lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Incorporar América Latina al redil atlántico?



Por Christophe Ventura

Traducido para Rebelión por Susana Merino

“América Latina está desarrollando una creciente importancia estratégica, con sus mercados en expansión, su riqueza energética y sus demás recursos naturales” Sin embargo, lamenta amargamente el Consejo atlántico “en los últimos años ni los EE.UU. ni los gobiernos europeos han hecho que esta región sea prioritaria en su política exterior”.

Esta constatación, formulada por la influyente y augusta institución fundada en 1961- con el objetivo de promover encarnizadamente el atlantismo en todo el mundo – la llevó a pedirle a su “task force” recomendaciones sobre América Latina. Resultado: la publicación de un informe titulado The Trilateral Bond : Mapping a New Era for Latin America, The United States, and Europe (1) Codirigido por José María Aznar (2) ex presidente del gobierno español (1996-2004) y por el ex senador demócrata estadounidense Christopher J.Dodd, es un documento que propone varias orientaciones importantes formuladas según un inédito objetivo: integrar América latina al eje atlántico.

El informe indica que desde ahora y hasta el 2060 el peso de los EE.UU. y Europa en la economía mundial pasará de un 40% a un 24% mientras que el de América latina crecerá inexorablemente gracias a sus recursos naturales, sus nuevas y competitivas multinacionales (las multilatinas) que operarán en diversos sectores económicos, con una clase media consumidora en permanente aumento (actualmente estimada en 225 millones de personas), la industrialización en marcha en varios países como México, Colombia y Brasil.

Para los autores – entre otros además de los señores Aznar y Dodd, una treintena de bancarios, de dirigentes del mundo de los negocios, de ex responsables políticos de alto nivel procedentes de gobiernos, administraciones nacionales o de organismos multilaterales, universitarios activos en el seno de diferentes y prestigiosas instituciones y de “think tanks” – América latina constituye, en el plano geopolítico un socio natural de la nueva configuración atlántica para el siglo XXI. Mucho más que Africa minada por “guerras brutales y una persistente corrupción”, pero lo es igualmente a pesar de las “fracturas” del subcontinente es decir entre los países de América Central y del Sur, entre los países del ALBA y los países que desarrollan economías de mercado más liberales”.

Los EE.UU. pese a la creciente potencialidad China, sigue siendo el primer socio comercial de América Latina y aseguran que aportan el 18% de las inversiones extranjeras directas (IDE). Por su parte la Unión europea (UE)- tomada en conjunto – es el primer inversor en América latina. En 2011 representaba el 39% del total de las IDE en la región. Solo en Brasil, destacan los autores, las IDE europeas son mucho más importantes que las dirigidas en forma “combinada” hacia Rusia, India y China. Y recuerda que la UE es también el primer mercado de la exportación agrícola del campeón latinoamericano. (21,7% del total del comercio exterior brasileño).

A partir de estos datos, consideran necesario y urgente lanzar “un diálogo trilateral” sobre comercio e inversiones entre las tres regiones. Para lograrlo, recomiendan a los dirigentes aprovechar la oportunidad que le ofrecen las negociaciones del gran mercado transatlántico (Transatlantic Trade and Investment Parnetship, TTIP) las que, según ellos, deberían incluir directamente a los latinoamericanos en un proceso de negociaciones comerciales.

Dicho diálogo debería concluir finalmente con la armonización del conjunto de acuerdos de libre comercio existentes entre las tres entidades geopolíticas y como corolario la integración de América latina al TTIP. Con el objeto de facilitar esta movida, los gobiernos de la UE y de los EE.UU. deberían aceptar la reducción de sus subvenciones a las exportaciones agrícolas como signo de buena voluntad frente a los gobiernos latinoamericanos.

Sería igualmente conveniente, para los autores, compatibilizar los mercados financieros latinoamericanos con el sistema de normas jurídicas y bancarias comunes encaradas por los EE.UU. y Europa. Todo esto con el objeto de promover la participación de los inversores del “primer mundo” en las nuevas plazas financieras de México, San Pablo (cuyo papel ya es central para el desarrollo financiero de las multilatinas), de Santiago de Chile, de Lima y de Bogotá (agrupadas en el seno del Mercado integrado latioamericano – MILA) facilitando al mismo tiempo los “intercambios entre las Bolsas latinoamericanas y las de Londres y Nueva York”.

Recomiendan además paralelamente el lanzamiento de un diálogo trilateral específico sobre el geoestratégico problema de la energía. Mientras que los EE. UU. programan la autosuficiencia energética hacia el 2030 y Europa se apresta a reducir su dependencia de Rusia, el informe promueve el desarrollo de una inédita alianza energética con América Latina.

Como lo recuerda oportunamente el documento “América latina es ya un importante productor de energía, que incluye el petróleo y el gas, la energía hidráulica y térmica y también la de los agrocombustibles” La región es en efecto el segundo proveedor de energía de los EE.UU. detrás de Canadá. Le provee más petróleo que el conjunto de los estados del Golfo. Y asegura igualmente una parte creciente del consumo energético chino e indio.

Por otra parte ”la riqueza minera de América latina es tán importante hoy en día como lo era en el siglo XVI, debido especialmente a que las necesidades de las industrias electrónicas mundiales no dejan de crecer”

De modo que el diálogo trilateral debería permitir “la identificación de las mejores prácticas relacionadas con el accionar de los estados en materia de reglamentaciones sanitarias y ambientales, sobre normas fiscales que garanticen (a las empresas especialmente europeas y de los EE.UU.) transparencia, previsibilidad, respeto de las reglas de juego e introducción de la competencia en el sector”

También existen para la “task force” otras palancas capaces de cimentar una nueva relación transatlántica que incluya a América latina. Se trata principalmente de la educación (cooperación universitaria tendiente a formar élites comunes, apertura de la enseñanza superior latinoamericana al financiamiento gubernamental y empresario, etc) y de la administración común de ciertas externalidades negativas de la economía globalizada. Como la lucha contra la droga y el comercio de armas (especialmente de los EE.UU. hacia América latina) conformarían una problemática plenamente transatlántica.

Con el objeto de organizar el conjunto de este proceso, el informe del Consejo Atlántico sostiene que debería crearse un nuevo marco institucional permanente entre las tres regiones. Cuya vocación sería sustituir a las instituciones existentes (Organización de los Estados Americanos, Cumbre de las Américas entre los EE.UU. y los países latinoamericanos, Cumbre UE. Comunidad de los Estados latinoamericanos y caribeños).

En conclusión como para motivar a los latinoamericanos con este conjunto de perspectivas, los autores proponen acceder a una de sus reivindicaciones geopolíticas: el otorgamiento de un lugar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y el ojo del Consejo Atlántico está puesto en Brasilia…

Notas


2) El ex presidente del Partido Popular (derecha) español fue uno de los que más activamente apoyó la invasión estadounidense de Irak en el 2003 cuando la primera potencia mundial se hallaba presidida por su amigo George W Bush Inevitable hombre influyente en la política y la economía del mundo ibérico, el Sr Aznar es además presidente de la no menos influyente y ultraliberal Fundación para el análisis y los estudios sociales (FAES). Creada en 1989, vinculada al Partido Popular esta institución se ocupa del desarrollo del pensamiento liberal y del fortalecimiento de la influencia de la derecha en el mundo, especialmente en América latina.

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