domingo, 17 de noviembre de 2013
Voto voluntario y dos mujeres favoritas
Por Mercedes López San Miguel
Desde Santiago
Hoy trece millones de personas están convocadas a elegir, por voto voluntario, entre nueve candidatos a presidente, y son dos mujeres las favoritas, hijas de generales pero con historias antagónicas marcadas por la dictadura.
Propaganda electoral en el centro de Santiago anticipando las presidenciales.
En el Mercado Tirso de Molina de Santiago parecía que la invitación a pasarse horas buscando buenos precios era lo más natural del mundo en la víspera de las elecciones. Seguramente varios compradores que iban de puesto en puesto intuían que estos comicios son inéditos en muchos sentidos. Hoy trece millones de personas están convocadas a elegir, por voto voluntario, entre nueve candidatos a presidente, y son dos mujeres, hijas de generales pero con historias antagónicas, las que se ubican en el primero y segundo lugar en intención de voto. La ex mandataria Michelle Bachelet, de la Nueva Mayoría –la Concertación suma al Partido Comunista, algo también novedoso–, compite cómodamente con Evelyn Matthei, candidata de la Alianza de derecha –Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional.
Afuera del mercado el aire traía un vaho maloliente de la montaña de basura que se fue acumulando en más de veinte días de paro de los empleados municipales, que piden mejoras laborales. Al cruzar un puente sobre el río Mapocho, se abría paso una feria en la que se vendían desde sábanas hasta tornillos. Un señor que pasaba por ahí dijo que iba a votar por Bachelet, recordando su gestión entre 2006 y 2010. “Cuando ella gobernó se preocupó por dar bonos a los pensionados y el aguinaldo a fin de año. Recibo 85 mil pesos de pensión (unos 900 pesos argentinos) y no me alcanza para nada. El ‘gallo’ que está ahora no aumentó las pensiones”, dijo Carlos Vázquez. Y agregó. “Fíjese, sale 700 pesos un kilo de manzanas y yo eso no lo puedo comprar.”
Una señora que caminaba del brazo de otra dijo que iba a votar por Evelyn Matthei, porque “siempre voté por la derecha”. Pero Matthei no representa la misma derecha que el mandatario saliente Sebastián Piñera. Ella se ha confesado pinochetista, votó por el Sí a la continuidad del dictador en el referéndum de 1988 –no así Piñera– y protestó cuando Pinochet fue detenido en Londres por orden del juez Garzón. Como una vuelta de la historia, Matthei tiene enfrente a la médica socialista Bachelet, hija del general Alberto Bachelet que murió a causa de las torturas a las que lo sometieron sus compañeros de armas en las mazmorras de la Academia de Guerra Aérea de la Aviación. Fernando Matthei, padre de Evelyn, era en ese momento el director de dicha institución. Nadie duda de la responsabilidad moral que tuvo el súbdito de Pinochet por la muerte de Bachelet, aunque la Justicia haya determinado que no estuvo implicado directamente.
Sobre este aspecto simbólico de la elección reflexionó el sociólogo Manuel Antonio Garretón. “A 40 años del golpe de Estado, el conflicto entre el Sí y el No no está resuelto debido a que sigue vigente la Constitución implantada después del bombardeo a La Moneda. A partir de estas elecciones se inicia un nuevo ciclo: la superación de la sociedad heredada de la dictadura.” El profesor de la Universidad de Chile anticipó que habrá un reacomodamiento de la derecha.
“La Alianza atraviesa dos dificultades: una, el fracaso del gobierno y su escaso apoyo ciudadano; y la otra, es que la UDI tiene un peso muy fuerte en las decisiones y Piñera no representa a este sector. La derecha va a tener que romper con los lazos pinochetistas.”
A diferencia de Piñera, Bachelet dejó la presidencia cuatro años atrás con una popularidad superior al 80 por ciento y ahora es la gran favorita para recuperarla. El Centro de Estudios Públicos, la encuestadora más respetada del país, arrojó que la candidata de centroizquierda obtendría el 47 por ciento de las preferencias, contra el 14 por ciento de Matthei. De los otros siete candidatos, ninguno recibiría más del 10 por ciento de los sufragios, siendo los mejores posicionados el independiente y ex socialista Marco Enríquez-Ominami y el populista de derecha, Franco Parisi.
Por eso la incógnita es ver la capacidad de la ex directora de ONU Mujer de ganar en primera vuelta (por encima del 50 por ciento) y la cantidad de congresistas que agrupe la Nueva Mayoría, vital para sacar adelante las reformas que prometió, como la reforma de la Constitución y el aumento de los impuestos a las empresas, necesario para avanzar en una educación gratuita y de calidad. No parece tan sencillo. Hoy se eligen 120 diputados y 20 de los 38 senadores, además de 278 consejeros regionales bajo un sistema político que favorece el bipartidismo. En tren de especulaciones, algunos analistas han sostenido que una alta participación aumentará las chances de Matthei para pasar a segunda vuelta, prevista para el 15 de diciembre.
El diario Clarín, un medio que fue cerrado por la dictadura, volvió en 2005 en versión digital y se imprime una vez al mes, señaló en su editorial que desde las últimas elecciones presidenciales el país es otro. “En tan solo cuatro años son otras las ideas y demandas que circulan de boca en boca y que se filtran, muchas veces contaminadas por otros intereses, a través de los medios de comunicación. Hace cuatro años en Chile no se hablaba de educación gratuita.”
El movimiento estudiantil, que irrumpió en el espacio político como nunca antes, instaló los temas que se discutieron en esta campaña, hasta tal punto que no hubo un candidato que no hablase del modelo educativo. El sociólogo Garretón señaló una contradicción que se da con ese movimiento. “En 2011 los estudiantes pusieron los grandes temas sobre la mesa, pero ahora están divididos entre aquellos que no creen que el sistema político pueda resolver las inequidades y los que se pasaron a la política, como Camila Vallejo, que es candidata a diputada. Así, el movimiento estudiantil mantiene relaciones tensas y negativas con la política. ¿Cómo se soluciona? A través de un proyecto constituyente.”
Y es que una de las demandas sociales es, sin duda, derogar la actual Constitución, un asunto que incorporó a su programa la coalición de Bachelet. Por eso, sectores ciudadanos han llamado a escribir “AC” (Asamblea Constituyente) en el margen derecho de la boleta, con el aval del sistema electoral. El abogado Gustavo Ruz, uno de los principales impulsores, explicó que “al marcar el voto, habrá ocho millones o diez millones de personas que pueden ayudarnos a hacer propaganda, nada más que eso. No tiene valor jurídico ni legal. Es una iniciativa que brotó en la base social, una forma de visibilizar el tema”.
Hoy vota un Chile que pide cambios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario