organizada y en movimiento que nació en el antiguo botadero municipal. 

“Vivimos años entre la basura y las amenazas que venían de la municipalidad”, Julio Gutiérrez, habitante de Monte de los Olivos dijo esto en el programa Foros Populares de Radio Progreso. Julio junto a otras familias, gracias a la organización hoy cuentan con un terreno y una casa que les permite protegerse en medio de las injusticias. 

Hace 8 años en los noticieros de Radio Progreso era común escuchar “Se anuncia nuevo desalojo en Monte de los Olivos”, y ver como la policía nacional y municipal arrasaba con los cultivos, gallinas y  casas de cartón que daban vida a más de 40 familias. “Siempre llegaba gente de la municipalidad a molestar”, dice Julio, quien al recordar los hechos violentos que marcaron su comunidad se pregunta “¿Por qué tanta injusticia?”. 

La situación en Honduras es preocupante, al inicio del 2016  la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (Chico) mostró un informe que demuestra que el déficit habitacional ronda el millón de viviendas, además del 90% de los pobres del país viven hacinados en cordones de miseria dentro de las áreas urbanas o en casas de tierra o paja en el sector rural.

La tierra en el país está concentrada en pocas manos y fue desde la implementación de los Programas de Ajuste Estructural en el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990)  donde se aprobó la Ley de Modernización Agrícola, dando al traste con todas las propuestas de reformas agrarias integrales en Honduras.

La comunidad Monte de los Olivos fue desalojada en repetidas ocasiones por parte del alcalde de El Progreso, Yoro Alexander López, quien argumentó que esa tierra estaba destinada para otros proyectos. Además el edil ha intimidado y amenazado con desalojar a los habitantes de la colonia Alemania, un terreno propiedad de un alemán que al fallecer lo donó a familias de escasos recursos, sin embargo, el alcalde reclama la tierra. 

La Esperanza reubicada en el abandono

A través de Radio Progreso muchas personas y organizaciones humanitarias conocieron el caso de Monte de los Olivos, entre ellos el Padre Jesuita José María “Chema” Ubach, quien falleció en 2014, y dedicó sus últimos días a acompañar permanentemente la lucha de  las familias desalojadas. Gracias a ese acompañamiento se logró conseguir un terreno y la construcción de un proyecto de viviendas, que hoy cuenta con centro comunal, una clínica y una escuela primaria. 

La comunidad se reubicó en un lugar pantanoso rodeado de palma africana cerca de aldea las 40, en el norte del municipio progreseño. Hasta este sector no hay transporte interurbano y únicamente se llega caminando o en bicicleta. Los niños y niñas para ir a la escuela tienen que caminar más de cuarenta minutos todos los días. Para las personas adultas el trabajo es escaso y les toca ir hasta el centro de la ciudad para conseguir algo. En muchas de las casas se puede observar que durante el día las hornillas o estufas permanecen apagadas. 
“Aquí nos vinieron a botar” dice Miriam Bonilla encargada de la clínica de la comunidad asegurando que a pesar de la miseria y el abandono poco a poco la comunidad va floreciendo gracias al apoyo de la iglesia católica y algunas organizaciones norteamericanas.

A pesar del abandono estatal, actualmente en el país, comunidades como Monte de los Olivos, van gestando una propuesta para construir otra Honduras, una de verdad soberana, donde se respeten los derechos humanos de la población. La construcción de otra Honduras, pasa por la capacidad adquirida por personas y pueblos para tomar decisiones libres y autónomas en construcción de ambientes privados y públicos donde el poder se ejerce colectivamente para producir  transformaciones humanas e institucionales que conducen a la plena dignificación de las personas en armonía con el entorno y el cuidado de la madre tierra.

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