miércoles, 27 de junio de 2012
El Golpe en Paraguay coincide con objetivos norteamericanos en la región Marín
Por Marin
En abril de 2013 se votará para presidente en Paraguay. Pero las fuerzas conservadoras no querían aguantar nueve meses y dieron ayer un golpe de Estado expréss. Fernando Lugo está pasando sus horas más difíciles. Decir horas no es un lugar común. Fueron horas, porque el jueves 21 la Cámara de Diputados votó por 76 a 1, con tres ausencias, elevar su juicio político del Senado.
Y esa cámara alta, en trámite veloz, le otorgó al aún jefe de Estado dos horas para realizar su defensa, un lapso que un legislador de la oposición, un tanto más piadoso, propuso extender a tres. Y con el acelerador a fondo, lo destituyó en la tarde de ayer [viernes] por 39 votos a favor y cuatro en contra.
Los abogados de Lugo ya habían anticipado que apelarían ante la Corte Suprema. Y luego de producido el golpe dijeron que irán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos porque su cliente no había tenido tiempo para defenderse.
El acusado rechazó el fondo y la forma del asunto, antes del final anunciado. En cuanto al fondo, calificó lo sucedido de golpe de Estado expréss, en declaraciones a Telesur. Y en lo relativo a la forma, denunció que el escaso tiempo otorgado implicaba una vulneración al derecho a la defensa. Ambas cosas lucen como razonables. Dan cuenta de lo desprolijo de esta destitución del presidente elegido en abril de 2008 y que terminaba su mandato en agosto del año próximo, elecciones de por medio en abril de 2013.
Si el ex obispo estaba a poco más de un año de entregar el Palacio López, ¿por qué tanto apuro de sus opositores para echarlo? Puede que esos detractores no estuvieran muy seguros de ganar esos comicios. En la oposición están desde siempre el Partido Colorado, el Liberal, la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (Unace) del ex golpista y ex general Lino Oviedo (supo estar exiliado en la Argentina menemista) y “Patria Querida”, de sectores muy acomodados.
A ellos se sumó, definitivamente esta semana –aunque venía operando de hecho en este frente opositor- el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que en lo formal era parte del gobierno pues su dirigente Federico Franco ocupa la vicepresidencia. Franco era parte destituyente y ahora ocupará el sillón presidencial en lugar del molesto ocupante al que le serruchó el piso desde que asumieron.
Darle dos horas al presidente para que lea los cuatro cargos fundamentales en su contra y prepare su defensa es anticonstitucional, en Asunción y en Sidney. Pero los legisladores ayer mismo votaron la sanción extrema, tras formularles cuatro cargos. 1) Que permitió un acto socialista en un cuartel militar, con banderas del Che Guevara. 2) Que en Ñancuday alentó ocupaciones de tierras de los campesinos, contra latifundistas. 3) Que afectó la inseguridad ciudadana y fracasó en la lucha contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). 4) Que fue responsable de la masacre de Curuguaty, el 15 de junio, cuando la policía atacó una ocupación de tierras con el saldo de 11 labradores y 6 policías muertos.
Acusaciones de derecha
Aquellas cuatro causales de destitución tienen un sesgo conservador. Acusar al presidente de ser un socio de la “Liga Nacional de Carperos” sin tierras y ponerlo como cómplice del EPP, con el que ha habido enfrentamientos con muertos y heridos de ambas partes, tiene un sentido reaccionario.
Las fuerzas oligárquicas extrañan los 61 años del Partido Colorado del ex dictador Alfredo Stroessner (1954-1989). Lamentan que se interrumpiera esa cadena de presidentes paridos por el autoritarismo y la represión asociados a los latifundistas, contrabandistas al por mayor de todo tipo de productos y sustancias prohibidas, al “plan Cóndor” de las dictaduras del Cono Sur, etc.
La pérdida para el Partido Colorado debe haber tenido puntos de contacto con la de sus colegas del PRI de México, que habían durado setenta años en el Palacio de los Pinos.
Esa derecha atrincherada en el Congreso aún luego de 2008 se hizo notar en asuntos clave. Cuando el Senado brasileño a instancias de Lula levantó su veto al ingreso de Venezuela al Mercosur, quedó como barrera infranqueable el Senado paraguayo. Y han transcurrido seis años de la solicitud de ingreso de Hugo Chávez a ese pacto regional sin ser aprobada. ¿Y a quién beneficia este veto a Caracas?
Evidentemente a Estados Unidos, el mayor perseguidor de todo lo que haga el presidente venezolano, sobre todo desde que en noviembre de 2005, junto al argentino Néstor Kirchner, sepultó el ALCA.
Por eso era lógico que Lugo fuera acompañado por los cancilleres de la UNASUR, con quienes se reunió el jueves. La entidad está integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam y Uruguay.
En su política doméstica, Lugo alternaba algunas buenas con unas cuantas malas y regulares. Pero en materia internacional, sus posturas eran acordes a la nueva época que vive Latinoamérica y el Caribe. Por ejemplo, votó reiteradamente en contra del bloqueo norteamericano a Cuba, tuvo una línea solidaria con Ecuador cuando en setiembre de 2010 hubo un intento de golpe de Estado contra Rafael Correa, puso su granito de arena a la fundación de UNASUR y de la CELAC, en 2008 y 2011 respectivamente, etc.
Por esas posturas democráticas, Lugo se ganó el aprecio de sus colegas. El secretario general de la UNASUR, el venezolano Alí Rodríguez, y los cancilleres de ese espacio decidieron en medio de la “Cumbre Río más 20”, en Río de Janeiro, que debían embarcarse de apuro a Asunción. También se explica que la mandataria argentina se comunicara con el acusado y le hiciera llegar su solidaridad personal.
Los miembros del ALBA asumieron la defensa del presidente acribillado en el Senado guaraní. Rafael Correa y Evo Morales advirtieron antes que si lo destituyen habrá que aplicar la Cláusula Democrática. Ahora que se consumó el putsch, la UNASUR deberá discutir cómo sanciona a Paraguay.
Los errores de Lugo
Si la política exterior de Lugo obtiene una buena nota, su gestión local no tiene esa misma calificación. Independientemente de quién haya sido el funcionario que dio la orden de reprimir a los campesinos en Curuguaty, esa fue una masacre. Hubo caídos de los dos bandos, pero sobre todo con sangre campesina derramada. Y eso objetivamente fue un baldón para el gobierno.
Lejos de rectificar esa política, el presidente designó como ministro del Interior a un dirigente colorado como el ex fiscal Rubén Candia. En una nota de Jorge González, difundida por Agencia Amlai, se puntualiza el prontuario de Candia: “fue fiscal general del Estado desde 2005 a 2011 y durante su gestión encabezó miles de operativos de represión contra los sectores sociales, que como saldo podemos mencionar a 21 muertos, 496 imputados y 1622 detenidos en diferentes operativos con trasfondo de conflicto de tierras”.
Cómo será de grave y errónea esa designación, que los mismos que defendieron la continuidad de Lugo pidieron el apartamiento de Candia. Los errores del ex obispo han sido políticos y por supuesto no tuvieron que ver con el hecho de que tuviera dos hijos no reconocidos que después reconoció. Esa falta también fue un desacato al ridículo y cínico “celibato” que por estos días un obispo argentino también desairó en playas mexicanas.
El problema de Lugo fue la inconsistencia en política agraria, un tema clave en Paraguay donde el 2 por ciento de los propietarios tiene el 80 por ciento de las tierras. No puso en marcha ninguna modificación en serio de esa estructura donde priman los gamonales y los políticos ligados al coloradismo que aumentaron sus miles de hectáreas, como el ex senador Blas Riquelme, en cuya estancia de Curuguaty se originó la tragedia del 15/6.
No aplicar medidas a favor de los numerosos campesinos sin tierra, sin créditos, sin semillas, sin maquinaria y sin estructura de comercialización, fue el principal pecado del presidente tambaleante. No fue el único: permitió la continuidad de la base de los marines norteamericanos en la base de Mariscal Estigarribia, del Comando Sur.
Lo notable del caso es que los movimientos campesinos, aún con esa insatisfacción y hasta repudio al presidente por haber sido reprimidos, han demostrado una conciencia política superior a un master o sociólogo. Organizaron marchas en Asunción para repudiar el juicio y la guillotina contra Lugo, porque creen que lo que viene será peor.
Luis Aguayo, de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas (MCNOC); Eulalio López, de la Liga Nacional de Carperos; Belarmino Balbuena, del Movimiento Patriótico Popular; Tomás Zayas Roa, de la Asociación de Agricultores del Alto Paraná, más los militantes de País Solidario, Tekojoja y PC Paraguayo, etc. estuvieron contra la asonada golpista.
Hillary Clinton y Barack Obama oteaban el horizonte con una expectativa totalmente opuesta. Ellos querían que caiga Lugo y el mismo destino imploran para Chávez, Correa y Evo. En lo inmediato, ayer en Asunción lograron su objetivo, pero la resistencia civil continúa y el golpe todavía no está completamente consumado. Todo depende de la movilización popular antigolpista: en Venezuela (2002), Bolivia (2008) y Ecuador (2010) se pudo dar vuelta la tortilla.
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