Honduras ha recibido la Presidencia del SICA pro-Tempore en la XXXVII Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, en San Salvador, bajo el signo del desastre climático y ambiental que abarca a toda la región centroamericana.
Honduras, asimismo, es el tercer país del mundo más vulnerable, después de Bangladesh y Birmania. También es el país con mayor índice de homicidios en escala planetaria y uno de los países más afectados de inseguridad y corrupción.
Eso nos indica que la vulnerabilidad de Honduras es, sin duda, pasmosamente integral, con su institucionalidad pública colapsada, con índices angustiantes de pobreza e indigencia y con una sociedad confundida, en estado de indefensión y sin liderazgo.
Es en esas condiciones que el presidente Lobo Sosa ha recibido el traspaso de la Presidencia pro-Tempore del Sistema de la Integración Centroamericana, de manos del presidente Funes, de El Salvador, y justo después de que nuestro país estuvo marginado del club regional a consecuencia del golpe de Estado militar 28-J de 2009.
Los presidentes y jefes de gobierno del SICA han reconocido, en la reciente reunión en la capital cuscatleca, que la creciente vulnerabilidad de la región “plantea impostergables retos y determina especial atención” en las áreas de desastre.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) calcula, al respecto, que se requieren 4,200 millones de dólares para atender el proceso de rehabilitación y reconstrucción, no obstante que las pérdidas ocasionadas por el temporal de lluvias en América Central —que duplican las del Mitch— alcanzan los 2,000 millones de dólares.
Como a Honduras le corresponde ahora conducir el proceso de rehabilitación y reconstrucción a nivel regional, lo cual exige una diplomacia consumada para conseguir el financiamiento que demanda la catástrofe climática y ambiental centroamericana, nos preguntamos cómo habrá de emprenderse ese objetivo.
Conforme al planteamiento del SICA, los retos más formidables que hoy día enfrenta la región son el elevado riesgo de sufrir desastres por impacto de fenómenos naturales y el problema de la violencia y el crimen organizado, incluyendo el narcotráfico.
Honduras, estamos advertidos, es el más frágil en estos dos sentidos, y el Triángulo del Norte (Guatemala-El Salvador-Honduras) comparte la situación sobre todo en lo relacionado con la violencia y la criminalidad.
A simple vista, parece sumamente difícil enfrentar estos retos, tomando en cuenta la crisis económica y financiera global que reduce el apoyo de los países donantes y de los organismos multilaterales, por una parte, y, asimismo, dificulta la atención a los reclamos crecientes de justicia social y democracia participativa.
Cabe, entonces, reflexionar sobre este planteamiento del SICA, que de alguna manera también presenta excusas para la aplicación de modelos políticos autoritarios, como se está viendo por lo menos en Guatemala y Honduras. O sea que, al descuido, este chubasco centroamericano puede ser lluvia sobre mojado.
Diciembre 19, 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario