viernes, 9 de diciembre de 2011
Ya son 16 periodistas asesinados desde el golpe de estado militar
Por Dick Emanuelsson
La conocida periodista Luz Marina Paz Villalobos fue acribillada a las 9.30 a.m. por sicarios en dos motos. También fue asesinado Delmer Canales, su camarógrafo y conductor del vehículo que recibió 20 tiros.
La periodista de 39 años trabajaba en el programa “Tres en la Noticia” y compró espacio durante ocho años en Radio Globo. Hace medio año se cambió y comenzó a transmitir desde la radio Cadena Hondureña de Noticias (CHN). Aunque la tildaban de “cachureca” (Partido Nacional, conservador), desde el mismo día del golpe de estado se declaró antigolpista. Deja dos hijas huérfanas.
Con el asesinato de Luz Marina son 16 los periodistas asesinados desde el golpe de estado, el 28 de junio de 2009.
Hasta este momento no hay pista de los autores del crimen, aunque la policía dejó escapar el rumor que la colega se negaba a pagar el “impuesto de guerra” a los grupos mareros que supuestamente operan en el barrio donde residía la compañera. Pero ese tipo de “filtraciones” no solamente son ligeras y simplistas sino que muchas veces son desvíos en las investigaciones.
La meta es callar a los medios que investigan en la podredumbre de la policía y de las FF.AA. hondureñas.
El asesinato pasa un día después que un vigilante del diario La tribuna fuera gravemente herido cuando desconocidos en un carro sin placas, desde el interior, disparaban al vigilante. Unos días antes fue victima el periodista del mismo diario que había hecho reportajes y investigaciones exhaustivas sobre la corrupción de la policía y los sicarios de esa misma policía que asesinaron al hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Julieta Castellanos y el amigo de su hijo.
La policía pasa por una de su peores crisis y “está totalmente podrida”, según los medios hondureños, incluidos los medios ligados al golpe de estado en Honduras. Han sido relevados medio centenar de policías, varios comisionados y el Congreso Nacional, apoyado por el régimen de Porfirio Lobo, dio en estos días al ejército facultades de policía por 90 días, es decir, un nuevo estado de sitio. La población siente horror en el pequeño país centroamericano frente a la inseguridad total.
La modalidad colombiana policial
Los asesinos de Luz Marina, sicarios en dos motos, utilizaron la modalidad enseñada por policías colombianos. Estos llegaron a Honduras formalmente después que Lobo asumió la presidencia el 27 de enero de 2010. Pero hay fuertes indicios que industriales y terratenientes hondureños ya antes el golpe de estado contrataron paramilitares colombianos.
Los policías colombianos llegaron después que Lobo y Uribe firmaran un acuerdo de mutuo “intercambio de información y cooperación contra el narcotráfico y el terrorismo”, que para Uribe es la oposición política hondureña, “el enemigo interno”. El acuerdo colombo-hondureño fue suscrito el 30 de enero de 2010 durante las tres horas que Uribe permaneciera en la nación centroamericana con un Acuerdo en Blanco donde solo tuvo que poner su firma Porfirio Lobo.
Los policías colombianos llegaron para enseñar a los Comandos Cobras, grupos de policías antiterrorista y antimotines que son ellos que han reprimido salvajemente a la población en resistencia en contra del golpe de estado. Orgullosamente transmitió, uno de los canales golpistas, un reportaje donde se mostraba como los Cobras hondureños fueron entrenados por sus colegas colombianos y como, desde las motos, actuaron disparando a sus “objetivos”, dizque para “combatir el crimen organizado”. Es la misma modalidad que fue asesinada la periodista Luz marina Paz, esta mañana por los sicarios en dos motos.
Desde que llegaron, tanto los policías como las Fuerzas Especiales del Ejército Colombiano (GAULA), que operan libremente en Honduras, las acciones del crimen organizado y el homicidio han aumentado dramáticamente. La tasa de homicidio es una de la más altas del mundo; 82,5 por cada cien mil habitantes.
Paralelamente con el acuerdo colombo-hondureño, el Departamento de Estado y el Pentágono han triplicado su apoyo a la policía y las Fuerzas Armadas hondureñas desde el golpe de estado. Nuevas bases militares, nuevos camiones, nuevas armas que huelen todavía pintura, vehículos y toda una logística de millones de dólares fueron entregados apenas un año después del golpe de estado por Estados Unidos. Vastas regiones del país fueron militarizadas antes que el ejército reciba facultades policiales, donde puede hacer allanamientos y redadas como si estuviéramos de nuevo en un pleno golpe militar.
En la mira estamos los periodistas, los militantes del Frente Nacional de Resistencia Popular y cualquier persona que se atreva a cuestionar al Poder Fáctico en Honduras.
Desde el golpe de estado han sido asesinados 16 periodistas. Esto ya que se puede comparar con México y Pakistán que cuentan con 14 periodistas asesinados, y eso se da en países con 114 y de 170 millones habitantes, respectivamente, comparándolo a los ocho millones de personas en Honduras, lo cual convierte este país en uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
La conocida periodista Luz Marina Paz Villalobos fue acribillada a las 9.30 a.m. por sicarios en dos motos. También fue asesinado Delmer Canales, su camarógrafo y conductor del vehículo que recibió 20 tiros.
La periodista de 39 años trabajaba en el programa “Tres en la Noticia” y compró espacio durante ocho años en Radio Globo. Hace medio año se cambió y comenzó a transmitir desde la radio Cadena Hondureña de Noticias (CHN). Aunque la tildaban de “cachureca” (Partido Nacional, conservador), desde el mismo día del golpe de estado se declaró antigolpista. Deja dos hijas huérfanas.
Con el asesinato de Luz Marina son 16 los periodistas asesinados desde el golpe de estado, el 28 de junio de 2009.
Hasta este momento no hay pista de los autores del crimen, aunque la policía dejó escapar el rumor que la colega se negaba a pagar el “impuesto de guerra” a los grupos mareros que supuestamente operan en el barrio donde residía la compañera. Pero ese tipo de “filtraciones” no solamente son ligeras y simplistas sino que muchas veces son desvíos en las investigaciones.
La meta es callar a los medios que investigan en la podredumbre de la policía y de las FF.AA. hondureñas.
El asesinato pasa un día después que un vigilante del diario La tribuna fuera gravemente herido cuando desconocidos en un carro sin placas, desde el interior, disparaban al vigilante. Unos días antes fue victima el periodista del mismo diario que había hecho reportajes y investigaciones exhaustivas sobre la corrupción de la policía y los sicarios de esa misma policía que asesinaron al hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Julieta Castellanos y el amigo de su hijo.
La policía pasa por una de su peores crisis y “está totalmente podrida”, según los medios hondureños, incluidos los medios ligados al golpe de estado en Honduras. Han sido relevados medio centenar de policías, varios comisionados y el Congreso Nacional, apoyado por el régimen de Porfirio Lobo, dio en estos días al ejército facultades de policía por 90 días, es decir, un nuevo estado de sitio. La población siente horror en el pequeño país centroamericano frente a la inseguridad total.
La modalidad colombiana policial
Los asesinos de Luz Marina, sicarios en dos motos, utilizaron la modalidad enseñada por policías colombianos. Estos llegaron a Honduras formalmente después que Lobo asumió la presidencia el 27 de enero de 2010. Pero hay fuertes indicios que industriales y terratenientes hondureños ya antes el golpe de estado contrataron paramilitares colombianos.
Los policías colombianos llegaron después que Lobo y Uribe firmaran un acuerdo de mutuo “intercambio de información y cooperación contra el narcotráfico y el terrorismo”, que para Uribe es la oposición política hondureña, “el enemigo interno”. El acuerdo colombo-hondureño fue suscrito el 30 de enero de 2010 durante las tres horas que Uribe permaneciera en la nación centroamericana con un Acuerdo en Blanco donde solo tuvo que poner su firma Porfirio Lobo.
Los policías colombianos llegaron para enseñar a los Comandos Cobras, grupos de policías antiterrorista y antimotines que son ellos que han reprimido salvajemente a la población en resistencia en contra del golpe de estado. Orgullosamente transmitió, uno de los canales golpistas, un reportaje donde se mostraba como los Cobras hondureños fueron entrenados por sus colegas colombianos y como, desde las motos, actuaron disparando a sus “objetivos”, dizque para “combatir el crimen organizado”. Es la misma modalidad que fue asesinada la periodista Luz marina Paz, esta mañana por los sicarios en dos motos.
Desde que llegaron, tanto los policías como las Fuerzas Especiales del Ejército Colombiano (GAULA), que operan libremente en Honduras, las acciones del crimen organizado y el homicidio han aumentado dramáticamente. La tasa de homicidio es una de la más altas del mundo; 82,5 por cada cien mil habitantes.
Paralelamente con el acuerdo colombo-hondureño, el Departamento de Estado y el Pentágono han triplicado su apoyo a la policía y las Fuerzas Armadas hondureñas desde el golpe de estado. Nuevas bases militares, nuevos camiones, nuevas armas que huelen todavía pintura, vehículos y toda una logística de millones de dólares fueron entregados apenas un año después del golpe de estado por Estados Unidos. Vastas regiones del país fueron militarizadas antes que el ejército reciba facultades policiales, donde puede hacer allanamientos y redadas como si estuviéramos de nuevo en un pleno golpe militar.
En la mira estamos los periodistas, los militantes del Frente Nacional de Resistencia Popular y cualquier persona que se atreva a cuestionar al Poder Fáctico en Honduras.
Desde el golpe de estado han sido asesinados 16 periodistas. Esto ya que se puede comparar con México y Pakistán que cuentan con 14 periodistas asesinados, y eso se da en países con 114 y de 170 millones habitantes, respectivamente, comparándolo a los ocho millones de personas en Honduras, lo cual convierte este país en uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.
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