sábado, 21 de enero de 2017

La toma en la UNAG impacta en la salud de los estudiantes



Por Sandra Rodríguez

“Soy madre de una alumna de la UNAG y estoy preocupada por todo lo que ahí pasa” declaró una mujer que por motivos de seguridad se omite su nombre.

Ella expresó a través de un mensaje, que no ve pronta solución al conflicto que atraviesa la Universidad Nacional de Agricultura, UNAG, que continúa de toma pacifica por al menos mil estudiantes exigiendo respeto a sus derechos en el campus educativo ubicado en la ciudad de Catacamas, Olancho, al este de Honduras.

Su hija fue educada en el seno de una familia que trató siempre de darle una educación de calidad, y el mismo esfuerzo realizan ahora para sostener los gastos necesarios en la UNAG, pues no es sólo comprarle zapatos y uniforme, sino dinero para alimentación y a veces hay que hospedar a otros de sus compañeros cuyos hogares son alejados.

Son muchos los padres y madres de familia, que a largo de la toma, dan acompañamiento y ayudan en lo que los y las jóvenes solicitan; y por supuesto lo que esté entre sus posibilidades.

“Parece que esto va para largo y sabemos del apoyo que les brindan organizaciones como ustedes”, agregó la madre, refiriéndose al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH.

Mi hija en este momento está en casa, ya que después de tantos días se enfermó de la piel por el agua que se está utilizando en Universidad, hay otros jóvenes que están enfermos por la comida. Y es que hay días que no pueden abastecerse con una dieta balanceada, pues lo que no producen dentro hay que comprarlo y como los tienen estigmatizados hasta las puertas de algunos comercios les han cerrado, según denuncian los mismos estudiantes.

“Pero dice que se regresa de nuevo”, expresó la madre, quien mostró su preocupación por que entre los y las estudiantes hay cierto agotamiento físico y no tienen asistencia de parte de profesionales competentes, lo que puede afectar más en su salud.

Agregó que se siente frustrada, pues los motivos de la toma, son cosas que ya se habían denunciado, por lo tanto eran de conocimiento público como dormían, comían, el trato que recibían y el acoso, y no se atendieron. Hasta que lo denunció un medio de comunicación y salió a la luz pública.

También denunció que hay maestros afines al rector Marlon Escoto, que aplazan a alumnos sin ninguna justificación. Y así son tantas cosas que suceden, pero con la diferencia que los jóvenes de una u otra manera perdieron el miedo.

Otra preocupación es que tienen maestros que no son maestros, por ejemplo recién graduados que les dan algún módulo y no tienen experiencia, de modo que temen por la calidad de la educación y lo peor, que si sigue la toma, pierdan el trimestre.

Por la distancia geográfica, es difícil que padres y madres de familia se puedan organizar en acciones conjuntas, sin embargo se mantienen pendientes, pues también existen familias de escasos recursos y hay que ver por todos y todas las universitarias.

Esta lucha no tiene distinción de clases sociales, económicas o académicas, pues aunque sólo hay una parte dentro de la UNAG, desde el pasado 18 de noviembre, los demás de un total de cinco mil, lo hacen desde sus comunidades, consiguiendo apoyo para la manutención de los compañeros, “ahí hay jóvenes hijos de militares, abogados, hacendados, médicos, en la misma lucha”.

Mi hija está triste, preocupada y estresada, sin embargo está decidida a llegar hasta el final, el mismo pensamiento tienen los jóvenes con los que he conversado, y creo que tienen “ellos no se van a rendir”.

Según la madre de familia, esta manifestación pacífica ha sensibilizado a la comunidad estudiantil, han mejorado en si trato colectivo están luchando por todos, incluso por los que no están de acuerdo con la paralización de clases.

Como madre de familia, la zozobra es latente, pues cada uno de los que hoy luchan también corre peligro por las represalias, y ellos solo van con el objetivo de estudiar y se encuentran con muros de todo tipo, le  niegan hasta una fruta que ellos mismos producen, comentó la mujer.

“Como madre, solicito a las autoridades correspondientes que los respeten, ya es demasiado el abuso de estar hostigándolos ya que su protesta es pacífica”, finalizó la madre de una estudiante de la Escuela Nacional de Agricultura, donde más de mil jóvenes mantienen ya 40 días de toma pacifica exigiendo respeto a sus derechos, pero las autoridades correspondientes no han dado respuesta a sus peticiones. Incluso han anunciado en este tiempo, despidos de docentes, expulsiones y requerimientos fiscales contra los que se manifiestan por sus derechos.

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