jueves, 21 de noviembre de 2013
Bajo ataque
Aunque Bertha Oliva sabe defenderse sola, como lo hizo en los últimos 30 años ante la dictadura civil del Partido Liberal y Nacional, en los últimos días un influyente senador, el jefe de los demócratas en Estados Unidos, habló por ella.
“En la última semana, la cantidad de los ataques en su contra ha llegado a un nivel tan alto que nos causa mucha preocupación su seguridad”, dijo el senador Eliot Engel refiriéndose a la coordinadora del COFADEH, mientras hablaba ante el pleno de senadores.
Bertha asistió en la última semana a las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tiene sede en la capital estadounidense, y aprovechó para hablar con congresistas sobre la situación en Honduras.
Los pasos de ella fueron seguidos por personal de inteligencia de la embajada del golpismo en Washington, cuyo responsable es Jorge Ramón Hernández Alcerro, del lado oscuro del Partido Nacional.
El reporte confidencial que Alcerro envió a Porfirio Lobo sobre las entrevistas de Oliva en la capital del Imperio fue filtrado al periodista Renato Álvarez, quien ha utilizado el texto como catecismo de terrorismo mediático contra la defensora que le salvó su integridad física.
Renato atacó las supuestas expresiones políticas de Bertha contra la policía militar de Juan Orlando Hernández y de aprobación de la policía comunitaria que propone Xiomara Castro.
El periodista también atacó al abogado Víctor Fernández por denunciar el secuestro a mitad del año de dos observadores internacionales de derechos humanos, un suizo y una francesa, quienes sobrevivieron a los sicarios del minero Lenir Pérez, en Nueva Esperanza, Atlántida.
“Estos ataques que son por decir lo menos, alarmantes, deben parar” exclamó el senador Engel dentro del Senado, el miércoles anterior.
“Demando del gobierno hondureño que garantice la seguridad de Bertha y el personal del COFADEH, la más incansable organización de defensa de los derechos humanos en Honduras, así como la seguridad de todos y todas las defensoras de derechos humanos” dijo el líder demócrata estadounidense.
Bertha sabe defenderse sola, pero lo expresado por el senador es oportuno en tanto aquí en Honduras la campaña electoral en su fase final ha crispado extrañamente a los que son protagonistas del poder y que están dispuestos a hacer cualquier cosa para impedir que el pueblo los desplace.
El político autor de la amenaza “voy a hacer lo que tenga que hacer para mantener la paz y la tranquilidad de Honduras” es el Presidente del Congreso y candidato a la presidencia del Ejecutivo, el mismo Juan Orlando Hernández quien arengó en la plaza pública contra el Cofadeh el día que pidió rango constitucional para su escuadrón PM.
Honduras no podrá recuperar un equilibrio en la gobernabilidad política y social, mientras sus dirigentes sean al mismo tiempo integrantes de las mafias que pervierten las instituciones públicas y utilizan los fondos nacionales para sus propios intereses.
El país ha llegado a un momento de decisión crucial. O se instala una dictadura militar asociada a los carteles del crimen organizado, o comienza la era del pueblo en el poder para redefinir nuevas reglas del juego democrático.
En esa decisión el Departamento de Estado de Estados Unidos y el Pentágono deberían clarificar una sola posición, porque si persisten en su doble play aquí no habrá manera de seguir tomándolos en serio.
Editorial Voces contra el Olvido,
sábado 16 de noviembre de 2013
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